Redacción
La alimentación siempre es importante, pero lo es doblemente cuando se está embarazada, puesto que al cuerpo de la madre se le suma el de la pequeña criatura que lleva en la panza y que tiene que desarrollarse.
Es por eso que numerosos estudios que se han realizado a lo largo del tiempo han comprobado que existe una relación entre la alimentación materna durante el embarazo y la salud y el crecimiento del niño.
Como en todas las dietas, la clave para una buena alimentación es que sea muy variada, lo que significa que tenga cinco grupos alimentarios básicos, tales como frutas, verduras, lácteos y carnes. Si existiera una falta de alguno de estos, produciría una carencia de algún nutriente o proteína necesaria para el correcto desarrollo del pequeño.
Pero acá vale una aclaración: por más que sean dos personas las que hay que alimentar, esto no significa que se tenga que comer por partida doble, sino llevar una dieta más balanceada a la hora de las comidas.
Durante el primer trimestre de gestación solo es necesario subir la cantidad de calorías a 300 más de las que regularmente se consumían. En este período el aumento de peso de la madre debe estar entre 1,4 y 1,8 kilos. En tanto, en el transcurso de toda la gestación el peso promedio a subir son entre 12 y 16 kilos (esto varía según la necesidad de cada mujer).
Es necesario controlar el peso de la madre, puesto que pueden traer consecuencias graves ya sea a la hora del parto como durante el desarrollo intrauterino del niño.
Fuente: Maternales