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Colas y cometas

Tenso el hilo entre los dedos. Liviana mano, compañera del viento, pequeño baile para subir aún más; hasta quedarse con el deseo de tener entre los dedos un hilo infinito. ¡Levántate cometa! disfruta de la libertad que muchas veces nos falta. 
 
Mes de cometas, agosto nos trae el viento y un gran deseo de libertad. Todos tendrían que tomar un tiempo para levantar cometas en el cielo. A veces, los adultos, se sienten huidizos en hacer volar cometas. En general los niños colaboran muy bien para sobrepasar el bloqueo de cualquier vergüenza. En este caso ellos no dejan solo alguien que quiere hacer volar cometas. Hasta las cometas junto a los niños se sienten mejor. Ellos saben. Llaman y dicen: “amigo” junta esto a la cola, la cometa va estar estable. Juntan un pedazo de cuerda más a la cola y ya…. mejor. También los adultos, todavía, son sensibles a la presencia de cometas. Puede ser que no se quedan jugando, pero aconsejan, miran, opinan: la cometa es un bien común. 
 
En el pequeño parque una mujer comunica al adulto (con cometa), que a una muchacha le gustaría disfrutar de unos “tabacos” y pide se esto va molestar. Bueno – contestando – es que no se siente el olor de la marihuana y que desafortunadamente también los niños ya conocen el tema de los olores y “tabacos”. A veces la respuestas con contenidos socialmente relevante salen complejas. mejor decir: “Tranquila. No hay problema”. Se acercan a la muchacha unos militares: parece que también para ellos no es un problema el humo de los tabacos. Un parquesito, en una tarde con viento, no es un buen lugar para hacer algo en escondido. Al final uno se entera que hacer volar una cometa favorece  la libertad mucho más que consumar substancias que generan adicción.
 
Hay que tener paciencia con las cometas. Lindo es tener compañeros de vuelo, pero es tan fácil que los hilos se crucen y no hay cola larga que solucione, en este caso, la caída de ambas cometas. Juntos se comparte también el paciente desenredo de los hilos. Hasta una nueva libertad, en el vuelo. 
Se dañan y se reparan, las cometas, aprendiendo el porque sí o el porque no de un exitoso vuelo. Se puede aprender mucho desde una cometa, recibiendo un sentido de libertad y de paz que muchas veces nos falta. 
 
Habría querido escribir en este texto algo del proceso de paz, de los encuentros en la Habana, de la injusticia de estado que generó (y que sigue generando) el conflicto, de los daños que hacen al pueblo unos atentados supuestamente revolucionarios… pero he tenido en mis manos el hilo de una cometa y me perdí en un pedazo del cielo de Buenaventura: más arriba del puerto comercial que nos hace daño, más allá de la drogadicción y de los militares… mirando al cielo, donde las cometas de agosto nos representan. 
 
 

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