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El Duelo de las madres de los desaparecidos en Buenaventura

Lo último que María Cruz Riascos supo de su hijo Julio Hurtado, según le contaron unos vecinos del barrio Las Palmas en Buenaventura, es que hace 14 días lo vieron pasar gritando, pidiendo auxilio, arrastrado por unos hombres hacia un matorral.

También se enteró, por una comadre que vive en el sector, que a la media hora salieron los mismos hombres y que uno de ellos llevaba la camisa con manchas de sangre, mientras, el otro traía una pequeña motosierra envuelta en unos trapos. Casos como el de Julio, son una cruda realidad en el Puerto. donde el fenómeno habría afectado a cerca de mil familias, desde el año 2000.

Según el Personero, Álvaro Martán Abonce, entre el año 2004 y mediados de este año la cifra podría alcanzar las 600 personas, en su mayoría jóvenes y pescadores.

Lo cierto es que este año, según cifras oficiales, el número de personas desaparecidas es de 31. Aunque la Fiscalía cree que la cifra es mucho mayor debido a que la gente no denuncia por miedo a las represalias.

De hecho las madres y familiares que cada 15 días acuden a las jornadas en la plazoleta del Centro Administrativo Distrital para reclamar por los desaparecidos, según las ONG que organizan estos plantones, han comenzado a disminuir en los últimos meses.

“La gente tiene miedo por lo que esta pasando en los barrios, prefieren guardarse su dolor y callar”, dijo una vocera de Mujeres Entretejiendo Voces por los y las Desaparecidos.

Por su parte, el obispo del puerto, Monseñor Héctor Epalza, ha dicho que los desaparecidos son una tragedia para la sociedad bonaverense.

La Iglesia en Buenaventura, incluso, ha denunciado la existencia de casas de pique. Este año han sido encontrados tres cuerpos desmembrados.

“Sea cual sea el número de desaparecidos, esto nos tiene que doler, la autoridad competente tiene que ser más diligente con el dolor de estas madres que asisten cada día al parque con las fotos de sus seres desaparecidos, buscando mantener viva la llama de la esperanza”, precisó el alto prelado que este viernes presidirá una homilía en la plazoleta adyacente a la alcaldía a las 10:00 a.m..

Epalza dijo que esta situación es uno de los dramas más impresionantes de Buenaventura. “La desaparición forzosa en Buenaventura refleja el drama de muchas familias que lloran y esperan cada día a esos hijos, esposos o hermanos”, dijo.

Es el dolor que siente Nora Caicedo Castro. Para ella el día de las madres será inolvidable, porque fue precisamente para esa fecha cuando su hijo Alejandro Góngora, de 18 años, desapareció.

El menor de los tres hijos de Nora salió de su vivienda a las 7:00 p.m. para comprar el pan para el desayuno y jamás regreso. Los hechos se registraron en el barrio Dona Ceci, muy cerca al sector de Gamboa.

El País

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