in

El error de querer cambiar al otro

 

El error de querer cambiar al otro | Noticias de Buenaventura, Colombia y el Mundo

 

 

Querer corregir ciertos aspectos de la personalidad de nuestra pareja es un error en el que todos alguna vez hemos caído. En la pareja es muy importante que ambos conserven su propia personalidad, pero también es necesario que ninguno intente cambiar al otro. Deben aceptarlo con sus cualidades y sus defectos.

1. ¿Cambiamos al iniciar una relación?
2. ¿Por qué deseamos cambiar a nuestra pareja?
3. Ser tolerantes con sus defectos

1. ¿Cambiamos al iniciar una relación?

Adaptarse forma parte de la relación, pero intentar cambiar al otro tiene sus límites.

Al comienzo de una relación todos tendemos a adaptarnos a nuestra pareja, cambiamos algunos aspectos de nuestro carácter y modificamos parte de nuestros comportamientos para hacer más agradable y fácil la relación.

Tratar de adaptarse el uno al otro forma parte de la propia relación, ya que no somos iguales ni tenemos exactamente las mismas aficiones, objetivos, inquietudes… Para lograr una buena relación tendremos que ceder y renunciar con frecuencia a los propios deseos.

Normalmente siempre aprendemos algo de las cualidades de nuestra pareja y de su forma de ser y actuar, lo que nos motiva a esforzarnos para hacer las cosas de forma distinta.

Cada persona nos aporta cosas diferentes. De todas podemos aprender y todas pueden inspirarnos a cambiar algo en nosotros para superarnos o mejorar, especialmente aquellas personas por quienes nos sentimos atraídos o enamorados. Poseen mayor influencia sobre nosotros, puesto que las valoramos más y le damos más importancia a todo aquello que hacen o dicen.

Son cambios positivos, que se producen de manera voluntaria y espontánea, ya que es una forma de evolucionar.

El problema surge cuando es la otra persona quien espera de nosotros esos cambios e intenta influir para que éstos se produzcan.

2. ¿Por qué deseamos cambiar a nuestra pareja?

Hay quienes constantemente desean cambiar cosas de su pareja, critican esto o aquello y siempre sugieren qué debería hacer o cómo debería comportarse. En casos extremos, se trata de personas poco tolerantes y autoritarias que pretenden coartar la libertad del otro porque su conducta no se ajusta a su criterio o personas excesivamente maniáticas, que no pueden controlar sus impulsos de estar constantemente corrigiendo aquello que les molesta.

En muchas ocasiones, este intento se produce porque en la fase del enamoramiento no percibimos los defectos de la pareja o no le damos importancia. El enamoramiento nos produce un efecto transitorio en el que no vemos los defectos ajenos. Es con el paso del tiempo cuando empezamos a observar los defectos, manías y costumbres de nuestra pareja. Tendremos que aceptarlos y asumir que hay cosas que no se pueden cambiar.

Sin embargo, este deseo de querer cambiar algún aspecto de nuestra pareja se produce en casi todas las parejas: formas de vestir, palabras que no deben decir, codazos disimulados y pataditas por debajo de la mesa…

Algunos lo aceptan de buen grado, pero muchos se sienten obligados, porque en caso contrario tendrán que enfrentarse a caras largas y a algún que otro enfado.

Distinto sería tratar de corregir determinados comportamientos que podrían estar perjudicando a nuestra pareja, como por ejemplo hacerle ver que está siendo imprudente o indiscreta, o que su falta de organización está perjudicando a quienes trabajan o conviven con ella. O intentar que tenga las mismas aficiones que nosotros para compartir momentos de ocio juntos, etc. Esta sería una actitud positiva.

Tenemos que tener en cuenta que cuando intentamos cambiar a nuestra pareja y estamos continuamente corrigiéndola o resaltándole sus defectos, podemos dañar su autoestima o hacerle sentir como un auténtico desastre lleno de defectos. Cuando nos comportamos así, puede convertirse en un suplicio para ella y es muy probable que pierda el interés por estar con nosotros.

Es muy importante que la aceptemos como es, con sus defectos, manías?no podemos empeñarnos en que deje de hacer tal cosa o haga esta otra porque a nosotros nos guste más ni pretender que sea de una forma determinada ni que se comporte de acuerdo a nuestro criterio.

Si todo lo que hace nuestra pareja nos molesta, probablemente el problema no está en ella sino en uno mismo, tal vez ya no estemos enamorados de ella o nos estamos cansando de esa relación.

3. Ser tolerantes con sus defectos

Al principio una relación vemos los defectillos o manías como algo gracioso y peculiar de nuestra pareja, pero con el paso del tiempo nos ponen de los nervios y no podemos aguantarlos, aquello que antes nos parecía gracioso ahora nos resulta insoportable.

Con el tiempo nos volvemos más intolerantes con los defectos de nuestra pareja y deseamos que los corrija. Si algo nos molesta mucho debemos decírselo pero con tacto y respeto. No podemos obsesionarnos con sus comportamientos. Estar constantemente corrigiéndole nos convertiría en una persona insoportable.

Aunque se trate de auténticos defectos que sería aconsejable corregir, nadie puede exigirle que los modifique, sería mejor sugerirlo o ayudarle con paciencia a corregirlos siempre y cuando, así lo desee ella. Nadie puede forzar a otro a cambiar.

Cuando insistimos en exceso o lo intentamos de malas formas, podemos hacer que se sienta atacada y obligada a comportarse según nuestro modo de verlo, sin que ella lo comparta o simplemente lo desee. No podemos estar continuamente resaltando los defectos de los demás.

Debemos ser conscientes de las limitaciones y posibilidades de nuestra pareja, aceptar aquellos defectos que no puede superar y no esperar por encima de sus posibilidades. Tenemos que renunciar a la idea de modificar aquello que no nos gusta de ella, porque no depende de nosotros, no somos quien para juzgar sus actitudes o comportamientos.

Es importante darnos cuenta de que nosotros también tenemos defectos o manías que pueden molestar al otro y que, probablemente, nos esté aguantando sin decir nada.

Deja una respuesta

“Somos demasiado lentos”, se quejó un molesto Michael Schumacher

Santos se reunió con el rey Juan Carlos de España