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Escándalo de pederastia en Tolima

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Mientras la Iglesia católica hace acto de contrición en Portugal por el escándalo de pederastia que la sacude desde hace dos meses y el máximo jerarca de esa religión sorprende al mundo con que los abusos de sacerdotes contra niños estaban entre las predicciones de la Virgen de Fátima, el clero colombiano vive su propio viacrucis con la captura del sacerdote Luis Enrique Duque, condenado desde agosto de 2008 a 18 años y 4 meses de prisión por acceso carnal abusivo en menor de edad.

El sacerdote fue detenido el fin de semana por miembros de la Sijín, en Santuario, Antioquia, y trasladado a la cárcel de Bellavista justo cuando los habitantes de Líbano, Tolima, intentaban tomarse las instalaciones de la iglesia en la que éste oficiaba misa hasta hace pocas semanas, cuando se dio a la fuga.

Duque fue procesado en 2007, cuando Juan Pérez*, un campesino desplazado que llegó a Líbano con su esposa y seis hijos menores de edad, denunció que los dos mayores (de seis y ocho años) fueron abusados por el clérigo, quien los había acogido en la Parroquia de San Antonio por recomendación del alcalde de la época, Laurentino Malagón.

El sacerdote tenía fama de ayudar a los niños pobres y enseñarles artes, pero —según dijeron los menores a las autoridades— terminó abusándolos, tapándoles la boca con cinta gruesa para que no gritaran y dándoles 2 mil pesos para que no contaran. Al cabo de tres semanas de maltrato, los niños contaron lo que ocurría y su padre acudió a la Fiscalía 42 seccional, el 4 de junio de 2007, para entablar la demanda. Según la valoración médica, los menores presentaban lesiones en el ano y desgarro en los genitales. No tienen control de esfínteres y padecen de traumas sicológicos. Para el director del hospital regional del Líbano, Diego Padilla, “casi tres años después del evento, se determina que uno tiene valoración pendiente por sicología y el segundo tiene pendiente su cirugía por parte de urología, porque presenta una fimosis (formación de un anillo alrededor del pene)”.

El obispo de la Diócesis del Líbano, monseñor Miguel Gómez, le dijo a este diario que rechaza este tipo de actuaciones por parte de algunos sacerdotes. Sin embargo, rehusó referirse específicamente al caso de Duque. “La Iglesia no me ha respondido por nada. Lo único que dice monseñor Gómez es que ni él ni la Iglesia tienen nada que ver en eso”, se quejó el padre de los muchachos, quien ya entabló demanda contra la Diócesis. Su apoderado es el abogado David Martínez, quien indica que en todo Estado de Derecho la Iglesia debe responder por las actuaciones de su personal y que eso no se ha visto en este caso. Con El Espectador

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