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Hoy, concierto de Yuri Buenaventura en la plazoleta «Jairo Varela» en Cali

Pasó su infancia entre peces de colores, tortugas marinas, serpientes y la danza de las ballenas jorobadas cuando llegan al Pacífico en septiembre para aparearse. Llenó su memoria con amaneceres sobre el Puerto de Buenaventura y educó su oído escuchando la salsa neoyorquina de la Fania y la canción social de la chilena Violeta Parra.

Hoy por hoy, a sus 47 años, Yuri Buenaventura conserva sus recuerdos intactos para llevarlos a cada lugar en el que canta, escenarios donde demuestra que la salsa caleña es la identidad que corre por sus venas.

Este artista es hoy uno de los salseros más conocidos de Francia, y aunque en Colombia muchos no sepan de su música, se declara un representante de los sonidos de su tierra.

Buenaventura, hijo de un cura jesuita y de una monja de claustro que escaparon al Pacífico para poder estar juntos, habló con El País para hablar sobre su nuevo proyecto musical, su vida y el concierto que brindará hoy, desde las 8:00 p.m., en la Plazoleta Jairo Varela en el marco del evento Bailá en Cali, donde estará en escena con Hugo Candelario.

¿Qué tendremos en el concierto de Bailá Cali?

Después del 3 a 0 que le vamos a meter a Chile, en la Plazoleta estará mi corazón, amor y musicalidad. Para mí estar en la ciudad es un compromiso muy grande, ya que como bonaverense tengo que hacerle sentir a la gente de mi región del Pacífico colombiano el amor a Cali. Además, estar en escena con Hugo Candelario es como un encuentro que representa un trabajo, una misión de la construcción de lo que es ser caleño desde el Pacífico.

¿Cuál es el ingrediente secreto que hace a la salsa caleña diferente de las demás?

La salsa caleña tiene un gran ingrediente que es el pensamiento y sentir del caleño. De pronto la gente que está aquí no lo ve, pero cuando uno está afuera se da cuenta de que el caleño es positivo y entrador.

Yo no sé a Cali qué le pasa que no se ve así. Le falta reconocerse y quererse. La gente caleña es preciosa. Por eso, los artistas que estamos afuera buscamos defender eso.

Una vez un periodista francés me dijo en directo para 68 países: “Colombia en dos palabras: droga y miseria”. A lo que le respondí: Primero, voy a hablarle de la miseria. Nací en Buenaventura, el patio de mi casa es cuarto en diversidad en la escala planetaria, y yo jugaba con camarones, tortugas, peces, culebras y estoy seguro de que sus juguetes eran de plástico; la piscina de mi casa son manglares y llegan hasta China y atrás de mi casa las ballenas dan a luz. Eso por el lado de la miseria, ahora le voy a hablar de la droga. Ustedes consumen droga aquí y eso genera un mercado, nosotros somos co-responsables de ese mercado, pero sí le pido respeto a nombre de mi país, porque mientras ustedes la pagan con plata, nosotros pagamos la factura con muertos. Y yo vine a hablar de música. Siempre hay que defender este país. Hoy Colombia ya no es conocida por la droga, sino por la salsa…. la salsa caleña.

¿Por qué cree que su música ha tenido más reconocimiento en otros lugares. Hay que irse lejos para triunfar?

Cali en el mundo es una identidad, quizá es por eso. El trabajo para la ciudad es cuidar más su identidad salsera.

¿A propósito, cómo fue su vida bohemia en París?

No hay nada más bohemio que vivir en la calle tres años. Fui prácticamente indigente de los 21 años a los 23, cantaba en el metro, dormía en la calle. Nunca robé, ni estuve en la droga. (Tocó madera). Eso pasó porque estaba muy cansado y recién llegado a Francia, no tenía cómo pagarme un apartamento y me quedé solo. Salí de eso gracias al recuerdo de mi madre y mi familia.

En Colombia participó en varios ‘realities’, ¿volvería a estar en uno de ellos?

¡Qué pena! No volvería a participar en eso. Fue muy doloroso, lloraba en todos los programas.

¿Por qué aceptó hacer la banda sonora de la novela de Pablo Escobar?

Cuando estaba cantando y viviendo en la calle, fui al consulado a pedir permiso para que me dejaran cantar. Para hacerlo tuve que pedirle permiso a la viuda de Rodrigo Lara (asesinado por Pablo Escobar), Nancy Restrepo de Lara, quien para ese tiempo era la cónsul. Ella me dio el permiso y me brindó mucho cariño. Por eso, cuando Juana Uribe me llamó para hacer la música de la novela, yo no pensé en Pablo, sino en ella. Por eso la canción dice: “No me dejes más, se podrá olvidar, se podrá olvidar..”.

El País

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