El dictador libio dejó en claro que resistirá hasta el final. Habló como si su gobierno fuese objeto de una agresión extranjera y no de un levantamiento interno. En un incendiario discurso, dijo que los jóvenes opositores "están drogados y se mueven por dinero" y llamó a sus seguidores a tomar las calles. Agitó el fantasma del Islam y arremetió contra EEUU