Redacción
Más de mil estudiantes de 50 países se reunieron en San José de California (EE.UU.) para participar en la exhibición de proyectos de ciencia e ingeniería más grande del mundo.
La alegría del deber cumplido se refleja en el rostro de los más de mil estudiantes que cursan entre los grados noveno y 12 y que obtuvieron un cupo para participar en la Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería para Bachilleres (ISEF) más grande del mundo. Después de un año, en muchos casos incluso hasta dos, de arduo trabajo, varias noches en vela y mucha constancia y sacrificio, por fin lograron esta semana que un grupo de prestigiosos investigadores, docentes universitarios y científicos conocieran hasta dónde son capaces de llegar su ingenio y su creatividad.
Todos los años, desde hace más de 30, en alguna ciudad de Estados Unidos, la compañía Intel reúne a los autores de los proyectos más ingeniosos, elaborados y descrestantes que hayan concursado para formar parte de este prestigioso evento y que tienen que estar relacionados con algún área del conocimiento como las matemáticas, la microbiología, la computación, la biología, la física, la química, las ciencias de la salud, etc.
Durante siete días las diferencias sociales y culturales se dejan a un lado. En medio del nerviosismo que genera el lograr impresionar a los jurados para obtener una de las becas de educación superior que ofrece Intel a los ganadores y que en total suman cuatro millones de dólares, los estudiantes, provenientes de países como China, India, Pakistán, Brasil, Chile, Argentina, Malasia, Corea y EE.UU., buscan divertirse aprendiendo de la genialidad del otro.
Aquí la inteligencia se respira en el aire, no hay tiempo para conversaciones triviales. En los pasillos se escuchan charlas sobre fractales, energía nuclear, inteligencia artificial, moléculas y computación, entre otros temas. Además del increíble espectáculo que es ver materializadas las ideas de cada uno de estos adolescentes en sus respectivos estands.
Un televisor inteligente que se apaga cuando los niños se acercan mucho a la pantalla, una silla de ruedas que sube escaleras, un robot diseñado para armar un cubo de rubik, una alternativa para sacar biodiésel de las flores de girasol, maletas con chips que le avisan a su dueño cuando se las están robando, un acelerador de partículas miniatura y una fórmula física que explica por qué la galaxia en la que está la Tierra tiene forma de espiral, son algunos de los inventos más llamativos de esta feria, en la que se demuestra que el ocio de estos jóvenes es investigar con miras a desarrollar ideas que mejoren la forma como habitamos el mundo y faciliten la vida del hombre sin perjudicar al medio ambiente.
Wendy Hawkins, directora de la Fundación Intel, cuenta que esta iniciativa nació luego de que se conocieran los resultados de un estudio, realizado con el apoyo de las universidades más grandes de Estados Unidos, según los cuales los jóvenes que se graduaban del colegio cada vez se interesaban menos por estudiar carreras relacionadas con las ciencias exactas, los números o la investigación. Había un desencanto hacia las profesiones científicas, que rápidamente se fue extendiendo por todos los países.
Pablo Patiño, director de la Feria de Ciencias de Medellín y quien acompañó a la delegación colombiana que este año participó en ISEF, asegura que el gran problema es la deficiente formación en ciencias básicas que están recibiendo los estudiantes en el colegio. Sin embargo, está convencido de que este tipo de iniciativas son muy favorables para promover la investigación entre los jóvenes y demostrarles que sus ideas pueden hacerse realidad y de alguna forma contribuir al desarrollo de la ciencia.
Prueba de ello es la presencia en la feria de Alejandra Álvarez, una paisa de 18 años nacida en la Comuna 16 de Medellín quien a raíz de su amor por las aves diseñó un proyecto de investigación que la hizo merecedora de concursar en este evento internacional. Álvarez estudió durante casi dos años el comportamiento de unos pájaros del barrio conocidos como aves de Belén y descubrió 40 especies diferentes. Mediante este hallazgo, cuenta, busca concientizar a sus vecinos de la importancia de cuidar la biodiversidad del lugar en el que habitan.
Su mamá no podía creerlo cuando en enero de este año le dio la noticia de que viajaba a Estados Unidos. “Sabía que no sería fácil concursar, porque no hablo inglés, pero mi familia me apoyó mucho y aquí estoy”, dice con orgullo. El resto de la delegación colombiana está conformada por otras tres paisas: Laura Muñoz, Wendy Valencia y Alejandra Aristizábal. Su papel en la feria fue bastante aplaudido por los asistentes, quienes no pudieron ocultar su admiración por los proyectos.
Después de una maratónica jornada, en la que también hubo tiempo para disfrutar de un par de noches de música y baile, los más de mil estudiantes que llenaron las calles de San José de California durante siete días regresan hoy a casa. Aunque no todos fueron premiados, el entusiasmo es generalizado. Sólo el haber conseguido participar de esta feria, a la que todos los años aspiran a ser elegidos cerca de un millón de jóvenes, es motivo de orgullo para ellos, sus familias y sus países.
Talento 100% colombiano
La delegación que representó a nuestro país en la Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería, organizada por Intel, estuvo integrada por Alejandra Álvarez, Laura Muñoz, Wendy Valencia y Alejandra Aristizábal, todas estudiantes de once grado de diferentes colegios de Medellín. Uno de los proyectos de investigación más destacados consistía en un estudio mediante el cual demostraron la factibilidad de utilizar tres tipos de mariquitas para controlar las plagas de los cultivos de rosas, cítricos y laureles, y de esta forma eliminar los productos químicos que tanto daño le hacen al ambiente. Una iniciativa que esperan logre cautivar la atención de otros países.