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Los soldados mexicanos desertan en masa

Los soldados mexicanos desertan en masa

En los últimos seis años, los mismos que Felipe Calderón lleva en el poder, se retiraron más de 44 mil militares. Si se suman los del período del ex mandatarioVicente Fox, las bajas superan las 133 mil

 

La deserción es un delito y, por lo tanto, todos estos soldados tienen procesos abiertos en México. Así lo informó el propio presidente del país, Felipe Calderón, personalmente a los senadores, sobre estas cifras,

 

"Se puede entender la deserción como un acto deliberado de abandono de la responsabilidad y, por lo tanto, un delito en términos de las leyes aplicables; mientras que la baja tiene que ver con razones normales en la legislación correspondiente (muerte, retiro por antigüedad o bajo rendimiento)", afirmó. Y agregó que "los casos de deserción implican un delito y por lo tanto una acción por parte de la justicia militar para desarrollar el proceso correspondiente y una vez concretadas las sentencias al respecto, podrían determinarse las situaciones o circunstancias que originaron el acto de deserción".

 

Es que el fenómeno se expande en México. Si bien en los últimos seis años la cifra fue menor a la del gobierno de Vicente Fox, la práctica se ha vuelto común. La mayoría de ellos pasan a engrosas las filas del crimen organizado. Se trata de hombre altamente preparados para el combate, muchos de ellos soldados de élite, que ahora "prestan sus servicios" a los sanguinarios cárteles de droga.

 

Según difundió Excelsior, durante los dos últimos 12 años las fuerzas militares registraron 133.121 deserciones, de las cuales 44.200 se suscitaron en el Gobierno de Calderón y 88. 931, en el Gobierno de Vicente Fox. El mayor nivel de deserción se registró en el Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, con 120.288 uniformados que cometieron el delito de abandonar sus funciones militares.

 

El fenómeno se replica entre los agentes de policía. En dos años se triplicaron las renuncias. El último dato estadístico cifró en 6.367 las dimisiones. Entre 2007 y 2009, por cada 10 ingresos, ocho efectivos salieron de la institución. La renuncia, salida voluntaria o baja de los agentes coincide con la campaña del Gobierno de Calderón en la que se invita a ciudadanos y estudiantes a unirse a la Policía Federal.

 

Las causas son múltiples. La primera radica en el peligro de ser policía. Vestir un uniforme, portar un arma o simplemente tener que estar de noche en las calles de ciertos estados mexicanos suponen una alta exposición. El peligro de transformarse en un blanco de la violencia narco se acrecienta si se forma parte de las fuerzas de seguridad.

 

A esta situación de peligro constante para ellos y sus familias (el narco no perdona parentescos) se suman las altas exigencias del Gobierno de Felipe Calderón. El Ejecutivo nacional quiere personal calificado y las pruebas se vuelven cada vez más duras para los hombres y mujeres sin estudios que solían volcarse a esta actividad.

 

Añade que "los programas y acciones emprendidas por el gobierno federal en favor de los miembros de las Fuerzas Armadas han logrado atenuar los incentivos que tiene el personal militar para desertar del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina Armada de México.

 

Y por último, muchos de los policías de todo el país dejan el servicio a la comunidad para pasar a engrosar las listas del narco. Sin cifras oficiales, son muchas las voces del Gobierno que admiten la traición.

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