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No me gusta mi apariencia!

No me gusta mi apariencia! | Noticias de Buenaventura, Colombia y el Mundo

¡Que horror!, me engordé, tengo granos en la cara, no me gusta  mi piel, mi cabello se ve horrible… ¡Me siento incomodo!
Estas son algunas de las reacciones de los adolescentes cuando experimentan las transformaciones de su cuerpo, que en esa etapa van desde la aparición de los famosos granos, el cambio de la voz, el crecimiento del vello, la acentuación de los rasgos de la cara,  hasta el aumento de peso.

Dichos cambios a pesar de ser comunes y sin gran relevancia, para los adolescentes cobran dimensiones insospechadas, que se manifiestan en inseguridad, miedo a socializar y hasta en posibles desordenes de salud.

Blanca Briñez, psicóloga, asegura que  “el hecho de que se presenten complejos en los jóvenes obedece a la necesidad que tienen por cumplir con los parámetros de belleza social y comercialmente establecidos, y como es muy difícil seguir un patrón uniforme de belleza los jóvenes se retraen al no poseer la altura deseada o la cintura de 60 centímetros, por miedo a no encajar y enfrentarse posteriormente a al rechazo”

Es así que durante esta etapa de cambios, actividades tan sencillas como iniciar clases, conocer nuevas personas o ponerse en una situación en la que sabe se va a ser observado, se convierten en una labor titánica para el joven, que de ahora en más centra su acción en preguntas como ¿qué imagen proyecto?, ¿qué piensan de mí los demás?.

En Colombia estudios hechos por instituciones psicológicas revelan que el 80% de los adolescentes manifiestan sentirse insatisfechos con alguna parte de su físico, y que de ese 80% el 65% corresponde a mujeres.

Sin embargo estas cifras no son una constante, si no más bien el resultado de una cultura arraigada a la sociedad de consumo, que de tiene como eje la imagen de la mujer.

Nubia Hernández, psicóloga de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Unab, explicó que, “no se puede hablar de este tema diferenciando si se es hombre o mujer, todos como seres humanos estamos expuestos a los círculos y grupos sociales, y en esa medida vulnerables a experimentar rechazo, que posteriormente se reflejará en fobia social”

No obstante expertos recomiendan que para lidiar situaciones en las que un adolescente padezca un complejo, se practique algún deporte, debido a que canaliza emociones y mantiene la mente despejada, lejos de las presiones sociales a las que está sometido el adolescente mientras afronta esa etapa de cambio.
Los padres también pueden ayudar

Para evitar que un adolescente se cree un complejo los padres pueden jugar un papel; en primer lugar, haciendo gala de su comprensión hacia los problemas de sus hijos, sabiendo infundir confianza, pero también sabiendo ejercer su autoridad cuando haga falta.

Es decir, en ocasiones lo pertinente será no consentir las tonterías de un hijo excesivamente preocupado por su imagen.

Por otro lado, deberán desarrollar determinadas actitudes en sus hijos que contribuyan a superar los complejos creados:

1. Un conocimiento y aceptación de sí mismos.

2. Esfuerzo personal para superarse.

3. Apertura social.

Lo más importante es que se interesen en saber el porqué del complejo que diga tener, que hablen con ellos e  intenten superarlo juntos haciéndole saber lo importante que es y el físico es sólo una mínima parte de lo que representan en realidad.

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