¿Cómo avanzan los acuerdos de La Habana? ¿Qué acciones puede emprender el empresariado para contribuir a la construcción de paz? ¿Cómo se articularán las iniciativas empresariales en el marco de postconflicto? Son algunas de las preguntas que se plantean los empresarios asentados en Buenaventura, una de las regiones del país más golpeadas por el conflicto armado.
El presidente de la Cámara de Comercio del Puerto, Alexander Micolta, dice que no quieren sorpresas y menos frustraciones y fracasos con el proceso de reinserción a la sociedad de los guerrilleros de las Farc.
Buenaventura no quiere repetir la experiencia que vivieron con los paramilitares desmovilizados. Esta vez esperan que el proceso de reinserción esté planeado con tiempo y que funcione. Desde ya, piden un nuevo Sena, no como el que se licita en la actualidad, sino uno mucho más grande que absorba a todos los desmovilizados que llegarán desde el Litoral Pacífico pero que además, asuma las nuevas competencias laborales que el Puerto necesita y que no son ni el secretariado ni la pesca.
¿El empresariado del Puerto le abrirá sus puertas a los desmovilizados de las Farc?
Tienen la disponibilidad, siempre y cuando puedan ellos estar seguros de que hay unas garantías de que estas personas tienen una mejor capacitación, de que el mismo empresariado participe de ese proceso y se involucre a las entidades pertinentes, como el Sena. El empresariado quiere dar la mano, pero también quiere que esa persona tenga todas sus competencias para garantizar su continuidad en el trabajo, para evitar pérdida de tiempo y frustración de parte y parte. No se quiere repetir lo que pasó con los paramilitares desmovilizados.
¿Cuántos desmovilizados esperan que les llegue?
No me aventuro. Tampoco las personas de la oficina del Alto Comisionado para la Paz y el Posconflicto nos dieron esa respuesta, en la mesa de negociación de La Habana se establecerá como será ese posicionamiento del grupo en las regiones.
En el Puerto el 96 por ciento son micros y pequeñas empresas. ¿Serían las grandes empresas las que acogerían a los desmovilizados?
Lo que vemos son oportunidades de nuevas empresas en los encadenamientos de proveedurías de servicios, productos transformados, dotaciones, alimentación, forestales, que se pueden establecer. Por eso necesitamos entidades como el Sena y las universidades que preparen técnicos, tecnólogos y profesionales que den el soporte de conocimiento a este tipo de negocios que se pueden generar en Buenaventura. Soy optimista, si se logra, los empresarios están dispuestos a facilitar y aportar, aquí hay que romper la falta de confianza y de credibilidad y eso se mejora si fortalecemos la institucionalidad, comenzado por la misma Alcaldía Distrital.
¿Qué es lo que esperan del Sena?
Le hemos manifestado al director del Sena, que hoy trabaja en la ampliación de la sede, que este proceso de desmovilización será más grande que el de los paramilitares, que desde ya se debe pensar en un nueva construcción, más grande, y con mayores alcances, desde el punto de vista de los desarrollos que requiere Buenaventura. Ya no hablamos de las actividades normales de pesca, secretariado, logística portuaria, hablamos de negocios que, estamos seguros, se van a constituir en el Puerto como ensambladoras de vehículos; desarrollos de biotecnología, como algas marinas; desarrollo agroindustrial; hidrocarburos, con el oleoducto que se va a construir desde el Meta hacia Buenaventura se requerirá personal para mantenimiento de equipos y construcciones específicas, que no nos pase lo de Cartagena, para su refinería tuvo que importar muchos técnicos. El Sena está llamado a suplir esas necesidades en las que, creemos, los desmovilizados van a tener una gran posibilidad de ser reubicados.
¿En la nueva sede que se levantará no se pueden impartir esas nuevas competencias?
No, la sede que está en licitación por 38.000 millones de pesos no alcanza, duplicará la capacidad actual de 5.000 a 10.000 estudiantes, y lo celebramos, lo habíamos pedido hace muchos años, pero las necesidades de hace cinco y 10 años cambiaron, no llega a una cobertura del más del 10 por ciento de las necesidades de Buenaventura. Creemos que habrá una natural desmovilización hacia Buenaventura desde Quibdó, Guapi y Tumaco y debemos estar preparados.
¿Qué tan grande debe ser la nueva sede?
El área que disponga la Alcaldía, se contemplan lotes cercanos a la vía al aeropuerto, cerca al proyecto de vivienda San Antonio. Según el Plan Maestro 2050, esa es una zona habitacional, área pertinente para que la Administración Distrital, que es dueña de esos terrenos baldíos, pueda disponer de ellos.
¿Se espera que la firma del Acuerdo sea pronto. No es un poco tarde para asumir lo que será el postconflicto?
Nunca será tarde. El Gobierno Nacional ha ido reaccionando, enterándonos de cómo va la negociación y de cómo debemos prepararnos. Hay un propósito, que en el menor tiempo se firme y esa es nuestra preocupación. La experiencia con los desmovilizados paramilitares en Buenaventura no fue la mejor, la gran mayoría continuó con sus actividades al margen de la Ley, todos conocemos para donde se fueron, para ‘La empresa’, las bacrim. Hubo ejercicios desde el punto de vista empresarial, participé en uno con la Fundación de la Sociedad Portuaria, para darles facilidades a los desmovilizados en el desarrollo pesquero, darles motores, aparejos, embarcaciones. El sector industrial se encargaría de la compra y la comercialización pero, al final, con más de 3.500 millones de pesos invertidos, no hubo negocios, nunca se arrancó.
¿Tienen miedo?
Hay preocupación de que se repitan los hechos violentos. En Buenaventura se prende un fosforo y rápidamente se propaga la llamarada, algo que no funciona tiene un impacto negativo inmenso. Hay preocupación de que volvamos a situaciones de violencia, como las de hace una década, con bombas y secuestros. A eso se le tiene algo de incertidumbre y preocupación, están llegando inversiones del sector privado, el mismo Gobierno hace inversiones públicas, pero si no hay atención en el tema social, que siempre es como el llamado final, si no se hace bien lo de la desmovilización, los resultados pueden ser negativos. Aquí no es de prometer, sino de hacer, garantizar que el Estado cumpla sus compromisos en el marco de este postconflicto.
Fuente: El Tiempo