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¿Quien es el presidente?

Una república presidencialista no puede quedarse sin presidente. La ley garantiza el éxito de cualquiera elección. Si en la primera vuelta ningún candidato llega a la mitad más uno de los votos, hay que elegir entre los dos que más preferencias recibieron. Uno de los dos ganará en la segunda vuelta. Esto ocurrió el pasado 15 de junio de 2014. 
 
Bajó el número de los que no votaron y todavía fue la mayoría en el país: la abstención llegó al 52%. Cierto no se puede leer el voto de abstención de manera uniforme. Muchos no han querido elegir un “mal menor”, otros nunca participan a las elecciones por falta de interés o desconfianza, otros por dificultad o imposibilidad; otros sencillamente no se fueron a votar por pereza. 
Vivimos en este país: nos quejamos del mal gobierno, trabajamos o buscamos trabajo, somos hinchas de la selección mundialista y deseamos lo mejor para nuestra vida. Estos son temas políticos a los que nadie puede huir, como si todo esto no existiera. Puede ser que no vamos a votar, pero es cierto que “hacemos política” diariamente. En la realidad de la existencia no hay abstención posible. 
 
Así que a cualquier candidato votamos y sobretodo si no votamos o lo hemos hecho en blanco, la hora llegó para todos: hay que seguir en la búsqueda de lo mejor que deseamos. 
Abordamos al sistema jurídico gubernamental desde abajo. Más que al presidente de la república la mayoría de nosotros encontrará, en la búsqueda se sus derechos y en el desarrollo de sus deberes, la cara de un funcionario sencillo. El tiene problemas y oportunidades parecidas a las de nosotros, puede ser que con el llegamos a entendernos. 
 
Nos prometieron muchas cosas. Siempre se hacen promesas cuando hay campaña electoral. No me parece tan útil recordarlas. Mejor vigilar que se cumpla lo que es ya un deber de la ley en Colombia. Es algo más vinculante que unas promesas. Un gobierno que no cumple con las leyes ya esta delinquiendo. Esperamos que la resistencia en armas tenga oportunidad de volverse proposición política, fortaleciendo creíbles partidos políticos, alternativos a la oligarquía que sigue mandando. 
 
No esperamos pasivamente. La mayoría de los colombianos, los que no votaron en las elecciones presidenciales, pueden participar en el desarrollo de la opción diferente que les faltó. 
Todos los que viven en Colombia (también los turistas), pueden mejorar cualquier situación, empezando a ser mejores ellos mismos: respetuosos, honestos, constructivos.

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