in

Rehabilitación

A veces se hace el bien. Hay club o asociaciones o fundaciones que planean brindar algo a los más necesitados. No es todavía sencillo hacer el bien de manera correcta, es decir verdaderamente favorable a las personas necesitadas.

 

A veces se hace limosna. Ofrecer una plática a los necesitados para que se marchen de una, es todavía mejor que no ofrecer nada.  Pero ¿como creer que esto pueda ser útil de verdad? Sin conocer, sin hablar, sin compartir algo  del camino de los demás. Es como confiar al dinero, la tarea propria del ser humano, es decir su capacidad de relación. ¿Cuanto de mi mismo se queda involucrado con la plata que ofrezco?

 

A veces se hacen donaciones que dan la oportunidad de expresarse, de crecer, transformándose en  un verdadero compartir. 

En estos días el Club de Leones Buenaventura Monarca ha hecho una significativa donación de equipos de fisioterapia para niños con discapacidad. 

 

Primer dato favorable al crecimiento: se trata de equipos  para la rehabilitación. Rehabilitarse es buscar  mejorar su situación y eso no puede pasar sin compromiso y empeño de la persona misma. No me van a rehabilitar. Yo mismo me rehabilito. 

Claro que no lo puedo hacer solo: necesito ayuda y aún más tengo claro que, sin mi voluntad y mi compromiso responsable, nunca me rehabilitaré. 

 

Secundo dato favorable al crecimiento: los beneficiados hacen parte de una asociación de Buenaventura, denominada CVS Compartiendo Habilidades Diferentes. Los integrantes de este grupo (personas con discapacidad y sanas) en cualquier cosa que hagan, buscan favorecer el compartir, para vencer cualquier forma de asistencialismo. 

Nunca soy yo lo que solamente recibo y nunca es el otro que solamente da. Siempre ofrezco y recibo, es decir: comparto. 

 

Así que regalando cosas que rehabilitan, buscando un crecimiento común, las dos entidades se encontraron  mirando juntos  hacia adelante. El reconocido don no se quedará como limosna y el compartir quiere hacer planes para el futuro. Ya se esta mirando como hacer algo juntos, para seguir ofreciendo oportunidades que no solo regalen cosas (que todavía necesitan), sino que mejoren la vida. Y la vida puede mejorar cuando, superando el egoísmo, la ofrecemos. Ofrecemos nosotros mismos, somos nosotros el regalo precioso: nuestro tiempo, nuestra gana de vivir, nuestra alegría. 

 

Que bueno es el  regalo  que nos enseña a regalar. Nadie es tan pobre que no tenga algo para compartir. Y cuando esto pasa, hay vida buena que brota en el corazón del mundo. Vida buena, valiente y sobretodo hermosa, más poderosa de toda la violencia inhumana que afecta al querido pueblo bonaverense.

Deja una respuesta

BUENAVENTURA QUIERE MÁS

¿Pobre puerto de mar, mi Buenaventura?