Redacción
El presidente de Colombia ofreció la primera entrevista formal a 100 días de su asunción. Habló de la guerrilla, de su relación con Hugo Chávez, Rafael Correa y Daniel Ortega, y de las primeras decepciones a la hora de gobernar.
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"Los funcionarios tienen la mejor voluntad, pero la maraña del Estado lo entorpece", aseguró para El Tiempo.
Juan Manuel Santos define su forma de gobernar como conciliadora. "Es necesario buscar acuerdos y concertar. Pero también he sido claro en afirmar que concertar no es consensuar ni llegar a unanimismos ni mucho menos frenar la marcha del gobierno. No negociamos principios. Buscaremos siempre tener un diálogo abierto".
En la entrevista con Yamid Amat para el diario El Tiempo, el mandatario aseguró que "la solución a los problemas de empleo, seguridad y pobreza no pueden tener color político. En algunos de los más importantes proyectos, por ejemplo, el Partido Verde nos ha ayudado. Esta será una legislatura histórica por los acuerdos logrados en la mesa de la unidad".
"En cuanto a la lucha contra los narcoterroristas, seguimos dando golpes contundentes, como el del 'Mono Jojoy'. No bajaremos la guardia ni un minuto", afirmó y adelantó que están preparados para contrarrestrar cualquier ataque de las FARC antes de fin de año. "Hemos sabido que la guerrilla prepara un plan. Pero no descansaremos hasta que consigamos la paz. Por la razón o por la fuerza".
Buenos Vecinos
Santos también se sinceró sobre la polémica extradición a Venezuela del narcotraficante Walid Makled (ver nota relacionada), quien asegura haber tenido protección del gobierno chavista. Al capo narco también lo reclama el gobierno estadounidense. "El gobierno de los Estados Unidos me ha informado oficialmente que entiende perfectamente las razones de nuestra decisión. He dicho que cuando dos países solicitan al mismo delincuente en extradición, se debe atender la primera solicitud que llegó. Y en este caso, fue la de Venezuela. Segundo: la solicitud de extradición de Venezuela se hace por más delitos que la de EEUU, que solamente es por narcotráfico y nuestro código penal dice claramente que debe darse preferencia a la solicitud que tiene más delitos. Además, le di mí palabra al presidente Chávez de extraditarlo a Venezuela y la voy a cumplir", se justificó.
Para remarcar aun más las nuevas buenas relaciones con su par venezolano, el mandatario se mostró confiado. "Hemos empezado a construir una confianza para avanzar en el restablecimiento pleno de relaciones. Queremos una relación sólida, en las que el respeto y la cooperación sean los principios orientadores. Nos falta mucho por recorrer pero ha sido mucho lo que hemos avanzado. La entrega de tres guerrilleros y de algunos narcotraficantes de peso (ver nota relacionada), son hechos concretos que demuestran que, también en materia de seguridad, estamos avanzando.
Con respecto a las relaciones con Ecuador, Santos fue más cauto. "Hemos venido trabajando en dicho proceso. Soy optimista, pero no tenemos afán. No se trata de restablecer por restablecer las relaciones, sino de hacerlo sobre bases sólidas y duraderas".
De todas formas, sí hay mandatarios latinoamericanos dispuestos a atacarlo. El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, lo acusó de orquestar el diferendo con Costa Rica y de tener relaciones con los grupos narcotraficantes. Incluso habló una conspiración encabezada por Colombia para impulsar una "política expansionista en el mar Caribe". Santos fue tajante: "No merece comentario".
La mayor decepción en los primeros 100 días
"La ineficiencia del aparato del Estado", así definió el principal obstáculo para llevar adelante su gobierno. "A veces uno tiene que luchar mucho para que las cosas se hagan; inclusive, los funcionarios tienen la mejor voluntad, pero la maraña del Estado lo entorpece", detalló.
Y agregó que "uno de mis propósitos es hacer más efectivo al Estado. Hay demasiadas normas y la gente las burla o trata de hacerlo. De parte de algunas agencias del Estado, hay demasiadas suspicacias y, entonces, inventan excesivos controles que se vuelven trabas insuperables. Le voy a dar un ejemplo aterrador: ¡no he podido pasarme a vivir a la Casa Presidencial!".