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si usted no me mira, me muero

La reforma de salud para los colombianos se sitúa entre dos leyes: una estatutaria y una ordinaria. 

 

Grandes principios animan la esperanza, mirando a la ley estatutaria. Esta considera la salud no como un servicio, sino como un derecho fundamental que debe ser defendido y garantizado por el Estado. 

 

Grandes dudas animan el miedo, mirando a la ley ordinaria, que debía permitir que los grandes principios se vuelvan realidad. La financiación de salud a los colombianos podría valer al año entre 3 y 5 billones de pesos. Claro que grandes batallas de interés económico afectarán el recorrido de la ley y fácilmente el derecho de los colombianos a la salud no será el éxito principal del legislador. 

 

Buscar plata se volvió también tarea en Cali, para mejorar el reparto de Hemato-Oncología pediátrica en el Hospital Universitario del Valle. A través un concierto y otras actividades se busca como alcanzar  $1.300 millones de pesos. Es plata que el Estado tendría que poner. Todavía es plata que sería disponible si los aseguradores cumplirían con las normas, pagando por los recursos prestados. Al final, plata que no esta llegando donde tendría que llegar.  

 

Esperando la reforma ordinaria al sistema de salud colombiano, entre ponencias y denuncias, sería bueno que todos los que tienen algo que hacer con el tema, busquen brindar lo posible. 

 

Frente a un desafío tan grande, con el miedo que los derechos se queden en palabras y papeles, sería necesario ofrecer una curación sumamente humana y sin precio: la calidad de las relaciones. 

 

Si me encuentro en un hospital donde no hay casi nada básico (ejemplo el hospital departamental de Buenaventura, ahora en su peor crisis) que belleza poder encontrar humanidad, la mejor posible. El buen trato, la educación, el cuidado acogedor y atento: signos de dignidad reconocida y ofrecida.

 

Hay que reconocer la dignidad del trabajo que uno hace. El trabajo es precioso, exprime y alimenta la vida de quien lo hace. Si yo trabajo mal, puede ser que me pagaran lo mismo, pero yo he perdido algo de mi vida, mi dignidad no se expresó ni se comunicó a los demás, se perdió, como si fuera basura. 

 

Hay que reconocer la dignidad del ser humano que cada uno encuentra, sobretodo en su enfermedad. Lo que reconozco en los demás es lo mismo que voy a reconocer en migo. Yo tampoco tengo la dignidad que no consigo reconocer a los demás. 

 

Algo más. Sabemos que el trato humano del personal (que sean médicos, enfermeros o personal de limpieza) genera bienestar y salud en los enfermos, sin gastos adjuntos. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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