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Una Bonavenrense que triunfa en las pasarelas del país

Alexandra Arboleda desfila en importantes ferias de moda. Su historia la comparte su amiga Sayuri.

En una casa humilde del barrio La Independencia de Buenaventura, hace 10 años, una niña delgada soñaba con parecerse a una muñeca Barbie, una de las que le había regalado una tía. Mientras tanto, de puertas para afuera, corrían por las calles las historias de miedo por una pugna a muerte entre las Farc y los paramilitares.

La pequeña era Alexandra Arboleda, una bella negra de ojos vivaces y grandes, muy alta para su edad y de sonrisa larga. Su mamá sabía que si a ella y a su hija menor las dejaba en esa ciudad, azotada por desapariciones y homicidios, no podrían terminar sus estudios ni salir de la pobreza que ronda en el puerto más importante del comercio internacional del país.

La violencia estaba desde entonces muy a la vuelta de la esquina por el conflicto que llevaba dolores entre vecinos, amigos y allegados en la llamada 'Capital del Pacífico', con sus más de 400.000 pobladores.

Alexandra poco salía de casa, y permanecía lejos de esa arremetida que golpeaba a barrios como La Independencia, y a otros de Buenaventura donde predominan los ranchos de tablas y pisos de tierra.

A su familia le inquietaba lo flaquita que crecía la niña. Fue debido a su muy bajo peso que su madre pensó que estaba enferma o tenía problemas de nutrición, pero su contextura y altura (hoy mide 1,77 metros) le han valido para ser escogida por reconocidos diseñadores en ferias como Colombiamoda, en Medellín, y en las tres últimas versiones del Cali Exposhow.

Alexandra recuerda esa infancia en La Independencia, el barrio donde hace unos cuatro años sus habitantes vieron cómo se empezaron a pavimentar algunas de sus calles. De niña soñaba con parecerse a la estilizada muñeca estadounidense que lucía novedosas prendas acordes con las últimas tendencias.

Era la época en la que el Instituto de Medicina Legal empezó a contabilizar cadáveres de jóvenes con edades entre 15 y 25 años que habían desaparecido. Entre 2003 y 2010 la cifra llegó a los 1.338 casos, problemática que se sumó al desplazamiento intraurbano, el reclutamiento forzado de menores, los homicidios, amenazas e intimidación a través de panfletos contra la población juvenil, como lo denunció en su momento la Red Nacional en Democracia y Paz.

Alexandra se queda callada al pensar en la violencia de su ciudad natal, por la que su madre quiso que salieran de allí. En el 2003, Alexandra y su hermana se fueron a vivir con su padre en Cali, en Marroquín, un barrio del Distrito de Aguablanca. Allí no estuvo mucho tiempo porque ambas quedaron bajo el cuidado de su abuela materna, en el barrio República de Israel, también en el oriente de esta capital.

Desde Buenaventura su madre trabajaba con empeño para enviar dinero a sus hijas para el sostenimiento y para que estudiaran. Así Alexandra llegó al colegio Santa Isabel de Hungría, de la Arquidiócesis de Cali.

Allí sus profesores y amigos le decían que le veían ‘pinta de modelo’ porque era una joven estilizada. Su familia la seguía viendo igual de flaca y “con el cuerpo que seguía estirándose sin parar. Me decían que tenía que ser modelo”.

A los 15 años la bonaverense ingresó a la agencia Colombia Models para aprender a modelar. Fue con una plata que con esfuerzo reunieron sus padres, mientras la adolescente se había ido del barrio República de Israel a una nueva casa que compró su abuela en el populoso barrio San Luis, en el nororiente caleño.

Cuando se graduó de bachillerato se matriculó en otra academia, hasta cuando un promotor de modelos a quien ella cataloga como su ángel la empezó a promover hace tres años para el Cali Exposhow.

“Fue muy difícil al comienzo, esperando entre largas filas de modelos que te escogieran”, dice la joven que hoy tiene 20 años, y cuyo primer desfile fue para el diseñador vallecaucano Carlos Arturo Zapata.

De allí en adelante vinieron pasarelas en Colombiamoda y el Cali Exposhow. En octubre fue la tercera vez que participó en el certamen de la moda más reconocido de la capital del Valle del Cauca.

Fue en el Cali Exposhow donde Alexandra conoció a la modelo Sayuri Usuriaga, quien también vivió en Aguablanca y ha superado adversidades. Sus historias son casi paralelas en su origen y en la carrera por las pasarelas.

Sayuri, de 19 años, cuenta que a los 7 se fue de su hogar en el Distrito de Aguablanca en Cali, para irse a vivir a El Calvario, zona céntrica, la antigua 'olla' donde, entonces, predominaban expendios de droga y consumidores deambulando.

Alcanzó a estar en el centro de rehabilitación de menores Valle del Lili, pero decidió que no se quedaría en esa vida. Siguiendo pasos de su padre se puso a vender jugos en el centro y después acogió los consejos de personas que la ayudaron a rehabilitarse de su propia adicción.

Hoy Sayuri cumple su primer año como modelo después de haber viajado durante ocho horas por carretera para hacer su primer casting en Medellín, donde fue seleccionada de inmediato por el diseñador Haider Ackerman para participar en Colombiamoda. Fue, incluso, calificada como la modelo revelación.

Ambas jóvenes, que se declaran inseparables amigas, cuentan que mantenerse en el mundo de la moda tampoco es tarea sencilla. "Toca moverse mucho con la agencia, buscando mejores oportunidades. A mí me gustaría en un futuro, por qué no, ser una de las modelos de Victoria's Secret", decía Alexandra, cuando a las dos las iluminaban las luces, al tiempo que trataban de controlar los nervios, para salir a la pasarela en los desfiles del pasado Cali

Exposhow.

CAROLINA BOHÓRQUEZ
Corresponsal de EL TIEMPO
CALI

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