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Vivir la paternidad

Actualmente los padres se implican en el cuidado y atención de sus hijos.

Tradicionalmente la figura paterna ha estado limitada a proporcionar el sustento económico a la familia. En España, es a partir de la década de los 80 cuando los padres empiezan a formar parte activa de la familia, participando especialmente en todo lo referente a la educación y al cuidado de los hijos.

Hoy en día es frecuente encontrar un padre en el supermercado, o bien realizando las funciones del hogar, o dedicándose al cuidado de los pequeños tanto en el aspecto físico (aseo personal o eligiéndoles la ropa que se han de poner), como en el aspecto educativo (tutorías en el colegio, tomándoles las lecciones, aconsejándolos o corrigiendo sus conductas).

Pero lo más importante es que estos padres se implican en la educación y el desarrollo de sus hijos. Entienden su responsabilidad ante la paternidad y no delegan en la madre sus obligaciones paternas. Han entendido su rol paterno como una constante diaria y disfrutan del día a día con sus hijos. Conocen su mundo, sus amigos, su forma de actuar, sus profesores… y no se limitan a observar y dejar que otros los eduquen. Son ellos los que asumen esta función, enriqueciéndose además de ella. Son padres que viven su paternidad.

Cuando el padre forma parte del día a día de sus hijos y, por tanto, de su educación y desarrollo como persona, les está dando desde pequeños una visión más abierta sobre la familia. Están educándolos en la igualdad entre hombre y mujer.

La imagen que los hijos tendrán de sus padres no será la de un padre que sólo trabaja fuera de casa o la de una madre que, además de trabajar fuera de casa, se encarga de las tareas domésticas. Los hijos aprenden en su hogar que no hay diferencias de sexo ante las responsabilidades y las obligaciones familiares y, por tanto, que las funciones personales no tienen sexo.

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