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100 días para que la paz con el ELN sea posible

El cese el fuego bilateral llegó con el Papa Francisco. Sin embargo, la logística de verificación no permitirá que empiece sino hasta el 1° de octubre y se extenderá hasta el 9 de enero de 2018.

Fueron 43 días de intensas negociaciones. La distancia entre las partes era tan grande que a última hora todavía se dudaba de un acuerdo, por lo que el ciclo de diálogos tuvo que extenderse tres días más.

Pero en la madrugada de ayer se hizo “el primer milagro del Papa Francisco”. Así describió un miembro de la delegación del Eln el momento en que, al fin, hubo un acuerdo sobre la mesa de negociación.

“Este es el primer gran paso hacia la paz después de seis meses de trabajos públicos. Este cese el fuego y de las hostilidades es sin lugar a dudas el más importante acuerdo al que hemos llegado, aunque falta mucho por recorrer”, expresó Juan Camilo Restrepo, jefe negociador del Gobierno.

A diferencia del proceso con las Farc, cuyo cese el fuego bilateral se dio cuando ya estaban solucionados los demás asuntos de la agenda, con el Eln es el primer paso que se da, el primer acuerdo en la mesa de diálogos que muchos han condenado al fracaso, explica Eduardo Álvarez Vanegas, coordinador de Dinámicas del Conflicto de la Fundación Ideas para la Paz.

Este alto de las acciones militares de manera bilateral es atípico. Nunca antes ambas partes habían avanzado tanto en el desescalamiento del conflicto, recuerda Hernán Olano, director de Humanidades de la U. de la Sabana, y en esta oportunidad, además de callar los fusiles, se busca menguar las afectaciones que sufren las comunidades por las hostilidades.

¿Un frágil cese?

La premura de un cese el fuego reclamado desde y para los habitantes de sectores que padecen las hostilidades, sería la base para una decisión que incluye silenciar los fusiles de la Fuerza Pública y la guerrilla.

Al respecto, Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para Análisis del Conflicto, explicó: “es muy difícil que este tipo de acuerdo tan desestructurado se verifique y se cumpla, ofrece mayores riesgos para la población civil, para quienes hagan la verificación y para la misma guerrilla”.

Pero que no se escuchen los tiros del Eln servirá para medir la cohesión de los subversivos guiados por una línea de mando.

Así lo explica Álvarez Vanegas. Será un acuerdo con el que se probará qué tanta unidad de mando tiene la delegación de paz entre los frentes. La verificación tendrá entonces dos retos importantes: la comunicación entre los negociadores que mostrará que tan abiertos están al diálogo sincero, y el operativo en territorio para garantizar que el cese el fuego sí se sienta en todas las regiones del país.

No obstante, que se haya llegado a este acuerdo muestra que en esta mesa de diálogos sí hay avances; lo que se veía tan lejano y complicado se logró en siete meses de negociaciones.

Aun así Israel Ramírez Pineda, “Pablo Beltrán”, jefe negociador del Eln, advirtió desde Quito: el paramilitarismo es una sombra que se mantiene en gran parte del territorio dejado por Farc, y quedarse quieto para la guerrilla representa un riesgo aún mayor.

Los compromisos de ambos

Para que este cese el fuego histórico pueda funcionar, ambas partes negociadoras adquirieron ciertos compromisos. Eln tendrá que dejar de secuestrar; detener los ataques a la infraestructura física, incluidos los oleoductos; no sembrar minas en lugares donde pueda afectarse a la población civil y no enrolar menores de 16 años, como lo indica el Derecho Internacional Humanitario, DIH.

A su vez, el Gobierno prometió mejorar el sistema de alertas tempranas para proteger a los líderes sociales; mejorar las condiciones de reclusión de los presos del Eln, incluso, agilizar la implementación de una ley que despenalice varios delitos relacionados con la protesta social como la alteración del orden público y la obstrucción de la movilidad; además, avanzar en el proceso de concertación de consulta con la ciudadanía para escuchar opiniones que puedan enriquecer los diálogos de paz con esa guerrilla.

Todos esos acuerdos van encaminados “a dar alivio a la población civil, que es la que sufre los dolores del conflicto”, manifestó Restrepo.

En esta dirección, para Luis Eduardo Celis, asesor de la Redprodepaz, este es “un cese bilateral con medidas humanitarias concretas. Son compromisos de gran envergadura que alivian a comunidades y personas que sufren el rigor de la confrontación violenta. Con este acuerdo, igualmente, se abre la dinámica de participación social y ciudadana que es el corazón de este proceso. Sin participación ciudadana plural y efectiva no hay nada”.

 

Fuente: El Colombiano.

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