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Habitantes del sector de Río Nima, zona rural de Palmira, piden ayuda ante posible creciente

por Redacción BL
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Habitantes del sector de Río Nima, zona rural de Palmira, piden ayuda ante posible creciente

Los habitantes de la Urbanización Río Nima, corregimiento de Tienda Nueva, zona rural del municipio de Palmira, pidieron la intervención de las autoridades ambientales pues temen que, ante una eventual crecida del afluente que lleva el mismo nombre, las aguas arrasen con sus viviendas.

Yimy Moreno, líder y miembro del Comité de Deportes del sector dijo que le están haciendo un llamado a la Administración y a la Gobernación para que intervengan el río Nima y así evitar una situación trágica para su comunidad.

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Señaló que no están pidiendo la construcción de gaviones porque entienden que es un proceso muy largo, pero sí que haya una repoblación con árboles del terreno aledaño al río para contener un poco la fuerza de las aguas en caso de aumentar el caudal.

Al respecto, anotó que los habitantes del lugar están dispuestos, ellos mismos, a hacer la siembra, si la CVC les facilita las especies arbóreas, pues según afirmó, el río está llegando muy cerca de algunas viviendas.

«Queremos sembrar árboles para proteger esa parte del río, pues está pegando al lado de las viviendas. El tema es que como ha bajado tanto material, como piedras y otros, se ha ido subiendo y no lo han canalizado», manifestó.

Dijo también que el afluente se está comiendo parte del terreno y amenaza con llevarse la vegetación.

Moreno precisó que serían aproximadamente unas 25 viviendas las que estarían en mayor riesgo de presentarse una creciente súbita, pero advirtió que todo el barrio, donde hay unas 200 viviendas y viven alrededor de unas 600 personas, resultaría afectado.

En la Urbanización residen familias que desempeñan oficios varios como construcción, corteros de caña, trapicheros y amas de casa.

El líder cívico recordó como una avalancha registrada hace tres años si bien no afectó el barrio, sí logró atemorizar a sus pobladores que piensan que la próxima vez no tendrán tanta suerte.

«El río no nos afectó pero dañó la protección que teníamos, que eran unos árboles que sembramos hace 17 años para que no arrasara con todo, por eso la gente mantiene ese temor. Esa vez no se metió a las casas, pues en ese momento estaba más hondo pero ahora está más arriba, entonces si se repite un evento de esos puede haber una tragedia en el pueblo», sostuvo.

Las casas que correrían mayor riesgo están algunas, a unos 30 metros, y otras a 50, de la ribera del río, pero insistió que si no hacen nada en este momento, cuando menos piensen el río se habrá metido a las viviendas.

Por eso, pidió al municipio que les envíen maquinaria para encargarse de limpiar y sacar el material del río.

Agregó que han bajado a tratar de mover las piedras del agua pero son muy pesadas y ha sido imposible hacerlo de manera manual.

«Nosotros hablamos con la CVC, nos dijeron que hiciéramos una carta, eso fue el año pasado, pero no nos han dado respuesta. El peligro es cuando llueve en la parte montañosa, pero es peor para la gente que vive en la parte de abajo pues cuando menos piensa les llega la borrasca», indicó.

El pasado 20 de abril un fuerte vendaval dejó más de una decena de viviendas sin techo en Tienda Nueva y derribó algunos árboles, por lo que pide una rápida intervención de la autoridad ambiental y del municipio.

Oficina de Gestión del Riesgo monitoreó los ríos Nima, Amaime y Aguaclara

Camilo Saavedra, director de la Oficina de Gestión de Palmira, señaló que ya tiene un plan de contingencia para atender la temporada invernal que inició en marzo y se extenderá hasta el mes de junio.

Anotó que históricamente el río Nima ha tenido una condición torrencial por las altas pendientes que tiene la cuenca.

«Digamos que este tipo de eventos, como las crecientes, se pueden presentar en cualquier momento y predecirlos es bastante complejo. Por eso, a futuro lo que queremos es tener un sistema de alertas temprana que nos permita monitorear en tiempo real la cuenca y establecer en unos puntos medios, e inclusive en las zonas bajas, si viene o no una creciente súbita. Esto nos daría unos minutos de tiempo para darle aviso a la comunidad y que puedan evacuar», explicó.

Actualmente, precisó, existen unas alarmas pero es un sistema muy incipiente porque ante el evento de una creciente la gente debe llamar a un número celular para hacerla sonar y así avisar a las comunidades que el río viene crecido.

Para Saavedra este método no sería muy confiable porque en las zonas altas hay algunos problemas con la señal y de conectividad, aunque las simcard que tienen las alarmas están acordes con el operador que hay en la zona.

Saavedra reiteró que es importante que la comunidad entienda que canalizar un río de las dimensiones del Nima es muy complejo y que el paso a seguir sería la descolmatación del mismo, pero se mostró muy entusiasmado con la propuesta de la resiembra de árboles en las márgenes del mismo.

No obstante, manifestó que no se puede desconocer que ellos están asentados en una zona que históricamente le ha pertenecido al río, el cual tiene memoria y cuando aumenta el caudal recupera su cauce.

«Nosotros estamos haciendo un monitoreo de los ríos, ayer estuvimos en Nima, Amaime y Aguaclara y estamos haciendo un plan de contingencia, teniendo en cuenta que aún nos queda un mes de lluvias, sumado a una etapa de transición en la que se pueden presentar algunas precipitaciones intensas», expresó.

Añadió que también están exhortando a la comunidad que vive en el territorio y conoce el río para que ante cualquier cambio repentino la orden sea evacuar para salvaguardar la vida y la salud de las personas.

Saavedra se comprometió, igualmente, a gestionar con la Secretaría de Infraestructura y la CVC a estudiar qué tipo de intervención se puede hacer en el río, al explicar que no podía ir con una máquina pesada y socavarlo sin tener un criterio técnico, porque podría resultar peor el remedio que la enfermedad y podría generar una mayor afectación del afluente.

Enfatizó que la CVC tiene responsabilidad como autoridad ambiental y que ellos desde la Oficina de Gestión del Riesgo tienen la misión de advertir, monitorear y hacer un llamado a la ciudadanía para que esté atenta a los cambios en el cuerpo de agua.

Durante el recorrido que realizaron este jueves, lograron identificar en la Urbanización Río Nima unas 30 viviendas en riesgo; otras 30 en el sector de Puerto Amor (río Amaime); 15 en Aguaclara y otras 15 en el sector de Calamar, corregimiento de Boyacá, (río Nima).

Entre tanto, en Techo Azul, corregimiento de Amaime, donde tienen incidencia los ríos Amaime y Nima, unas 200 familias aproximadamente.

«Nuestro propósito es hacer equipo con la comunidad. Esta dirección de Gestión del Riesgo no funciona sin ese componente comunitario que es el que vive y está expuesto a la amenaza de una creciente súbita. Son ellos los que nos tienen que complementar para prevenir una emergencia. Estamos en la tarea, advirtiendo y monitoreando la zona», subrayó.

Explicó que en la actualidad el clima está retando la capacidad técnica de las entidades porque hay unos episodios que se están presentando que son unos pico.

Esto significa que esperan que caiga una porción de agua durante la temporada de lluvias, de marzo a junio, pero lo que ha venido sucediendo es que se registran unos eventos picos y en pocas horas cae que una cantidad de agua que debió caer en una semana o un mes.

«Por más que vos tengas cobertura vegetal en las cuencas y estés protegiendo la cuenca, pues eso naturalmente va a saturar los suelos y no va a retener, ni regular el agua. Esto obviamente va a generar una creciente súbita en cualquier momento», recalcó el administrador ambiental.

Fuentes de la CVC señalaron, por su parte, que tienen el reporte general de lluvias que se pasa todos los días, y reconocieron que sí se ha notado un incremento en el caudal del río y algo de turbiedad, pero que no tienen ningún informe sobre una posible creciente súbita o avalancha.

Agregaron que la información de estos eventos se canaliza a través del Consejo Municipal de Gestión del Riesgo.



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