Redacción BL
Desde el pabellón de mujeres de la cárcel distrital en Buenaventura, una de las internas asegura que nunca ha maltratado a sus seis hijos, todos menores, entre ellos, una adolescente, a pesar de que durante la audiencia de imputación de cargos, el fiscal encargado del caso siempre sostuvo que la mujer, presuntamente, les infundía miedo por tener a la mano, casi siempre, un hacha.
Ese miedo o pánico habría sido provocado por ataques de ira de esta bonaverense, de no más de 30 años con improperios y supuestas agresiones físicas hacia sus hijos y a su pareja que vendrían de tiempo atrás.
Ese miedo de ellos ha sido tal que hasta el padre de los infantes también habría sido blanco en aquellos momentos de cólera de las amenazas y hasta de presuntos intentos de atacar con el hacha.
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No solo se habrían registrado presuntos atentados contra el padre, según la Fiscalía.
El fiscal calificó como un ambiente traumático para los infantes en que habrían venido creciendo.
La Fiscalía insistió en que los menores temían algún ataque, porque la madre, presuntamente, perdía el control y los habría acosado e intimidado con este objeto en la casa, en un barrio modesto en el puerto marítimo.
Inclusive, una de las peleas más graves se registró este año entre la pareja y los menores, de acuerdo con la Fiscalía.
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Es por ello que allegados de la familia denunciaron el caso, porque tanto los menores como el padre temían por sus vidas.
Fue suficiente argumento del respectivo fiscal, quien solicitó medida de aseguramiento intramural, porque por la denuncia penal, ahora, los hijos y el padre temen represalias y creen que sus vidas podrían estar con mucho más riesgo que antes.
Sin embargo, la interna, como lo sostuvo durante la audiencia de imputación de cargos no los aceptó ni acepta tales señalamientos.
Ella es investigada por el presunto delito de violencia intrafamiliar agravada en concurso homogéneo sucesivo.
Durante la audiencia también surgió la pregunta de si la detenida sufriría algún trastorno de la personalidad, teniendo cuenta el grado de violencia hacia sus hijos y a hacia su cónyuge, quizás, por algún rasgo narcisista que se estaría combinando con un profundo deseo de controlarlos y de ejercer dominio sobre su familia.
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Es quizás, porque en este aspecto psicológico se habla de probabilidades sobre alguna explicación por el comportamiento violento, en este caso, de esta mujer que para ella no habría nada anómalo en cuanto al trato a sus hijos.
Sin embargo, en ese hogar, es probable que el nivel de maltrato haya alcanzado un punto de devaluación a estos menores y al progenitor, a tal punto que una adolescente, según la Fiscalía, habría intentado quitarse la vida.
Este hecho habría pesado, además, en la decisión que la semana pasada tomó el juez de control de garantías sobre enviarla a la cárcel.
Por ahora, el proceso judicial contra esta madre apenas se está iniciando.
Para la ley colombiana, quien maltrate física o psicológicamente a
cualquier miembro de su núcleo familiar incurrirá en violencia intrafamiliar, siempre que la conducta no constituya delito sancionado con pena mayor en prisión de cuatro a ocho años.
A su vez, la pena se aumentará de la mitad a las tres cuartas partes, cuando la conducta recaiga sobre un menor, adolescente, una mujer, una persona mayor de 60 años o que se encuentre en situación de discapacidad o disminución física,
sensorial y psicológica o quien se encuentre en estado de indefensión o en
cualquier condición de inferioridad.
Debido a que hay menores de por medio, esta madre no la tiene fácil judicialmente. Pero, la ley lo dirá si ella es culpable o no de presunta violencia intrafamiliar con un hacha y un cuchillo, para intimidar a sus hijos y a su pareja.
REDACCIÓN CALI
