Nueva Zelanda reportó más de 6000 nuevos casos de COVID-19, con 250 hospitalizaciones, y el gobierno espera que el brote alcance su punto máximo a mediados de marzo.
Habiendo sido elogiada anteriormente por su éxito en mantener al país libre de COVID, Ardern ha sido duramente criticada recientemente por el lento desbloqueo de las medidas restrictivas.
Las manifestaciones contra su liderazgo que comenzaron en la capital, Wellington, ahora se han extendido a otras partes de las Islas del Norte y del Sur.
En Christchurch, manifestantes enojados rodearon su automóvil cuando salía de un evento escolar, y algunos persiguieron el automóvil por un largo camino de entrada y gritaron insultos sobre los mandatos y las restricciones pandémicas, informó la emisora estatal TVNZ.
Hablando sobre el incidente más tarde, Ardern dijo: «Elijo no centrarme en lo que en última instancia eran dos personas», y agregó que la mayoría de los neozelandeses estaban de acuerdo con el nivel de restricciones que impuso para contener a Omicron.
Pero el fuerte aumento de los casos de COVID resultantes de la variante Omicron altamente infecciosa ha obligado al gobierno a repensar
su estrategia
Al relajar sus reglas de pandemia, el gobierno anunció el jueves que solo las personas confirmadas con COVID-19 y sus contactos domésticos tendrían que aislarse. También dijo que haría que las pruebas rápidas de antígenos (RATS) estuvieran más disponibles.
Los cambios que comienzan a partir de la medianoche del jueves están destinados a aliviar la presión de los servicios de prueba y rastreo de contactos, y también para garantizar que los servicios críticos y las cadenas de suministro permanezcan operativos.
«No hay duda de que las próximas semanas serán difíciles, pero Nueva Zelanda está mejor posicionada que la mayoría de los países para responder a Omicron», dijo el ministro de respuesta a la COVID-19, Chris Hipkins, en un comunicado.
La nación de cinco millones de personas tiene una tasa de vacunación del 95 % y ha visto algunos de los casos más bajos de COVID-19 gracias a los estrictos controles fronterizos y las medidas de distanciamiento social durante más de dos años.
Aunque las medidas restrictivas ahora se están suavizando gradualmente, la frustración entre el público ha provocado protestas.
Unos 1.000 manifestantes ocuparon el césped y las calles alrededor del edificio del parlamento en Wellington durante tres semanas, pidiendo el fin de los mandatos de vacunación y las restricciones pandémicas.
El Ministerio de Salud dijo que ha habido un brote de COVID en el lugar de la protesta e instó a los que se sienten enfermos a aislarse. Pero el enfrentamiento, que a menudo se volvió violento, se ha convertido en un desafío político para Ardern.
Se ha negado a reunirse con los manifestantes o a fijar una fecha concreta sobre cuándo terminarán los mandatos. Pero dijo la semana pasada que los mandatos se relajarán después de que haya pasado el pico de Omicron.
(Reporte de Praveen Menon; Editado por Simon Cameron-Moore)
