La mayoría de los ucranianos que huyeron de los combates se dirigieron a Polonia en un viaje que puede llevar días, y un número menor se dirigió a Hungría, Moldavia, Rumania y Eslovaquia.
La mayoría llega con muy poco, cansado y agotado.
Sin embargo, las comunidades polacas se han apresurado a ayudarlos en una muestra de caridad que no se había visto en muchos años, con extraños que ofrecen de todo, desde alojamiento hasta necesidades básicas en un lugar que puede no sentirse como un hogar.
La amabilidad no conoce límites
Los ucranianos que llegan al andén de la estación de Przemyśl son recibidos con carritos de la compra llenos de todo lo esencial imaginable, desde pañales hasta juguetes y andadores para ancianos. Incluso hay cochecitos, juguetes y montañas de ropa de las que los cansados viajeros pueden ayudarse.
Los voluntarios que hablaron con CNN dijeron que la cantidad de donaciones recibidas de personas en Polonia fue abrumadora. La enorme generosidad parece propagarse en gran medida de boca en boca.
Las donaciones no solo se han dejado en Przemyśl, la primera parada de tren para los refugiados que ingresan a Polonia a través del cruce fronterizo de Medyka, sino también para aquellos que han ingresado al país caminando.
¿Quiénes son los extraños?
Con el esfuerzo en gran medida desorganizado, los lugareños que dejan artículos generalmente no son conocidos ni buscan publicidad, sino que eligen ayudar a través de la bondad de su propio corazón.
El esfuerzo voluntario está comenzando a organizarse más a medida que decenas de chalecos amarillos ayudan a los refugiados en todo lo que pueden. Están llegando voluntarios de todo el mundo para ayudar en el esfuerzo y ayudar a las agencias de ayuda que trabajan en el área.
Pañales, toallitas húmedas para bebés y alimentos llenan una habitación dentro de la estación de tren de Przemyśl.
Y la ayuda no solo está disponible en forma de suministros físicos: algunas personas han estado sosteniendo carteles, ofreciendo viajes a diferentes lugares de Europa y los voluntarios están ayudando a los refugiados a encontrar un lugar para quedarse, ya sea un gimnasio escolar o familias que han ofrecido para acoger a mujeres y niños.
Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ha vuelto a pedir donaciones monetarias para comprar medicamentos esenciales y proporcionar transporte a quienes huyen del conflicto. Hablando sobre la enorme generosidad del pueblo de Polonia, dijo: “Lo que tememos es una segunda ola de personas que tienen muchos menos recursos y conexiones y que serán mucho más vulnerables”.
La amabilidad de los extranjeros que donan y se ofrecen como voluntarios en la frontera de Polonia contrasta fuertemente con los esfuerzos del gobierno del Reino Unido para limitar el número de refugiados, así como con sus esfuerzos para hacer que la solicitud sea aún más difícil.
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