Así lo dio a conocer a través del defensor del pueblo, Volmar Pérez, luego de su llegada a Colombia.
En medio de estrictas medidas de seguridad fue recibido por agentes del DAS, Manuel Junior Cortés Gómez, único sobreviviente de la masacre perpetrada el pasado 26 de octubre en Chururú, una población del estado Táchira en Venezuela y donde murieron 9 personas.
Pasadas las 10:00 de la mañana, Cortés atravesó el puente internacional Simón Bolívar en compañía de su madre, Yolanda Gómez y su hermano James Cortés Gómez.
A su llegada lo esperaban su abuela Hermelinda Torres y dos hermanos más quienes no dudaron en abrazarlo y manifestarle su felicidad por tenerlo cerca nuevamente.
«Estoy bien», expresó Cortes quien de inmediato fue trasladado a las instalaciones del DAS, negándose a dar declaraciones sobre los hechos y su posterior estadía en el Hospital Militar de Caracas.
El defensor del pueblo, Volmar Pérez, dijo que Cortés Gómez fue intervenido quirúrgicamente en su rostro y aún presenta limitaciones de movilidad y funcionalidad en su brazo izquierdo, por lo que debe continuar con un proceso de rehabilitación.
Pérez señaló que el joven insiste reiteradamente en el tema de seguridad para él y su núcleo familiar, quienes ya han manifestado amenazas en su contra: «Expresa con apremio y angustia la necesidad de que se adopte muy rápidamente un mecanismo de seguridad que permita garantizarle su derecho a la integridad personal, a la vida y a la seguridad».
Los hechos
Manuel Junior Cortés Gómez hará parte del Programa de Protección a Testigos de la Fiscalía y se convierte en pieza clave para esclarecer los hechos en los que murieron 9 personas.
Cortés integraba el equipo «Los Maniceros», secuestrados el 11 de octubre mientras jugaban un partido de fútbol en una cancha de Chururú, del municipio de Fernández Feo, en el Táchira (Venezuela).
En declaraciones entregadas a las autoridades venezolanas momentos después de su rescate, Cortés Gómez aseguró que «llegaron como 12 a 15 hombres armados con fusil y pistolas amenazando a todo el mundo (…) nos montaron en dos camionetas».
Continuando con su relato dijo que luego de dos horas y media de camino llegaron a un campamento donde los esperaban alrededor de 18 hombres: «Nos amarraron en parejas, encadenados con candado al cuello», expresó.
En las declaraciones figura que luego de 14 días en cautiverio les anunciaron que serían liberados. El joven manifestó que hubo efusividad por parte de todos «hasta lloramos de la alegría», no obstante «no sabíamos que esa salida era para fusilarnos a todos».
«Arrodillándonos en el piso y golpeándonos (…) sentimos la ráfaga de seis o siete disparos, de los cuales me pegaron uno solo». Continúo diciendo que «uno o dos minutos después, no sé cuánto, abrí los ojos y estaba vivo. Toqué a los demás amigos pero estaban muertos».
Luego de tres horas y media de camino llegó a una casa donde sus habitantes lo auxiliaron y trasladaron al centro asistencial de esa localidad, de donde fue trasladado al Hospital Central de San Cristóbal.
Cortes Gómez permaneció 42 días en el Hospital Militar de Caracas mientras la dirección del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería de Venezuela definía su deportación a Colombia.
