El expresidente Álvaro Uribe ha rechazado vehementemente el llamado a juicio en su contra por los delitos de soborno a testigos y fraude procesal, afirmando que el proceso está plagado de vicios y motivaciones políticas. En una declaración emitida a través de sus redes sociales, Uribe enfatizó en la falta de pruebas que respalden las acusaciones en su contra, sugiriendo que se trata de un juicio motivado por animadversiones personales y venganzas políticas.
Según Uribe, desde el inicio del proceso, ha sido objeto de un trato injusto por parte de la Corte Suprema de Justicia, alegando que los magistrados a cargo de su caso actuaron influenciados por consideraciones políticas. Señaló que no se le permitió una versión libre durante la investigación, y que el proceso estuvo marcado por una serie de irregularidades que socavan su credibilidad.
En particular, Uribe hizo referencia al testimonio de Juan Guillermo Monsalve, quien alega haber sido presionado para testificar a favor del expresidente. Uribe cuestionó la credibilidad de Monsalve y señaló su relación cercana con el senador Iván Cepeda, sugiriendo un posible sesgo en su testimonio. Además, Uribe destacó las contradicciones en las declaraciones de Monsalve y criticó su papel como testigo determinante en su contra.
El expresidente también defendió su decisión de enviar pruebas del supuesto complot en su contra, argumentando que su única intención era buscar la verdad. Uribe reiteró que durante años nadie lo buscó a él en relación con el testimonio de Monsalve, lo que según él demuestra su falta de interés en influir en el testimonio del testigo.
En última instancia, Uribe instó a un proceso judicial justo y basado en pruebas concretas, en lugar de motivaciones políticas y animadversiones personales. Su declaración refleja la firmeza con la que el expresidente está dispuesto a defenderse de las acusaciones en su contra, manteniendo su postura de inocencia y denunciando lo que considera un proceso judicial injusto.
