Bogotá cumple ya tres meses de restricciones para el abstecimiento de agua, después de las dificultades que causó la fuerte sequía de inicio de año. Natasha Avendaño, gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogota, explicó que espera que a corte de octubre haya un nivel de 70% en el sistema de embalses de la ciudad, para que se pueda afrontar los meses secos de inicio de año.
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También contó que están trabajando en opciones de abastecimiento para que después de 2033 la ciudad tenga agua, puesto que se prevé que para entonces haya un faltante. Comprar Tominé o construir un nuevo embalse está entre las opciones.
¿Cuál es el balance del plan de cortes programados en Bogotá?
Tenemos que reconocer a los bogotanos que han cumplido la tarea de ser más responsables con el consumo de agua y ese era el objetivo para pasar a un nuevo esquema de restricción. En promedio hemos reducido el consumo en 1 metro cúbico por segundo en los días que no hemos tenido restricción, lo que implica solo consumo voluntario.
Esto también trae una responsabilidad como usuarios para no bajar la guardia y mantener los cambios de comportamiento.
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El objetivo era que el consumo fuera de unos 16,6 metros cúbicos por segundo en esta nueva fase y estamos alrededor de 16,5 metros cúbicos en los días que llevamos de medida.
¿Cómo ha avanzado la recuperación de los embalses?
Volvimos a recuperar la senda creciente en los últimos días, puesto que el final de junio fue seco, sin mayor afluencia para el sistema Chingaza. Hemos tenido un nivel de lluvias más o menos constante en los últimos días, aunque por debajo de la media histórica, pero que nos ha permitido regresar a una senda creciente.
Históricamente julio, agosto y septiembre son los meses más lluviosos para el sistema y como sabemos que estamos en una situación climatológica atípica, esperamos que las lluvias se recuperen.
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El nivel de recuperación en el embalse es de 20,5% gracias a la reducción de consumo de los usuarios en los tres meses de aplicación de la medida. Eso quiere decir que si volvemos a los niveles de consumo y las lluvias no se consolidan vamos a seguir bajando el nivel de embalses y no podemos bajar la guardia.
Desde el primero de junio estamos trayendo 8,3 metros cúbicos por segundo disponibles desde la planta de Tibitoc, con lo que toda nuestra capacidad operativa está volcada a que garanticemos el abastecimiento de la manera más responsable.
Sistema Chingaza.
EFE
¿Qué expectativa de crecimiento de la demanda estiman y qué capacidad hay para atenderla?
Estas son cifras que tomamos desde el Dane sobre la proyección de crecimiento poblacional en Bogotá y sus áreas cercanas. Con esto y con los caudales que tenemos concesionados por las autoridades ambientales podemos hacer el balance entre oferta y demanda. Los cálculos nos muestran que tendríamos agua suficiente, más allá de la coyuntura, hasta 2033, considerando que ampliamos nuestras áreas de operación para cubrir la demanda.
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2033 está a la vuelta de la esquina por lo que se necesita tomar las decisiones de expansión del sistema, porque las de optimización ya están en curso. Ahora estamos trabajando con apoyo técnico de organismos multilaterales para garantizar la seguridad hídrica de Bogotá y sus zonas aledañas.
Si bien hay agua hasta 2033, ¿se necesitan medidas adicionales para estos próximos años en momentos como el fenómeno de El Niño?
Más que el fenómeno de El Niño, la situación atípica que tenemos se dio por la extrema sequía relacionada con el cambio climático. En los 60 años de datos que tenemos ningún fenómeno había afectado al sistema Chingaza. Esta es una situación atípica, que nos llevó a una sequía extrema, con momentos muy calurosos llevaron a que tuviéramos la situación que tuvimos.
Ahora lo que tenemos que hacer es tomar decisiones para que en futuros momentos extremos no se afecte la capacidad de abastecer a la ciudad, porque no puede volver a pasar esto.
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Tenemos que consolidar la posibilidad de usar agua residual tratada de la Planta de Tratamiento de Salitre, de la cual tenemos un caudal de cerca de 4,5 metros cúbicos por segundo y que pueden ser usado para actividades que no requieren agua potable como riego de cultivos y jardines, puesto que tenemos una calidad de agua por encima de lo que exige la norma. Esto nos permitiría aumentar la capacidad de suministro de Bogotá.
PTAR Canoas
El Tiempo
¿Qué medidas de expansión se están contemplando para 2033?
Hay que tomarlas en estos cuatro años, porque los embalses o nuevas fuentes de abastecimiento se logran en dos años. La idea es dejar andando las cosas para que se puedan materializar cuando las necesidades sean apremiantes.
La empresa había hecho estudios que están hoy en un esquema de priorización con entidades multilaterales.
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Una de las opciones es abastecernos más el sistema Norte, teniendo en cuenta que está el embalse de Tominé que podríamos llegar adquirirlo directamente a Grupo Energía Bogotá y tener un abastecimiento más directo.
La planta Tibitoc trata el agua del río Bogotá, que se regula con los embalses de Sisga, Neusa y Tominé, pero sus caudales están regulados completamente por la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR). Podría también ser una de las alternativas.
Otra de las opciones que tenemos que revisar a nivel técnico y ambiental es el embalse La Playa, que hace parte del sistema Chingaza y fue diseñado originalmente hace 60 años, junto con Chuza. El objetivo era tener un sistema de regulación plurianual, que se desocupe en más de un año. Esta es una discusión que debemos retomar en términos técnicos para que se defina qué hacer.
Hay otra discusión, para la cual todavía nos falta sustento, y es el uso de agua subterránea. La Secretaría Distrital de Ambiente tiene un buen monitoreo, pero solo a nivel ambiental. Nosotros tenemos un acueducto muy viejo en el que se hizo seguimiento de unos pozos, pero que no es insumo suficiente para saber si podremos usarlas.
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¿Qué avances hay ya en estas opciones?
Tenemos suscrito un acuerdo de entendimiento con el Grupo Energía Bogotá desde el año pasado y hemos venido avanzando en este tema. No es solo adquirirlo, queremos garantizar que vamos a tener acceso a un mayor caudal, para lo cual estamos haciendo consulta a la CAR para pedir que nos dé un mayor caudal después de que presentemos un estudio. Esto es algo en lo que hemos avanzado y estamos en el proceso de conversaciones con GEB.
Con respecto a La Playa, este está considerado hace muchos años, estamos esperando el estudio que está adelantando el Banco Mundial y que esperaríamos tener en los próximos meses. Esta es también una decisión del Distrito para saber si retomamos este diseño original de Chingaza haciendo la solicitud formal ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) para que determine la viabilidad.
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Con respecto al estudio de fuentes subterráneas estamos haciendo también un estudio con cooperación internacional para tener una información en menos de tres años que nos permita tomar algunas decisiones.
DANIELA MORALES SOLER
Periodista de Portafolio
