TROON, Escocia — Max Homa observó el putt de birdie de 30 pies caer en el hoyo y soltó un enorme rugido, su mayor celebración desde su fuerte debut en la Ryder Cup el año pasado en Marco Simone.
¿La ocasión? Dos días más en el Abierto Británico. Y aunque todavía estaba 13 golpes por detrás, fue un gran momento para que al menos algo saliera bien por primera vez desde abril.
«Realmente no he estado jugando muy bien y el golf no ha sido muy divertido», dijo Homa.
En abril, en el Masters, estuvo entre los que competían por el título y el californiano parecía estar a punto de dar otro gran paso en su carrera. Desde entonces, solo ha estado entre los 10 primeros una vez. En los majors, estuvo en la mitad de la tabla en el Campeonato de la PGA y no pasó el corte en el Abierto de Estados Unidos.
«No he estado haciendo un buen trabajo mentalmente», dijo Homa. «Hoy me sentí como si, por primera vez en mi vida, no me hubiera inmutado, ni siquiera hubiera parpadeado. Jugué 16 hoyos realmente buenos y sólo hice dos swings realmente malos».
Esos malos swings le costaron caro: un doble bogey en el hoyo 5, par 3, y un golpe de salida fuera de juego en el difícil hoyo 12 que le llevó a un triple bogey. Parecía que iba a ser un fin de semana de descanso hasta que consiguió dos birdies en los últimos tres hoyos, ninguno más importante que el 18.
«Quizás simplemente estoy orgulloso de mí mismo», dijo. «Este es mi torneo favorito en el mundo. Así que tener la oportunidad de jugar dos días más, no sé, fue una experiencia extracorporal. Realmente no esperaba gritar como si hubiera ganado un torneo de golf».
«Me sentí realmente bien. Sentí que había luchado todo el día».
