El aumento de casos de COVID en verano no es motivo de alarma, dicen los expertos

El presidente Joe Biden y el secretario de Salud y Servicios Humanos, Xavier Becerra, se convirtieron esta semana en los principales ejemplos de la nueva ola de COVID-19 del país, y aunque no está claro con qué variante están infectados, los expertos en enfermedades infecciosas dicen que las últimas cepas dominantes de COVID-19 no son más peligrosas que las iteraciones anteriores.

Biden, de 81 años, actualmente está lidiando con síntomas leves de las vías respiratorias superiores y está tomando el antiviral contra la COVID-19 Paxlovid, según el médico de la Casa Blanca, Kevin O’Connor. Esta es la tercera vez que Biden contrae la COVID-19 mientras está en la Casa Blanca.

Mientras tanto, Becerra, de 66 años, anunció su prueba positiva a través de un portavoz el 16 de julio. Ambos continúan trabajando, aunque de forma remota.

La nueva variante ómicron, KP.3, se ha afianzado en las últimas semanas a medida que las olas de calor en Estados Unidos han obligado a los estadounidenses a congregarse en espacios cerrados, según Amesh Adalja, médico especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad Johns Hopkins. Pero este aumento de las infecciones no se ha traducido en un aumento de las hospitalizaciones o muertes relacionadas con la COVID-19, ya que la última cepa del virus no es más virulenta que las iteraciones anteriores.

Las variantes KP.3 y KP.2, ambas sublinajes de ómicron, representan un total del 61,3% de los casos nuevos en el período de dos semanas que finalizó el 6 de julio, según los datos más recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. La variante KP.3 representa el 36,9% de los casos y la KP.2 el 24,4%.

El número de casos de COVID-19 provocados por la variante KP.3 está aumentando rápidamente y ha superado rápidamente a las variantes KP.2 y JN.1 como los linajes más dominantes de COVID-19 en los últimos meses. A mediados de abril, la variante KP.3 representaba el 2% de todos los casos.

En las últimas dos semanas, la positividad de las pruebas de COVID-19 ha aumentado un 8,6% y las visitas a urgencias han aumentado un 23,5% en la última semana, según los CDC. Pero a pesar de este aumento de la enfermedad, las muertes solo han aumentado menos del 1%.

No hay muchas diferencias entre KP.3 y versiones anteriores del virus.

«Todavía estamos en la era ómicron», dijo Paul Offit, director del Centro de Educación sobre Vacunas del Hospital de Niños de Pensilvania y miembro del comité asesor de vacunas de la Administración de Alimentos y Medicamentos.

Offit dijo que el virus COVID-19 y sus variantes seguirán evolucionando en términos del dominio de unión al receptor, que es la parte de la proteína de la espícula que se une a las células. Pero sigue siendo el mismo virus base. Por esa razón, las personas que se han infectado previamente con COVID-19 o que se han vacunado en los últimos cuatro a seis meses probablemente solo tendrán un caso muy leve del virus.

Para quienes presentan síntomas más graves, los médicos ahora tienen más herramientas para lidiar con el COVID-19, como antivirales y anticuerpos monoclonales. Pero las personas de alto riesgo deben seguir tomando más precauciones que el estadounidense promedio, dicen los expertos.

«Todo esto es un escenario muy diferente a cuando Trump se contagió de COVID y no teníamos ninguna de estas herramientas», dijo Adalja. «Aunque cuando una persona de 81 años da positivo en la prueba de COVID, todavía tenemos que tomarlo muy en serio».

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