Uno de los temas que ha ganado relevancia en el mercado laboral durante los últimos años es la presencia y relevancia del trabajo no remunerado entre los colombianos, puesto que si bien todavía hay quienes lo justifican con argumentos culturales; las nuevas tendencias y líneas de pensamiento que están surgiendo en la sociedad resaltan que es necesario regularlo y pensar en quienes ejercen labores de este topo.
De acuerdo con los expertos, el trabajo no remunerado es aquel que incluye todas las actividades productivas que se desarrollan pero no generan ingreso alguno para quien la ejerce y generalmente abarca tareas domésticas como cocinar, limpiar, cuidar a los niños y ancianos, y labores de mantenimiento del hogar. Estas actividades, aunque no generen ingresos directos, son esenciales para el funcionamiento diario de los hogares y la sociedad en general.
Trabajo doméstico.
Archivo particular
En Colombia esta realidad se analiza con el Sistema de Cuentas Nacionales, mediante el que se revisa “la evolución, tendencia y transformaciones estructurales de la economía”, generando datos importantes para la formulación e implementación de políticas públicas en aristas como las labores que no reciben remuneración alguna y cómo esto impacta en el desarrollo de la economía.
Un panorama desigual
Con el fin de conocer el estado de esta problemática en el país, el Centro de Estudios Económicos Anif tomó los más recientes informes del Dane y los cruzó con la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, también del Dane, encontrando que actualmente la mayor parte del tiempo que se trabaja es no remunerado y que las mujeres son quienes más sufren esta problemática.
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“De acuerdo con la última información disponible, en 2021 las mujeres gastaron más del doble del tiempo en labores de trabajo no remunerado que los hombres (7,7 horas semanales en promedio versus 3,1). Esto permitió que los hombres destinaran más horas a actividades relacionadas con la generación de ingresos”, indicaron inicialmente.
Hablando de cifras más recientes, Anif indicó que en 2023, de los 38,8 millones de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, el 57% fue ocupado por mujeres. Sin embargo, en el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, las mujeres representaron cerca del 80%, mientras que en los trabajos dentro de la frontera productiva, los hombres participaron en un 62%.
“Los datos del Dane permiten analizar en mayor detalle lo relacionado con el trabajo no remunerado, un trabajo que es invisible a los ojos de muchos, pero esencial en el funcionamiento de la economía y confirman lo que ya se observaba a partir de la información de la encuesta de uso de tiempo: las mujeres y los trabajadores independientes son quienes tienen la mayor carga en este tipo de actividades”, explicaron.
Teniendo en cuenta los más de 38 millones de empleos a tiempo completo que se contabilizaron el año pasado y que de estos 18,3 millones hacían parte de la categoría no remunerada, queda claro que son aproximadamente el 47,2%
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“Al desagregar estos puestos de trabajo entre trabajo en la frontera de producción de las cuentas nacionales y trabajo doméstico y de cuidado no remunerado. Se encuentran grandes disparidades. Por un lado, más de la mitad de los puestos de trabajo (53%, 20,5 millones de los 38,8 millones totales) estaban concentrados dentro de la frontera de producción del Sistema de Cuentas Nacionales. Dentro de este grupo, los hombres son quienes más participan, con un 62% del total, frente al 38% de las mujeres”, explicaron.
El segundo hallazgo de estos expertos tuvo que ver con que de todos los puestos de trabajo que se contabilizaron en el análisis (por encima de las 8 horas diarias), aquellos con labores no remuneradas representaron el 43% y que al interior de este grupo, en consistencia con los resultados de la encuesta de uso de tiempo, las mujeres tienen la mayor participación, con cerca del 80%, frente al 21% para los hombres.
Trabajo doméstico
iStock
“Lo anterior revela las grandes disparidades de género que existen todavía tanto en el mercado laboral como en las labores de cuidado, pues estas últimas recaen principalmente sobre las mujeres. Del total de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, la mayor proporción corresponde a no remunerado realizado por las mujeres, que concentran el 37,2% del total, lo que corresponde a 14,4 millones de trabajos”, indicaron.
En estos datos también se vio que las personas independientes dedican más tiempo a las actividades no remuneradas, con el 86% del total de trabajadores, destacando que la flexibilidad de sus horarios les permite equilibrar mejor estas responsabilidades, aunque en esta rama, las mujeres también siguen siendo las principales encargadas de estas tareas.
Dicho de una forma más sencilla, esta disparidad se aprecia mejor al decir que para el caso de los hombres, el promedio de horas trabajadas es de 9 remuneradas y 3,1 no remuneradas, mientras que para las mujeres, esta proporción es de 7,6 remuneradas y 7,7 no remuneradas; lo cual les resta tiempo para actividades como, por ejemplo, de crecimiento personal o esparcimiento.
Urgen políticas
Anif cerró su informe señalando que estos hallazgos refuerzan la necesidad de seguir avanzando en balancear en términos de género la carga de las labores domésticas y de cuidado en el hogar, teniendo en cuenta que sostener un hogar es una tarea que se debe realizar de forma equitativa y sin recargar toda la responsabilidad en las mujeres.
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“Esto es aún más importante si se tiene en cuenta que también existe un desbalance en los trabajos que se encuentran dentro de la frontera de producción (TSCN), donde las mujeres participan mucho menos que los hombres. En la medida en que se balanceen las cargas del trabajo no remunerado las mujeres tendrán más tiempo para dedicar al trabajo remunerado, permitiéndoles así generar (mayores) ingresos”, concluyeron.
En este sentido recordaron que dedicar mucho tiempo al trabajo no remunerado puede afectar la salud y el bienestar de las personas, ya que tienen menos tiempo para actividades personales, educativas y recreativas. Así mismo, quienes realizan una cantidad considerable de trabajo no remunerado pueden tener menor productividad en sus empleos remunerados debido a la fatiga y la falta de tiempo para capacitación y desarrollo profesional.
