El incremento en los precios se ha sentido en los últimos meses en prácticamente toda la canasta de los consumidores, y aunque los alimentos han sido en buena parte los responsables del aumento de la inflación, este efecto es cada vez más fuerte en todas las categorías del índice de precios al consumidor (IPC).
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Al cierre de 2022 la inflación sin alimentos registró un valor de 9,99%, mientras que la inflación subyacente, la variación anual del IPC menos alimentos y energéticos, tocó un nivel de 9,23%. La directora del Dane, Piedad Urdinola, destacó la semana pasada que, aún sin estos elementos, todos los precios siguen creciendo, aunque a un nivel menor que el de la inflación general.
Según explica Carolina Monzón, gerente de investigaciones económicas para Itaú Colombia, el cálculo de la inflación subyacente o básica, lo que busca es tratar de extraer los componentes menos volátiles de la canasta del consumidor.
Esto también con el objetivo de identificar aquellos ítems más reactivos a la tasa de interés, pues están más ligados a la demanda y el desempeño de los hogares, como la vivienda o el entretenimiento, por ejemplo.
“Hay otros efectos que pueden ser de tipo de cambio, de demanda, factores de logística que están incidiendo en la inflación, pero que no están relacionados con los alimentos o con medidas de gobierno en términos de regulados”, dijo.
Y mencionó que “esto también puede ser una señal de que hay mucha tracción de la inflación por otros rubros de la canasta, como entretenimiento, salud y educación, que reflejan presiones adicionales”.
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Por otro lado, Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, explicó que “la inflación subyacente o inflación básica es una medida a la cual el Banco de la República pone mucha atención porque son esos rubros o la inflación para la cual, en teoría, la política monetaria es mucho más efectiva”.
De acuerdo con el economista, hay elementos de la inflación que se afectan de manera tan directa por la tasa de interés, como los alimentos, que están más ligados a situaciones referentes al clima o el transporte; o los bienes regulados, como la energía eléctrica, el gas o la gasolina.
“Que siga subiendo de esa manera quiere decir que la inflación de demanda sigue estando muy alta. Por ello consideramos que este 27 de enero puede que el Banco de la República pueda subir incluso en 1 punto porcentual más su tasa de interés, hasta el 13%”, indicó Olarte.
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Las perspectivas para este año esperan que los precios se mantengan altos en diferentes ramas. El banco estadounidense JP Morgan emitió un reporte sobre Colombia, en el que menciona que, en términos de inflación subyacente o core, considera que los precios de los servicios se dispararán aún más en efectos de indexación tras la subida del 16% del salario mínimo.
Aunque el grueso de la inflación en 2022 estuvo dado por elementos como los alimentos, con un aporte de 4,88 de los 13,12 puntos de la inflación de 2022 y una variación de 27,81%, si se miran otras categorías, excluyendo también los energéticos, varias han tenido un rol importante en la variación del IPC.
Las comidas fuera del hogar, aunque también se relacionan con los alimentos, aportaron 1,25 puntos porcentuales a la inflación; los vehículos particulares contribuyeron en 0,58 puntos, y los arriendos imputados representaron una contribución de 0,50 puntos.
Otros rubros que también tuvieron un peso importante en la inflación de 2022 son los productos de limpieza y mantenimiento, con un aporte de 0,45 puntos a la inflación, los artículos para higiene corporal, con 0,25 puntos, las prendas de vestir masculinas (0,14), los productos de aseo personal (0,14) y los productos farmacéuticos y dermatológicos (0,12).
Laura Lucía Becerra Elejalde