Redacción
Debe de ser el conflicto blico ms extrao de los tiempos modernos: dos de las mayores potencias econmicas y tecnolgicas del mundo enfrentndose a palos y pedradas por la posesin de un lugar tan inhspito que muchos lucharan ms bien por no tener que estar all. Pero es lo que ocurri el martes entre China y la India, a ms de 3.000 metros de altura, en la disputada regin fronteriza de Ladakh. Precisamente porque esta es una zona caliente que ya ha llevado en ocasiones a la guerra entre los dos gigantes vecinos, los soldados no suelen ir armados. As que el combate tuvo lugar con esa tecnologa tan bsica. Aun as, hubo veinte muertes entre las tropas indias, pero fueron por congelacin. Se cree que tambin hubo bajas chinas, si bien, con la opacidad que le caracteriza, el rgimen de Pekn se niega a decir cuntas —lo que hace pensar que no sern menos de veinte.
Esta clase de incidentes acostumbran a quedarse en nada (la ltima guerra por este territorio fue en 1962), pero resultan tiles como termmetro. China y la India estn inquietas. En el caso de China, la pandemia del coronavirus y el proceso de desglobalizacin que haba comenzado antes preocupan en Pekn, y la India es una parte importante de esa preocupacin. China la ve como un mercado crucial para su tecnologa, especialmente sus telfonos mviles. De hecho, en solo cinco aos ha logrado convertirla en su principal comprador (cuatro de las cinco marcas ms vendidas all son chinas). Ms de la mitad de las grandes tecnolgicas indias tienen capital chino, y Huawei est construyendo la red 5G de la India.
La India tambin est inquieta. Ve su futuro precisamente como una competicin con Pekn por el liderazgo econmico mundial, y, lo mismo que Europa y Estados Unidos, busca una frmula para desconectar su economa de la de China. Pero tampoco a la India le resulta fcil: depende de Pekn para muchas importaciones importantes, y los chinos, precisamente para circunnavegar las leyes proteccionistas de la India, fabrican all la mayor parte de los mviles que le venden, con lo que generan muchos puestos de trabajo.
De modo que el Gobierno nacionalista de Modri ha intentado controlar y redirigir el capital chino que entra en su economa con una reciente ley de inversin extranjera, lo que ha molestado mucho en Pekn. Por otra parte, tambin en la India ha molestado la apertura de un canal comercial entre China y Pakistn, su enemigo estratgico nmero uno. Pero el hecho es que la India todava no tiene una respuesta para su dilema entre beneficiarse de la inversin china sin dejar que esta colonice su propio mercado interno. Mientras tanto, provocados intencionadamente o no, incidentes como el del martes son tiles para el Gobierno indio a la hora de alimentar el sentimiento antichino, que, de todos modos, es ya muy fuerte. Lo que lleva a esta irona fascinante de que una disputa cuyo origen est en la alta tecnologa se resuelva en las montaas, literalmente a pedradas.
