Ante la escasez de alimentos en los campamentos superpoblados donde han estado viviendo durante una década, más de 1.000 personas en el estado de Kachin, en el norte de Myanmar, han regresado a sus aldeas, a pesar de los temores de que los enfrentamientos puedan estallar en cualquier momento, dijeron a Radio Free Asia.
Sus vidas en los campamentos, adonde habían huido en 2011, se han vuelto cada vez más insoportables con el aumento de los precios de los artículos de primera necesidad y la falta de alimentos nutritivos, medicinas y servicios de salud.
Las fuerzas de la junta han bloqueado carreteras y confiscado alimentos y medicinas de los vehículos de transporte y es difícil acceder al dinero debido al colapso del sistema bancario.
“Nuestras vidas son demasiado difíciles”, dijo un residente de la aldea de Ga Yar Yan, quien al igual que otros en la historia se negó a ser identificado por razones de seguridad. “Ya no podemos vivir aquí [in the camps].”
Pero los retornados enfrentan grandes incertidumbres porque otras personas se han asentado en las casas y granjas que abandonaron hace años y han estado usando sus pertenencias.
Hasta el momento, unas 200 de las 500 familias de la aldea que se habían refugiado en los campamentos han regresado a casa, mientras que el resto teme que se reanuden los enfrentamientos entre la junta y varios grupos rebeldes.
Desplazado desde 2011
En 2011, unas 150.000 personas fueron desalojadas de sus hogares cuando se reanudaron los combates entre las fuerzas de Myanmar y el Ejército para la Independencia de Kachin, o KIA, un grupo étnico que busca la autonomía.
Desde entonces, han estado viviendo en más de 160 campamentos improvisados alrededor de Myitkyina, la capital del estado, a los que se unieron otras 10.000 personas debido a las hostilidades desde el golpe de Estado de 2021.
En total, alrededor de 1,2 millones de personas en Myanmar siguen desplazadas por el conflicto y la inseguridad desde el golpe militar en febrero de 2021, lo que eleva el número total de desplazados internos en todo el país a más de 1,5 millones, según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.
Las aproximadamente 330.000 personas desplazadas por los combates antes de febrero de 2021 se encuentran principalmente en los estados de Kachin, Rakhine, Chin y Shan, dijo la agencia de la ONU.
Si bien algunos de los desplazados internos han decidido no reasentarse sino trabajar temporalmente en sus granjas para cultivar alimentos, otros que quieren mudarse de forma permanente dicen que necesitan ayuda para construir casas, clínicas y escuelas en sus antiguas aldeas en el estado de Kachin, que limita con la provincia china de Yunnan. provincia.
La Convención Bautista de Kachin, un grupo cristiano evangélico, está brindando asistencia a los retornados, dijo un funcionario de la organización.
“Algunas comunidades sociales han formado Planes de AutoAlianza y se han ofrecido como voluntarios para ayudarlos a regresar a casa”, dijo el funcionario, refiriéndose a los grupos de autoayuda que han formado los desplazados internos al hacer alianzas con otros para salir de los campamentos de manera sistemática.
“Hay más desplazados internos que planean regresar a sus hogares, y [they] han organizado sus propios retornos a través de estos planes”, dijo el funcionario de KBC.
Algunas personas acampadas alrededor del municipio de Myitkyina están considerando regresar a sus hogares a fines de febrero, aunque es posible que no puedan hacerlo debido a la presencia de bases militares y de KIA y sus actividades en sus áreas, dijo.
Junta había prometido ayuda
Cuando los funcionarios de la junta visitaron el campamento Jang Mai Kawng de Myitkyina en diciembre de 2022, se comprometieron a ayudar a los residentes a regresar a casa el verano siguiente, que comienza en marzo en Myanmar, cuando las escuelas estarán cerradas, dijo un funcionario del campamento.
Pero el gobierno militar no ha cumplido, dijo.
Un viceministro del régimen les dijo a los desplazados internos en ese momento que el gobierno no podía construir nuevas casas para ellos, pero que proporcionaría una cierta cantidad de efectivo a cada hogar, dijo.
El viceministro les dijo que tendrían que invertir más dinero propio si querían mejores casas que las que les podía proporcionar el dinero del gobierno.
“Aunque dijo esto, no hemos recibido ninguna información específica al respecto”, dijo el funcionario del campamento.
Futuro incierto
Khun Sai, una persona desplazada que vive en el campamento Sha-it Yang en Waingmaw, dijo que quiere volver a casa pero no puede porque las fuerzas de la junta y los agentes de KIA visitan a menudo su pueblo, Sampai.
“Es un lugar preocupante porque las fuerzas armadas siempre están activas allí”, dijo. “Es por eso que hemos formado un comité de retorno y estamos haciendo algunos arreglos posibles. No sabemos cuándo podremos volver a casa, pero estamos tratando de hacerlo posible en 2024”.
Win Ye Tun, el portavoz de la junta del estado de Kachin, dijo que los funcionarios estatales estaban brindando asistencia a las personas desarraigadas.
“Por ejemplo, ayudamos a reconstruir una aldea en Nam Sang Yang y reparamos algunas escuelas allí”, dijo a RFA. “Lo principal es que estamos planificando y ayudando a las etnias a que puedan regresar a sus hogares con dignidad”.
El portavoz de KIA, el coronel Nawbu, dijo que instruyó a las personas en los campamentos para que regresen a sus hogares a trabajar en sus tierras de cultivo si aún no pueden reasentarse allí de forma permanente.
Un maestro religioso de la aldea de Ga Yar Yan dijo que algunos aldeanos que arriesgaron sus vidas para regresar a casa están preparados para huir a los campamentos si se reanudan los combates.
“Regresaron no porque esté seguro y protegido, sino porque han pasado 12 años”, dijo la maestra. “Es imposible seguir así. … Pero si hay enfrentamientos, huiremos de regreso a los campos de refugiados”.
Traducido por Myo Min Aung para RFA Burmese. Editado por Roseanne Gerin y Malcolm Foster.
