En los días previos al Abierto de Australia del año pasado, al entonces número 1 del mundo, Novak Djokovic, se le canceló la visa y posteriormente fue deportado después de negarse a cumplir con el mandato de vacunación contra el COVID-19 del país.
Pero en el año que ha pasado desde entonces, las cosas han cambiado. Un cambio en el gobierno ha provocado que Australia elimine su mandato de vacunas para viajeros extranjeros, y la prohibición de tres años de Djokovic del país fue anulada en noviembre. Como tal, un partido de exhibición del viernes entre Djokovic y Nick Kyrgios sirvió como una bienvenida de regreso para el nueve veces campeón del Abierto de Australia, en el que recibió una entusiasta recepción de la multitud local.
«Estaba muy emocionado, honestamente, al entrar a la cancha, con la recepción que recibí. No sabía cómo iba a ser eso después de los eventos del año pasado», Djokovic. dijo a los periodistas el sábado. «Estoy muy agradecido por el tipo de energía y recepción, amor y apoyo que recibí anoche».
Las emociones fueron, de hecho, una parte importante del tan cacareado regreso de Djokovic a Australia. En una entrevista reciente con Channel 9, Djokovic compartió que sentía que los medios lo habían convertido en «el villano del mundo» por no vacunarse contra el COVID, sino buscar una exención médica para ingresar al país.
Sin embargo, Djokovic, ahora el jugador número 5 del mundo, enfatizó que no tiene ningún sentimiento de resentimiento contra la nación a pesar del trato que le dan las autoridades.
«Si guardo rencor, probablemente si no puedo seguir adelante, no estaría aquí», dijo Djokovic.
Ahora, de vuelta en el Abierto de Australia, Djokovic tiene la oportunidad de ganar su título número 22 de Grand Slam, lo que lo pondría una vez más a la par con su contemporáneo Rafael Nadal en la lista de todos los tiempos. Mientras Djokovic ha estado recuperándose de una lesión en el tendón de la corva, el serbio de 35 años dijo que la lesión «con suerte» no es una preocupación importante.
