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ABUSO DE AUTORIDAD

ABUSO DE AUTORIDAD | Noticias de Buenaventura, Colombia y el Mundo

En la columna de la semana pasada, “La brutalidad de un estado” , tuve la oportunidad de hacer referencia al asesinato de George Floyd a manos de un policía en los Estados Unidos en un claro abuso de autoridad con tintes de racismo. También hacía una comparación con el estado colombiano y su historia de racismo y abuso histórico hacia las comunidades negras del Pacífico. Y decía, en Colombia sólo falta la fotografía del abuso de algún afrodescendiente.

Pues bien, no tengo la foto del acto violento de los policías golpeando a Ánderson Arboleda, en el departamento del Cauca, pero sí la foto de este joven de tan sólo 21 años. Un evento, aparentemente fruto del abuso policial que ocasionó la muerte de este muchacho por lesiones producto de golpes con un bolillo en el cráneo.

El asesinato de Ánderson, trae también a la memoria otro ocurrido en Bogotá en noviembre del año pasado. Dylan Cruz, de tan sólo 18 años y que se asemeja a Ánderson no sólo por su juventud sino también por ser hijo de un hogar con escasos recursos eonómicos, murió también por un trauma cráneo encefálico debido a una bomba aturdidora disparada por un policía del Escuadrón Móvil Antidisturbios, Esmad. La brutalidad de la policía parece no tener límites y una buena parte de us agentes abusan del poder de una manera que no tiene precedente.

De acuerdo a versiones de familiares de Ánderson, el pecado del joven fue estar afuera de su casa violando la cuarentena obligatoria en el municipio nortecaucano de Puerto Tejada. Ánderson, luego de la paliza, entró a su casa pero se fue agravando y tuvieron que llevarlo a una de las clínicas de Cali donde le diagnosticaron muerte cerebral lo que lo condujo a su deceso horas después.

No se necesita esperar el resultado de las investigaciones para saber que en el procedimiento policial hubo un claro abuso de autoridad. De ninguna manera se justifica que se acabe con la vida de alguien simplemente porque las personas que están a cargo de poner el orden en ciudades y pueblos, no tienen la menor idea de cómo proceder para hacer cumplir códigos policiales o decretos como el que impone el cumplimiento de una cuarentena obligatoria.

Es triste ver cómo se acaba con la vida de un joven, sólo porque un policía decide golpear creyendo que así ejerce control. Yo me pregunto si de pronto este mismo policía actuaría de la misma forma si estuviera en un sector exclusivo de Popayán, Cali o Bogotá, y quien estuviera afuera de su casa esperando que le abrieran fuera un joven rubio. La misma escena, pero distinto personaje y en locación diferente. La familia de Ánderson argumenta que el muchacho de 21 años estaba esperando que le abrieran la puerta cuando llegaron los policías y luego de amenazarlo con ponerle la multa por violar la cuarentena, lo golpearon con el bolillo en la cabeza.

La semana pasada hablaba precisamente de cómo el estado colombiano ha sido racista y abusivo con los habitantes de la región Pacífica, en su mayoría de raza negra y con altísimos niveles de pobreza. Una región históricamente olvidada donde la dirigencia del país sólo se acuerda de sus habitantes en tiempos de elecciones. Una región rica en madera, oro y plata, riquezas que se extraen de sus suelos, pero que ha enriquecido a blancos dueños de empresas colombianas o de multinacionales. Ni siquiera teniendo todas estas riquezas, además del principal puerto marítimo de Colombia como lo es Buenaventura, ha servido para que el Estado representado por la dirigencia política y empresarial inviertan en el Pacífico y su gente.

No puedo dejar de hacer una reflexión sobre el abandono del estado a esta región habitada por afrodescendientes, que trasciende más allá del Litoral Pacífico y se extiende a otras poblaciones del Occidente colombiano. Ánderson, un chico de raza negra y humilde, oriundo de Puerto Tejada de mayoría negra, en un departamento como el Cauca, cuya dirigiencia de abolengo se ha caracterizado precisamente por ser clasista, racista y abusiva de su gente, especialmente de indígenas y negros. Dirigencia blanca colombiana que adiestra a agentes del orden, llámense policías o soldados, en su mayoría reclutados de los sectores más humildes del país, para que sean los verdugos de sus semejantes. Agentes del orden surgidos de un pueblo y una sociedad donde por siglos se han aprendido valores negativos sobre lo negro, creando estigmas y estereotipos basados en raza y clase social.

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