Con este gesto trató de reconciliar al presidente del país, Salva Kiir Mayardit, y a su rival —y ahora vicepresidente—, Riek Machar, jefes de las dos facciones de la guerra civil que empezó en el 2013 y duró cinco años.
Hizo lo mismo frente a otros dos altos funcionarios sursudaneses. «Les pido desde el corazón. Sigamos adelante. Habrá muchos problemas, pero no tengan miedo, sigan adelante, resuelvan los problemas», agregó después.
“A ustedes tres, que han firmado un acuerdo de paz”, dijo el papa, “les pido como hermanos, permanezcan en paz”.
Los políticos de Sudán del Sur se alojaban en la residencia del papa en el Vaticano para un retiro espiritual sin precedentes de dos días, una idea del arzobispo de Canterbury Justin Welby, el jefe de la Iglesia Anglicana.
Vatican News, el medio de comunicación oficial de la Santa Sede, calificó el gesto del papa como “sorprendente y conmovedor”, uno que “no se puede entender, excepto en el clima de perdón recíproco que caracterizó los dos días de retiro”.