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Acueducto de Villavicencio: un ‘caudal’ de promesas

por Redacción BL
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Represamiento en bocatoma deja de nuevo sin agua a Villavicencio

Bocatoma Quebrada la Honda, acueducto de Villavicencio.

Ahora que formalmente iniciaron las campañas políticas, seguramente los aspirantes a ser alcaldes de Villavicencio tendrán la problemática del agua entre sus prioridades.  

Desde 1996, cuando en Villavicencio se inauguró formalmente la segunda etapa del sistema de acueducto por gravedad de Quebrada Honda, se advirtió que estaba diseñado para prestar el servicio durante unos 20 años, por lo que era primordial, entre tanto, pensar en soluciones de fondo para garantizar la prestación del preciado líquido.

No solo han pasado 27 años desde entonces, sino que la ciudad ha crecido por lo menos dos veces más en número de habitantes, la crisis climática ha hecho que los inviernos sean más fuertes y los veranos más largos y, en definitiva, el acueducto quedó obsoleto para la capital del Meta.

Pero como cada cuatro años el acueducto se convierte en un caudal de promesas de quienes aspiran a ser candidatos, seguramente estos meses no serán diferentes. Por eso, para que no se ‘taponen las rejillas’ de promesas que no se van a cumplir, recordamos algunas de las propuestas que dejaron en sus planes de gobierno los candidatos que resultaron ser alcaldes.

La ‘ladera’ empezó a derrumbarse cuando Franklin Germán Chaparro, alcalde de Villavicencio, fue destituido en el 2005 y desde ese momento, hasta el año 2007, hubo en la administración municipal por lo menos 13 mandatarios encargados en medio de una inestabilidad jurídica que acabó con cualquier proyecto de ciudad durante 4 años y pensar en una solución al acueducto era el menor de los problemas por ese entonces.

Luego llegó Raúl Franco (2008-2011), quien dijo que el problema de la escasez de agua en la ciudad se solucionaba controlando las fugas y los robos del líquido.

Su promesa giró en torno a que en la temporada de verano se debía iniciar el cambio de red de conducción del acueducto para avanzar en su principal compromiso: la ejecución del denominado Plan Maestro de Acueducto, cuyo valor se calculaba en más de 100.000 millones de pesos.

Dicho Plan Maestro contemplaba, además del cambio de la tubería madre, adelantar una política de instalación de micromedidores y sectorización de la ciudad para que cuando se produjera un trabajo de reparación en determinada zona, no se tuviera que suspender el agua en toda la ciudad.

Y aunque parecía una buena estrategia para solucionar de una vez por todas los problemas que interfieren en el suministro de agua en Villavicencio, la mayoría quedó en promesas de campaña.

La administración de Juan Guillermo Zuluaga (2012-2015), había prometido en campaña que durante su mandato le apostaría a la automatización del sistema de acueducto, la ampliación de cobertura y la generación de fuentes alternas de provisión del servicio para garantizar agua permanente siempre, pero como en los casos anteriores, el avance fue mínimo y los usuarios siguieron soportando cortes.

La propuesta de una nueva bocatoma en el gobierno de Wilmar Barbosa (2016-2019) pintaba una solución definitiva a los constantes racionamientos de agua que debían afrontar los villavicenses.

En el último año de su mandato, Barbosa logró firmar un convenio con Ecopetrol y el Ministerio de Vivienda para financiar la construcción de una nueva bocatoma de captación para proveer de agua a Villavicencio por valor de $16.000 millones, donde la Alcaldía aportó los diseños y un presupuesto de $180 millones, quedando al cierre del gobierno pendiente el acta de inicio.

Sin embargo, el proyecto no avanzó. Con el cambio de gobierno y la llegada de Juan Felipe Harman (2020-2023), el proceso se dilató y finalmente se dijo en su momento que la construcción de esa bocatoma no era viable y que no solucionaría los problemas de agua en Villavicencio.

Según Harman, los diseños que había dejado la administración anterior tenían fallas y aunque se rediseñara el proyecto, el nuevo monto no estaba comprometido por Ecopetrol.

Y aunque para el 2022, el actual gobierno radicó un proyecto ante el Ministerio de Vivienda para optimizar las estaciones de bombeo, a la fecha no se sabe qué ha pasado con el plan de acción que mitigaría los problemas de abastecimiento de agua potable en la ciudad.

A tan solo 4 meses para que termine su periodo como máxima autoridad de la capital del departamento del Meta, Felipe Harman mantiene el suministro de agua sectorizado, pero genera inconformismo en la comunidad con cada racionamiento provocado por la operación poco eficiente de las fuentes de captación y de distribución del preciado líquido.

Como concejal, Harman aseguró que Villavicencio no tendría por qué pasar necesidades por suministro de agua, gracias a que las fuentes hídricas podían suplir lo que la ciudad necesitaba. Calificó incluso como corruptos a quienes, según él, manejaban la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Villavicencio como «su finca».

El panorama, casi tres años después, no ha cambiado. Se han realizado obras que han permitido que Harman asegure que se ha hecho el trabajo, sin embargo, la efectividad de las mismas sigue siendo cuestionable, por cuanto se mantienen las afectaciones en el servicio.

La crisis que afronta el acueducto de Villavicencio es más compleja de lo que muchos en la ciudad creen. Ahora, ¿qué propondrán los nuevos aspirantes a la alcaldía de Villavicencio? Ya veremos…

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