Al Pacino llega a los 80 sin perder su poder – Cine y Tv – Cultura

Esta leyenda de Hollywood, que por más de cinco décadas se ha mantenido en lo más alto de la actuación, llega a sus 80 años con una vigencia que pocos pueden presumir, gracias a su inmensa capacidad artística, demostrada en el último año con El irlandés.

Neoyorquino, Alfredo James Pacino nació el 25 de abril de 1940 en el barrio de East Harlem, hijo de descendientes italianos, tras la separación de sus padres fue a vivir al Bronx Sur, donde fue criado por su madre y sus abuelos.

Aunque su sueño era ser beisbolista, estudió actuación en la secundaria, donde comenzó a mostrar su enorme talento. El camino no fue fácil, tuvo que realizar varios oficios para subsistir hasta encontrarse con Charlie Laughton, quien fue su maestro y mentor, y luego llegó a Actor’s Studio, donde siguió su formación de la mano de Lee Strasberg.

Se inició como actor en el teatro Off Broadway, y en 1969 obtuvo el premio Tony como mejor actor de la temporada.

Pacino hizo su debut en el cine con un pequeño papel en Me, Natalie (1969) y su primer papel con buenas críticas lo desempeñó en The Panic in Needle Park (1971), un guión escrito por John Gregory Dunne y Joan Didion, en el que representó a un adicto a la heroína.

Luego volvió a las tablas, hasta que llegó el personaje que lo convertiría en uno de los actores más admirados por el público: Michael Corleone, en la película El padrino.

Para Francis Ford Coppola era claro desde el inicio que este papel era para Pacino, y a pesar de que el productor Robert Evans no lo consideraba porque no era un actor conocido y tenía en mente otros nombres muy vendedores, la insistencia de Coppola se impuso con el argumento de que era el único con aspecto de hijo de italiano y con la fuerza actoral para representar a este famoso gánster.

En esta saga, Pacino logra llevar de manera asombrosa la transformación de Corleone desde un joven universitario honesto y admirado por su rectitud hasta convertirse en el capo más temido de la mafia que termina su vida en soledad.

Aunque este fue su papel por excelencia, el principal reconocimiento de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, el Óscar, solo le llegó, después de muchas nominaciones, por su papel en Perfume de mujer, donde interpretó a un coronel invidente y amargado. Seguramente, esta no fue su mejor película, pero, indudablemente, había una deuda con él.

Junto al Óscar, Pacino ganó dos premios Emmy, dos Tony y cuatro Globos de Oro, que le reconocen sus trabajos en cine, teatro y televisión.

Sin embargo, con la fama mundial también llegó para él la soledad. En aquella explosión, recuerda el actor, “llegó la aceleración de dos películas por año, los excesos, los olvidos provocados por esos excesos”.

De hecho, entre risas asegura habitualmente que tiene muy pocos recuerdos de aquella década, un hueco en su memoria provocado por sus noches de alcohol. Y, sin embargo, fueron los años prestigiosos.

“A mí me salvó el teatro. El teatro se basa en la repetición. Y a mí esa repetición me provoca avaricia, ganas de volver a crear momentos mágicos. Las palabras ya están escritas, pero tú inventas sentimientos”, dice.

A mí me salvó el teatro. El teatro se basa en la repetición. Y a mí esa repetición me provoca avaricia, ganas de volver a crear momentos mágicos. Las palabras ya están, pero tu inventas sentimientos.

También están sus compañeros de viaje, con los que no podrá celebrar su cumpleaños. Como su amigo Bob. A finales de los años sesenta, probablemente 1969, Pacino bajaba con su novia por la calle 14 hacia el cruce de la avenida B, en el East Village neoyorquino, cuando chocó con De Niro. Pacino, tres años mayor, ya era una estrella en el teatro y tenía su primer premio Tony. De Niro, que había protagonizado un puñado de películas sin relevancia, recordaba en otoño en Londres aquel encontronazo. Pacino no tanto, aunque sí sabía quién era aquel ‘muchacho’. Se saludaron. Durante décadas el saludo se repitió, mientras se iban quitando uno a otro los papeles hasta que coincidieron en pantalla con Fuego contra fuego.

“No nos vemos a menudo, pero nos sentimos cercanos. Llegamos a la fama casi a la vez, hemos vivido experiencias parecidas. Y, obviamente, ambos hemos recibido en el cine ofertas similares. Nos definiría como camaradas”, comenta.

Con De Niro, por ejemplo, encabezó la muy criticada Asesinato justo (2008), y tampoco le fue mucho mejor en otros títulos para el olvido, como Corrupción y poder (2016), El juego del ahorcado (2017) o Jack y su gemela (Jack y Jill), una comedia del 2011 con la que se llevó el Razzie al peor actor de reparto.

Pero no todo fueron malas noticias para Pacino, ya que también apareció en películas estimables como Nunca es tarde (2015) y proyectos televisivos de interés como Paterno (2018).

Pero, en general, daba la impresión de que un intérprete como Pacino podía aspirar a algo mejor, una opinión que compartía Martin Scorsese.

Otros sueños, dice, sí quedaron atrás, como el de tener una gran familia: “Sé que es complicado para un hijo crecer sin la atención de sus padres (los de Al se divorciaron cuando era un bebé)”.

“Yo mismo no fui buen padre de Julia (su hija mayor, a la que tuvo a los 49 años), y las cosas mejoraron con los gemelos (Anton y Olivia, que nacieron a sus 61 años). ¿Sabe lo que es un placer? Ver cómo pasan los años en los tres. Yo apenas conocí a mi padre, la dinámica familiar me la crearon mi madre y mis abuelos en el Bronx… Tengo recuerdos maravillosos, aunque a mí me costó aceptarme, no fui buen estudiante”, añade.

Al protagonista de obras maestras como la trilogía de El padrino (1972, 1974 y 1990), Serpico (1973), Tarde de perros (1975), Scarface (1983) o Atrapado por su pasado (1993) no le quedaría nada por demostrar a estas alturas; sin embargo, ahora que esta leyenda de Hollywood llega a sus 80 años, y después de cerca de una década de papeles sin mayor trascendencia, Al Pacino, dirigido por Martin Scorsese y Quentin Tarantino, ha vuelto al sitial que le corresponde tras sus aplaudidas interpretaciones en El irlandés (2019).

Del 21 de mayo de 2019, cuando se estrenó entre fanfarria Érase una vez en… Hollywood en el Festival de Cannes, al 21 de febrero de este año, cuando presentó Hunters en Amazon Prime Video, Pacino ha disfrutado de unos meses prácticamente perfectos de aplausos y alabanzas, especialmente si se comparan con sus últimos quince años de carrera.

Y es que los cinéfilos temían que Hollywood, como con De Niro, estuviera desperdiciando el tramo final de una estrella como Pacino. Pero la monumental película El irlandés fue todo un regalo para Pacino: regresó al cine de mafiosos, en el que construyó su mito, volvió a trabajar con De Niro, fue su primer papel en una cinta con Scorsese y logró con él su novena nominación al Óscar.

“Siento que Marty pertenece tanto al cine y a sus engranajes que tengo la sensación de que nació ya dirigiendo películas”, dijo en una entrevista en noviembre pasado. “Es muy cómodo estar con alguien que trabaja así, tan seguro de lo que hace. Eso ayuda a crear un ambiente especial”, dijo.

Pacino también se benefició en 2019 de su pequeña aparición en Érase una vez en… Hollywood, un espléndido y melancólico homenaje de Tarantino a los años 60. Y hace menos de un mes lideró el elenco de Hunters, serie de Amazon sobre un peculiar equipo clandestino en los años 70 dedicado a localizar y cazar nazis escondidos en Estados Unidos.

Uno de sus proyectos futuros que más interés ha despertado es una nueva adaptación a la gran pantalla del clásico de William Shakespeare, Rey Lear. Estos planes encajarían perfectamente con la pasión de Al Pacino por Shakespeare, un amor que se vio muy claramente en el documental En busca de Ricardo III (1996), su debut en la dirección.

Mucho más avanzada que la adaptación de Rey Lear parece la cinta Axis Sally, que hace poco terminó su rodaje bajo las órdenes del realizador Michael Polish y que, con Pacino en su reparto, recordará la historia de una mujer estadounidense que dedicó su vida a divulgar propaganda nazi. Queda claro que el actor conserva intacto su deseo de darles vida a personajes que dejan huella, y que viejas y nuevas generaciones podrán seguir disfrutando del legado del gran Corleone.

REDACCIÓN DOMINGO

Fuente de la Noticia

Related posts

Liz Dany Campo, la barranquillera detrás del show de Shakira en Copa América

Confirmado: la serie Euphoria tendrá tercera temporada

La casa del dragón tiene sello latino, conozca por qué