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Alejandro Eder habla sobre cómo será su segundo intento en las urnas

Alejandro Eder habla sobre cómo será su segundo intento en las urnas

«Pongo a disposición de la ciudad mi experiencia como servidor público, como empresario y como persona que ha sido activa en temas sociales desde hace casi 20 años”.

Así responde Alejandro Eder a la pregunta de si ya se decidió a ir por la Alcaldía, y agrega que lo hace “porque Cali está colgada de un hilo”, por lo que es urgente revivirla.

Cuenta con las cerca de 140.000 personas que hace cuatro años votaron con él y con el trabajo que desde entonces ha hecho en todas las comunas y la mitad de los corregimientos de la capital del Valle.

“Estoy seguro de que los caleños no estamos más para que nos pinten la cara y de que Cali está lista para elegir el mejor alcalde”, le dijo Eder a El País al confirmar que recogerá firmas para respaldar su aspiración.

¿Ya se decidió a ir por la Alcaldía?

Ya decidí lanzarme a la Alcaldía de Cali porque la ciudad está en un estado deplorable: no hay seguridad ni educación ni oportunidades para los jóvenes y porque Cali está colgada de un hilo. Pongo a disposición de la ciudad mi experiencia como servidor público, empresario y persona que ha sido activa en temas sociales desde hace casi 20 años.

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¿Cuál será su bandera de campaña?

Durante 20 o 30 años han fraccionado la ciudad. Nos han tratado de separar entre buenos y entre malos. En la situación tan grave en la que estamos, uno no puede hacer esa división, pero tenemos que entender que hay un camino del bien y un camino del mal, y durante muchos años nos han acostumbrado a ese camino del mal. Lo primero que tenemos que hacer los caleños es tener un alcalde capaz de liderarlos, para que emprendamos ese camino del bien y cambiemos los hábitos de la ciudad.

Entonces tendremos la fuerza para enfrentar problemas tan graves como la inseguridad, la falta de empleo y la mala calidad de la educación. Y estar en el lado del bien quiere decir no robar, no matar, no maltratar al prójimo, pero también cosas tan sencillas como no montar la moto por el andén, no invadir el carril del MÍO o no ser intolerante con los amigos. Tenemos que emprender ese camino del bien, si lo que queremos hacer es revivir a Cali.

¿Qué les dice hoy a quienes no votaron por usted hace cuatro años?

Hace cuatro años hice mi primer ejercicio político, donde le di tres vueltas a Cali caminando durante un año. Sin hacer ninguna alianza indebida y mirando los ciudadanos a la cara, cosechamos casi 140 mil votos. Desde entonces mi trabajo no ha parado, porque vi que Cali sí quiere un cambio: a pesar de haber hecho una campaña sin trampa, con poco tiempo, logramos casi el 20 % de la votación. Seguí articulando redes por toda la ciudad, inclusive durante la pandemia, uniendo líderes y ciudadanos en todas las comunas y en más de la mitad de los corregimientos.

¿Qué vamos a hacer esta vez? Los caleños tenemos que entender que Cali está colgada de un hilo y que el mejor alcalde es el mejor candidato, que no podemos optar por la inexperiencia, sino por la experticia; no por la improvisación, sino por la excelencia técnica; no por el odio y la división, sino por el amor y la unión. Si nos seguimos dejando ‘cuentiar’ y que nos dividan el voto y nos digan q ue hay barreras insuperables para cambiar a Cali, va a ser un problema para nuestra ciudad. Estoy seguro de que los caleños no estamos más para que nos pinten la cara y de que Cali está lista para elegir el mejor alcalde.

¿Cree que los caleños sí aprendieron la lección después de Ospina?

Si bien el actual Alcalde ha sido pésimo, la situación de Cali no ha sido la mejor durante 20 o 30 años, con contadas excepciones. Vemos como otras ciudades nos pasan por delante: Medellín ya está demasiado lejos; Barranquilla, muchos consideran que es la tercera ciudad de Colombia, aunque eso es cuestionable; Bucaramanga, en el imaginario nacional, ya ha alcanzado a Cali. Si bien esa es una percepción, la realidad es que los caleños la estamos pasando mal, salimos a la calle con miedo y los jóvenes están buscando cómo irse, porque aquí no hay oportunidades para nadie.

Una madre cabeza de familia que vive en el oriente y trabaja en el oeste se tarda dos horas de ida y dos de vuelta porque no tenemos un buen transporte público. Todos estamos padeciendo la ciudad y, si le sumamos los pésimos resultados de los últimos dos o tres años, los caleños entendemos que necesitamos un cambio, pero no puede ser un cambio cosmético. No es ‘elijamos a alguien que pensemos que no es corrupto’, los caleños tenemos que elegir el mejor Alcalde, porque Cali no puede improvisar más. Así como estoy convencido de que si en un periodo de Alcaldía le damos un giro para que emprendamos un sendero de sacar a la ciudad de este hueco de manera definitiva, también tengo la certeza de que si el próximo alcalde o alcaldesa no es la mejor persona, la más preparada y con valores suficientes, la ciudad se hundirá a nuevas profundidades y ningún caleño quiere eso.

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Usted, Diana Rojas y Catalina Ortiz son fuertes en voto de opinión. ¿No teme si se dividen las maquinarias aprovechen e impongan su alcalde?

Quiero insistir en que tenemos que parar de pensar que hay personas buenas y malas. Lo que tenemos que hacer es, toda la ciudad, emprender el camino del bien. Estamos en una situación tan crítica que, si todos los ciudadanos no buscamos la manera de unir la ciudad, no vamos a sacar a Cali de ese hueco. Por eso soy claro que en la propuesta de Alejandro Eder, que en las elecciones pasadas sacó cerca de 140.000 votos, cabe todo el que quiera hacer las cosas bien. Segundo, que todo lo que hagamos esté enfocado en el bienestar de los ciudadanos y, tercero, que vamos a cuidar hasta el último centavo de los recursos públicos. Eso es algo que se tiene que manejar ejemplarmente desde el mismísimo Alcalde, y ese es mi compromiso con Cali. Aquí caben los nombres que menciona y muchos más: quien quiera trabajar por el bien de Cali, hacer las cosas como Dios manda, aquí tendrán un espacio.

¿Pero está abierto a una coalición o su candidatura irá hasta el final?

No solo somos la ciudad más violenta de Colombia, sino que casi uno de cada tres caleños se acuesta con hambre, así que Cali tiene que elegir el mejor alcalde en este periodo y, en ese sentido, pongo a disposición de la ciudad toda mi experiencia. Estoy seguro de que con un liderazgo fuerte y con esta experiencia, vamos a lograr darle la vuelta a Cali y a ser capaces de unir a nuestra ciudad.

El concejal Bravo dijo que si no hubiese sido por el ego de Alejandro Eder y de Roberto Ortiz, Ospina no hubiese sido alcalde…

Los caleños tenemos que entender que aquí no hay unos buenos y unos malos, pero sí hay forma de hacer las cosas por el camino del bien o por el camino del mal. Hace cuatro años mi campaña fue honesta, de cara a los ciudadanos, no se hizo alianzas indebidas con nadie y casi 140 mil personas votaron por Alejandro Eder, entendiendo el cambio que yo le estaba proponiendo a la ciudad. He seguido ese trabajo por toda Cali y siento un gran eco, porque los caleños estamos mamados y no podemos esperar que la ciudad cambie, si las formas de hacer política no cambian. Por eso vuelvo a postularme y pongo al servicio de la ciudad mi coherencia y mi amor por Cali, para que le demos un giro y emprendamos un sendero por donde podamos desarrollar la ciudad.

¿Va a ir por firmas nuevamente?

Mi candidatura es por firmas y tenemos que devolverle la vida a Cali, una ciudad donde hoy la vida no importa, donde uno sale a la calle y lo matan por una cartera o el celular; donde los niños tienen hambre y no hay oportunidades para los jóvenes, donde se desprecia la vida misma. Por eso tenemos que revivir la ciudad todos los caleños, unidos, no de manera retórica sino real. Todos los caleños que queramos conducir a Cali por el sendero del bien, para que le demos la vuelta y Cali vuelva a ser la ciudad grande de oportunidades que queremos, son bienvenidos.

¿Y qué hacer para recuperar ese amor por la ciudad?

Recuperar el civismo y el sendero del bien en la ciudad es elegir un alcalde que dé ejemplo, que él mismo ande por el sendero del bien y le guste hacer las cosas de manera honesta, pero también un alcalde con la experiencia necesaria para darle la vuelta a esta situación. Yo trabajé casi diez años en el Gobierno Nacional reintegrando a decenas de miles de colombianos y colombianas que salieron de los grupos armados, donde eran secuestradores, combatientes, narcotraficantes, y los pasamos por una política de reintegración que fue ejemplar en el mundo, donde les dábamos formación académica y formación para el trabajo y les ayudábamos a ubicarse laboralmente.

Les cambiábamos la vida y eso me enseña que es posible cambiar cualquier situación, pero toca hacerlo con un liderazgo experto, con paciencia y apoyándose en los ciudadanos y en la familia. No pensemos que va a ser de la noche a la mañana, pero vamos a revivir el amor por Cali y a revivir a Cali misma. Pero hay una parte fundamental que se ha perdido y es la autoridad: tenemos que recuperarla y eso significa que no vamos a permitir más las violaciones constantes a las normas de tránsito, algo tan básico como las motos en los andenes o los carros parqueados en en el espacio público, sino que vamos a trabajar también de la mano con la Policía y la justicia para recuperar la tranquilidad de todos los caleños. Sin autoridad, va a ser imposible recuperar la seguridad de Cali y la paz

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La Paz Total

“Cualquier iniciativa de paz es bienvenida, pero no se pueden perder de vista las lecciones del pasado y la principal es que la voluntad de paz debe ir acompañada por una política de seguridad creíble. El Gobierno Nacional tiene que ser más claro en eso, porque no estamos viendo que hay una política de seguridad que acompañe las iniciativas de la Paz Total. Y también diría que Cali es una ciudad muy violenta, pero en gran parte es porque entre Cali y la frontera con el Ecuador están el 70 % de las siembras de coca del país; porque en Jamundí hay cerca de mil hectáreas de coca y en el Cauca hay otras 20.000 y solo esa coca de Jamundí y del Cauca puede generar hasta $6000 billones al año en ventas de cocaína. Comparémoslo con los $4,2 billones del presupuesto de Cali y es una situación muy preocupante. En el Acuerdo de Paz hay unas herramientas que no se han utilizado y podrían favorecer no solo la búsqueda de la paz, sino también a nuestra ciudad y principalmente es el tema de las Zomac, las Zonas Más Afectadas por el Conflicto, porque Cali cumple con las condiciones para ser designada como tal”.

Fuente de la Noticia

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