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Alonso Cabra, el hincha de Millonarios que celebró sus 100 años con la vacuna del covid-19

por Redacción BL
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Alonso Cabra

“Listo como el alcalde de Tomelín”. Con esa frase, haciendo referencia al máximo administrador de una ciudad que él ni siquiera sabe si existe, Carlos Alonso Cabra, nacido hace un siglo en Simijaca, municipio ubicado al norte de Cundinamarca, concluyó su ‘aventura’ en la vacunación contra el Covid-19, cuya primera dosis le fue inyectada ayer en Manizales, la ciudad donde reside hace más de 60 años.

Conozca la historia de Carlos Alonso Cabra, hincha centenario de Millonarios que se hizo viral por un video en el que sus nietos le regalaron una camiseta firmada del cuadro azul.

Periodista: Alejandro Cabra – Video: Álvaro Pío Fernández

Días antes, don Alonso se hizo popular en redes sociales cuando uno de sus nietos compartió un video en el que al anciano lo inunda la alegría mientras mastica chicle en la celebración de su cumpleaños número 100.
Hay que tocar el corazón, las pasiones de un hombre serio para que pueda esbozar una sonrisa. Aunque don Alonso tiene varias, ninguna como la que siente por Millonarios, el club que le roba los pensamientos desde fines de los años 40 del siglo XX.

El regalo que recibió de parte de sus nietos fue una camiseta del cuadro embajador estampada con su nombre y el número 100. Además, fue firmada por el técnico del azul, Alberto Gamero, y los referentes Cristian ‘Chicho’ Arango, Fredy Guarín, Macálister Silva y Fernando Uribe.

Algunos se pasan muchos años buscando unos minutos de fama. A otros les llegan, aunque sean 100 años después de hacer presencia en la Tierra.

“Quiero agradecer a todos los que se han manifestado por mi cumpleaños. Toda la vida he pensado que Millonarios es uno de los equipos grandes de Colombia”, señaló el longevo hombre, que asombró entre los hinchas azules y de los seguidores del fútbol en general por su extraordinaria lucidez, que le permite acordarse del estilo de juego de su jugador favorito de todos los tiempos, Adolfo Pedernera.

“Era un tipo que siempre estaba parado en el centro del campo. Recibía el balón y con un solo toque preciso ponía a correr a los centrodelanteros. Todos los estudiantes éramos hinchas de Millonarios”, comenta el hombre mientras termina de leer La Patria, principal diario de la capital de Caldas.

Esa última es una de sus actividades preferidas junto con salir a caminar acompañado de su hija menor o uno de sus nietos, con un bastón que más que ser un elemento de ayuda para dar sus pasos, es un señuelo que indica que anda por ahí con su apuro natural.

A esos pasatiempos les suma ver atentamente los juegos de su equipo, ese “que se llenó de muchachos jóvenes y un buen técnico”, y los del Once Caldas, el club al que siguen la mayoría de sus nietos.

– Mis tres hijos hombre son hinchas de Millonarios, pero los nietos sí son más del equipo de acá.

– ¿Y usted nunca intentó convencerlos de que apoyaran a Millos?

– No, porque ellos son libres de escoger, yo en eso no me puedo meter.

Solo lo pudo el amor

A un rolo orgulloso como don Alonso, que desde los 8 años vivió en la capital del país, solo una razón de fuerza mayor podía hacerlo cambiar de domicilio.

Y la hubo. El motivo fue Elvira Castro, la mujer manizaleña con la que estuvo casado por 63 años, hasta 2015, cuando ella murió.

Con más de seis décadas en tierras caldenses es imposible que no se le metan en las entrañas varias costumbres locales, como su gusto por el bocadillo y la mazamorra. Sin embargo, el ‘ala, chino’ sigue siendo su forma predilecta para referirse a sus cercanos, a quienes describe como “extraordinarios”.

Aunque sus cuatro hermanos y la mayoría de sus amigos ya han fallecido, a don Alonso le quedan seis hijos, catorce nietos, diez bisnietos y un tataranieto que ven en él la ternura de quien se aferra a la vida como el bien más preciado.

– Abuelito, ¿qué les dice a esos que no se quieren vacunar?

– Nada, que ellos verán si se quieren enfermar o no. Yo sí me la apliqué porque quiero vivir más años, pero hay que esperar qué decide la vida.

Y a don Alonso le queda también Millonarios, ese equipo al que iba a ver a El Campín desde su adolescencia. A los clásicos con Santa Fe iba con su hermano Humberto, hincha cardenal.

“Las tías contaban que salían juntos y abrazados rumbo al estadio, pero volvían cada uno por su lado, casi siempre con Humberto enojado y Alonso contento (risas)”, cuenta Jorge Hernán, quinto de los seis hijos del ‘viejito’ amado por los hinchas del azul y blanco.

Por eso, aunque la memoria le impida repasar detalladamente cada uno de los títulos de Liga que ha visto conquistar a su escuadra (quince en total), para él el título ante Santa Fe fue “recordar esa época del Dorado, cuando los de Millonarios salíamos contentos y los de Santa Fe se agarraban la cabeza después de los clásicos. Ese partido y los que jugaba con Junior”.

A ‘Millos’ no le pide más títulos. “Es algo que no podemos controlar. Yo les pido que entretengan al público, que jueguen con pasión y no por la plata, para que cada vez más jóvenes los apoyen”, acotó el hombre que supo jugar como puntero derecho en el Deportivo Universitario, equipo amateur del barrio Chicó.

Ahí eludió a varios rivales con su velocidad y ganó partidos, esos en los que se siguió imponiendo a lo largo de su vida.

Los más importantes: aquellos en los que se enfrentó a la muerte. Con la ayuda de los médicos y el cuidado de su entorno, Alonso sobrevivió a una cirugía por un hematoma subdural postraumático en 1981 y a una hemorragia digestiva 30 años después. Aquella vez, quienes lo atendían hicieron lo posible para que sus nietos que vivían en otras ciudades pudieran despedirse.

Pero él tenía otros planes, quizás porque Millonarios era líder del torneo colombiano en ese entonces y se aproximaba a cortar una racha de más de 20 años sin títulos. Al final ese anti récord se cortó en 2012, de la mano del equipo de Hernán Torres.

Ese fue el último triunfo que pudo disfrutar con su vieja, a la que hizo futbolera mientras ella lo hizo novelero a él.

Es el cuadro embajador el que le permite, como si fuera un ritual, reunirse cada fin de semana con su hijo Jorge para apoyarlo.

O a veces entre semana, como el pasado martes ante Alianza Petrolera, cuando ‘estrenó’ su nueva camiseta con una victoria merced de dos goles de Fernando Uribe.

Esa casaca, la que su hija Olga Lucía dice que va a terminar “morada” ante su sonrisa cómplice.



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