La imagen del técnico Juan Cruz Real, con la imagen del Señor de los Milagros en la mano izquierda mientras abrazaba a sus dirigidos y a sus compañeros de cuerpo técnico, resume todo lo que tuvo que sufrir América para conseguir la estrella 15.
Empezó bien, luego Santa Fe le metió un susto con dos goles en diez minutos y luego tuvo una lección de aguante para, por fin, celebrar un título que trabajó muchísimo, dejando en el camino a varios grandes. Afuera Nacional, afuera Junior y ahora, derrotando en la final al equipo que más puntos había sumado a lo largo del 2020.
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Locura de los hinchas del América celebrando la estrella 15.
No fue un año fácil para el América. Las deudas aumentaron, en la pandemia se fue el técnico que los había sacado campeones hace un año, Alexandre Guimaraes, y varias de sus figuras, como Michael Rangel y Matías Pisano. Real, el reemplazo del brasileño, jugó contra todo, contra la incredulidad que generaba su hoja de vida, contra la creencia de que un plantel lleno de jóvenes no le alcanzaba para pelear. Sufrió el golpe de la derrota en la Superliga, la eliminación de la Copa Libertadores. El destino le tenía preparada una celebración en diciembre.
Santa Fe cambió todo para tratar de ir recortando, paso a paso, la ventaja que le había sacado América en el Pascual Guerrero hace ocho días, el doloroso 3-0 que parecía misión imposible.
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Locura de los hinchas del América celebrando la estrella 15.
La primera sorpresa fue que el DT Harold Rivera decidió jugar con dos delanteros esta vez, Patricio Cucchi y Diego Valdés, y le apostó a la experiencia del venezolano Luis Manuel Seijas, con lo cual hubo varios sacrificados: Kelvin Osorio, John Velásquez y Jorge Luis Ramos comenzaron desde el banco de suplentes.
América, por su parte, mantuvo el mismo planteamiento de Cali, aunque, para cubrir la ausencia del lateral izquierdo Edwin Velasco, terminó armando una defensa con la idea de evitar que Santa Fe lo atacara por arriba. Pablo Ortiz, que normalmente es zaguero central, pasó a jugar de lateral, y Kevin Andrade hizo pareja de centrales con Marlon Torres.
Santa Fe, de entrada, se equivocó de plan, porque cuando tuvo la posibilidad de levantar la pelota, cobró en corto y jugó por abajo. Pero cuando se acordó de la fórmula de siempre, hizo ver mal al América.
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Con el sello de la casa, un cobro de tiro de esquina, Santa Fe comenzó a recortar distancias a los 40 minutos del primer tiempo. Cobro de tiro de esquina desde la norte con la oriental, remate inicial de Patricio Cucchi que rebota en un zaguero y Jeisson Palacios toma la pelota de tijera y vence al portero Joel Graterol.
Entre un Santa Fe envalentonado y un América distraído llegó un segundo gol cardenal, marcado por la polémica. Minutos antes, Graterol golpeó a Ortiz en la cabeza. El zaguero se tiró al piso y se olvidó de la jugada. El resto de sus compañeros se quedó pidiendo que pararan el partido. Diego Valdés aprovechó y metió un cambio de frente y Fabián Sambueza hizo un enganche de derecha para luego rematar de zurda y anotar el 2-0, en el tercer minuto de reposición de la primera etapa. El posterior pataleo del América solo quedó en un par de amarillas, porque, a la larga, el gol es legal.
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América, de entrada, cambió la manera de jugar, al meter a Daniel Quiñones a jugar de lateral en lugar de Rodrigo Ureña, quien, a su vez, había reemplazado a Andrade. El chileno pasó a la mitad del campo a acompañar a Luis Paz como segundo mediocampista de marca, a ver si así le podían quitar la pelota a atacar.
Pero, además de la figura, América cambió de actitud, al menos por un rato: empezó a atacar para recuperar al menos el segundo gol de ventaja. Y vaya que lo tuvo: Adrián Ramos, solo frente al arco, la estrelló en el horizontal, y luego, Leandro Castellanos le detuvo una pelota clave a Duván Vergara. Pero luego se decidió a aguantar como pudo y cuando pudo, metido en su campo, esperando a ver si podía conseguir algo en un contragolpe.
Santa Fe, por su parte, fue cambiando piezas en la segunda etapa hasta que quedó casi con el mismo equipo que comenzó en Cali, con Ramos, Velásquez y Osorio en la cancha, más la modificación de Enrique Serje por Andrés Pérez. Y de esta manera, a punta de corazón, de ganas, pero con escaso fútbol, intentó arrinconar al América.
Como los visitantes no cometían faltas, los locales decidieron empezar a tirar pelotazos al área, a ver si uno de esos balones terminaba en una nueva falta, en un cabezazo salvador o de pronto en un penalti. Nada de eso le salía, aunque en América, algunos comenzaron a ver los fantasmas que le aquejaron en la Copa Libertadores, más exactamente en Porto Alegre, donde perdió dos veces en el remate del partido, contra Internacional, con un gol de Boschilia en el minuto 90, y Gremio, con un penalti en el tiempo de reposición. Esta vez la fortuna estuvo de su lado. América es bicampeón.
José Orlando Ascencio
Subeditor de Deportes