Aquel 19: así empezó Ochoa Uribe a armar ese América campeón del 79

Gabriel Ochoa Uribe es toda una institución del fútbol profesional colombiano. Fue campeón como portero de Millonarios en la época del Dorado y después ganó seis títulos de liga como técnico del embajador y uno más con Santa Fe.

Después Ochoa se convirtió en una leyenda del América de Cali, pues fue el técnico que lo llevó a conseguir el primer título de su historia, aquel 19 de diciembre de 1979, y luego seis títulos de liga más. En una entrevista concedida para un documental sobre el fútbol colombiano, hace algunos años, Ochoa contó algunos detalles de cómo logró armar a la ‘mechita’ para ubicarse entre los clubes grandes y reconocidos del FPC.

“Cuando llego al América, necesitaba reforzarse, respeté lo que tenía del pasado, pero el equipo estaba quebrado. Yo me vine de Bogotá con los ojos cerrados. Me vine con todas mis cosas a instalarme y ya no podía echarme para atrás. Además la bondad de don Pepino (Sangiovanni), un señor, de calidad humana, respetuoso, doña Beatriz (Uribe), que en paz descanse, fueron importantes para quedarme. Pero no hay duda que me preocupé porque América no tenía campo deportivo. Toca entrenar en Aguila Roja, en el campo que era para los trabajadores de la empresa, no había camerino, no había utilería…”

«Cuando empiezo en el 79 busco jugadores, pero no había plata. Quería a (Oswaldo) Calero y a (Ángel María) Torres, del Cali, pero me dijo don Alex (Gorayeb): “Noooo, no voy a reforzar a mi enemigo”. Entonces comencé a buscar en Barranquilla, encontré a Juan Caicedo, allá no le fue bien y para mí fue una pieza básica”.

“Como no había mucho, le dije a Arroyave, voy al Olaya para ver si hay jugadores jóvenes. Me fui, vi cuatro partidos, sábado y domingo y al final le dije: ‘Solo hay uno que me gusta: Alfonso Cañón’, que para esa época ya era más ancho que alto. Pero todavía jugaba al fútbol con una capacidad impresionante, manejaba al equipo. ‘Ese es el que me gusta’, le dije. Estaba en sobrepeso, el pase era del él y le dije: ‘Tiene dos meses para bajar 12 kilos’ y me dijo que no, que no podía. Entonces dije que no va, si no tiene voluntad, no va.

Sin embargo, le dejé el plan de trabajo con el profesor Rubio para que lo entrenara en la escuela militar. El tipo se puso a dieta, nutrición especial, bajó los 12 kilos. Aquí me daban por la cabeza, diciendo que cómo iba a traer un desecho, que era una falta de respeto. Cuando estuvo bien, lo mostré, le hice contrato provisional, si muestra lo mejoramos. Volvió a jugar, fue campeón y el mejor jugador junto a nuestro arquero Alfredo Gay…”

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