Redacción
Mientras la población masculina que llega a Chile se integra a la ilegalidad o a las zonas mineras, la femenina termina ejerciendo la prostitución. Así lo dio a conocer la socióloga Danny Ramírez, durante la cuarta sesión de la Cátedra Manuel Ancízar.
Según la magíster en Estudios de Género de la U.N., el país austral es en la actualidad el principal destino migratorio de hombres y mujeres de de esta ciudad portuaria. La mayoría de ellos tienen poca escolaridad, provienen de hogares pobres y llegan a realizar trabajos de fuerza o actos delictivos.
Durante la cuarta sesión de la Cátedra Manuel Ancízar, que este segundo semestre de 2014 se centra en el “Pasado, presente y futuro del Pacífico colombiano, en un contexto de violencia generalizada”, la experta también señaló que la emigración de bonaverenses a ese país corresponde a la dinámica migratoria colombiana actual, en la que tras la crisis económica estadounidense y europea, han surgido nuevos destinos.
“Todo lo hacen para enviar dinero a Buenaventura y ayudar a sostener a sus familias”, subrayó la experta, quien destacó que esta migración es un fenómeno estudiado por la Cancillería y otros organismos, más aún por emisiones de medios de comunicación de ese país, quienes denuncian la migración ilegal de colombianos relacionados con narcotráfico, hurto y transmisión de enfermedades sexuales.
Por ejemplo, un reportaje emitido en el programa chileno Informe Especial, dio a conocer el tema, por lo que algunos colombianos residentes en Chile han declarado que el periodista que hizo la nota cayó en generalidades que podrían ocasionar xenofobia.
La migración de personas provenientes de Buenaventura a otros países no es algo nuevo, destacó la profesora Ramírez, cuya intervención en la Cátedra se apoyó en los resultados de su tesis de maestría.
Flujo migratorio no reciente
En los noventa, por ejemplo, las mujeres que viajaron a Europa, principalmente a Italia, lo hicieron para prostituirse o para trabajar como empleadas domésticas.
De igual forma, la socióloga explicó que la migración LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales) a Europa fue muy alta y tuvo mucha acogida en la prostitución.
Asimismo, en los ochenta, los hombres salían de Buenaventura a Estados Unidos para obtener ingreso a través de la ilegalidad. Eso les generó problemas tanto en tierras extranjeras como en casa.
“Si había actos criminales entre ellos mismos, el agredido se devolvía al municipio a asesinar la familia de quien lo ofendió”, afirmó la investigadora.
Antes de este fenómeno existió una migración en los sesenta, de hombres que salieron de municipios rivereños del Pacífico al recién constituido Puerto de Buenaventura a realizar trabajos físicos, cuyo ingreso era suficiente para mantener a su familia.
Desplazamiento forzado
En esta ciudad y en otros centros urbanos del Pacífico colombiano como Quibdó (capital del Chocó), Tumaco (Nariño) y Guapi (Cauca), se presentaron hechos de desplazamiento forzado. Datos de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento hablan de 239.000 desplazados durante 2013 en esta zona del país.
De esta cifra, 30.000 casos tuvieron lugar en el Valle del Cauca, cuyo 80 % fue aportado por Buenaventura, aseguró Ariel Palacios, trabajador social y miembro de la Conferencia Nacional de Organizaciones Afrocolombianas.
Tanto en el puerto como en otros municipios existe no solo la migración rural urbana, sino también entre barrios o pueblos. Un ejemplo es Tumaco, que ha recibido personas expulsadas de Barbacoas, Magüín Payán, Roberto Payán y Guapi, los cuales reciben desplazados de López de Micay o Timbiquí.
Ariel Palacios también fue invitado a la sesión más reciente de la Cátedra Manuel Ancízar en la U.N., junto con el representante del municipio de Guapi Juan Orlando Pantoja, el investigador Antonio Cruz González y la socióloga Danny Ramírez, en un conversatorio coordinado por los profesores Claudia Mosquera y Peter Lowy.
(Por:Fin/DSGM/DMH/AC)
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