Inspiración, talento y trabajo. Estos tres elementos se conjugaron para que Luis Fernando Mosquera marcara los goles del triunfo (2-1) sobre el Junior que le dieron el paso anticipado al Medellín a la final del torneo colombiano, en el estadio Metropolitano de Barranquilla.
A este jugador de 23 años de edad, nacido el 17 de agosto de 1986 en el puerto de Buenaventura, además del buen fútbol, lo inspiran sus hijos David Fernando y María Camila, esos seres que lo aguardan en su casa y lo arropan con cariño después de los partidos, especialmente cuando las cosas no le salen bien a papá en la cancha.
Pero a Mosquera también lo inspira el respaldo del técnico Leonel Álvarez, quien lo pidió para esta temporada y se la jugó con él en los momentos más críticos, como sucedió después del empate 0-0 con Junior en el comienzo de la semifinales, cuando tuvo una de sus peores presentaciones con los rojos.
Y lo cautivan la plaza del Medellín y la fanaticada roja por su conocimiento futbolero y por la pasión como vive este deporte.
El talento de Luis Fernando, quien tuvo un paso fugaz por el Huracán Buceo de Uruguay en 2004 y sumó experiencias en el Quindío (dos veces), Cortuluá, Centauros de Villavicencio y Santa Fe, se disfruta hoy en su máxima expresión entre los aficionados, que escuchan con algo de preocupación que el 10 rojo se irá el otro año a jugar a México.
«El fútbol es así, uno a veces pasa por malos momentos, pero estuve tranquilo, porque cuando se trabaja concentrado y con seriedad, las cosas se dan», comentó ayer a su regreso de Barranquilla este mediocampista, al que el asistente técnico Édgar Carvajal define como «un jugador tímido, potente, con gran cambio de ritmo y buena media distancia».
En resumen, un futbolista que puede alcanzar la consagración, porque tiene todas las condiciones técnicas para hacerlo. Pánzer Carvajal va más allá y advierte que Mosquera es «una persona excelente», a la que a veces por su seriedad y timidez se le puede catalogar como malhumorada. «Le falta relacionarse un poco más con la gente, pero es un buen muchacho, supo integrarse al equipo y convertirse en ficha clave».
Su respeto y credibilidad sobre el técnico Leonel Álvarez le generan entusiasmo en las prácticas, como lo demostró la última vez en Sofasa, donde ensayó definición con su entrenador. Hoy recoge los frutos.