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Pekín custodia a la mujer del Premio Nobel de la Paz, censura y detiene

Pekín, 9 oct (EFE).- La mujer del nuevo Nobel de la Paz chino, Liu Xiaobo, se dirige custodiada a la prisión donde éste cumple condena para informarle de la noticia, mientras que el régimen comunista censura el galardón en la prensa y continúa con la detención de miembros de la mermada disidencia política china.

Liu Xia, esposa del nobel Liu Xiaobo, se dirigía esta mañana bajo custodia a la prisión de la localidad de Jinzhou, en la provincia de Liaoning y a 480 kilómetros al noreste de Pekín, donde el disidente y crítico literario de 54 años fue trasladado en mayo pasado tras iniciar su condena de once años en diciembre de 2009 por exigir democracia en su país.
Según informó hoy el periodista disidente Wang Jinbo, Liu Xia negoció su visita de hoy a la prisión tras acordar con las autoridades que la mantenían bajo vigilancia domiciliaria que no se reuniría con la prensa que esperaba en la entrada de su apartamento pequinés tras conocerse el viernes la concesión del Nobel de la Paz.

De hecho, los efectivos policiales consiguieron sacar a Liu Xia del apartamento de la pareja en Pekín de manera inadvertida para el centenar de periodistas que allí esperaban.

Wang, que es amigo de la pareja, dijo que el hermano de Liu Xiaobo asegura que es poco probable que Liu Xia pueda reunirse hoy con su marido debido a la atención mediática que ha despertado la concesión del Nobel de la Paz a un disidente chino encarcelado.

La poetisa, de 49 años, concedió ayer entrevistas telefónicas a varios medios y envió un comunicado en el que agradecía el premio otorgado a Liu, pedía su liberación y aseguraba que, cuando éste conozca la noticia «dirá que no lo merece».
El teléfono de Liu Xia dejó de funcionar anoche.
Esta mañana, la seguridad en torno a la prisión de Jinzhou se ha intensificado y los accesos a la localidad han sido bloqueados.

Varios periodistas de Hong Kong que llegaron a Jinzhou esta mañana para buscar a la esposa del Nobel fueron detenidos, interrogados y obligados a salir de la localidad, informó Wang.

Mientras tanto, el régimen comunista prosigue implacable la campaña de detención de activistas que inició a las 5 de la tarde de ayer, hora local, en la que se supo en China que el premio había sido otorgado a Liu, a pesar de las amenazas previas de Pekín contra la Academia Nobel Noruega y el gobierno del país escandinavo.

Tras conocerse el fallo de Oslo, Pekín llamó ayer a consultas al embajador noruego en China para pedir explicaciones.
Son ya decenas los abogados de derechos humanos, intelectuales, disidentes y firmantes del manifiesto político «Carta 08», redactado por el Nobel de la Paz, detenidos en las últimas 24 horas en Pekín por haber expresado en algún momento su solidaridad con Liu, según informó a Efe el letrado Teng Biao.

Efe perdió contacto con este abogado de derechos humanos hace unas horas cuando, según los testigos, efectivos policiales lo introdujeron en un vehículo oficial y se lo llevaron.

Entre los arrestados se encuentran el abogado de derechos humanos Xu Zhiyong, quien en una entrevista con Efe la semana pasada aseguró que esperaba que le concedieran el Nobel a Liu por defender su línea de disidencia pacífica y constitucional, y dos miembros del Instituto Aizhixing, que defiende los derechos de los enfermos de sida y homosexuales.
Los nombres de otros de los detenidos son Wang Lihong, Liu Jingsheng, Wang Guoqi, Wu Gan, He Yang, A Er, Xiao Lu, Tiantian, Gao Jian, Peng Mo, Zhang Yongpan y Zhao Fengsheng.
El activista Liu Dejun señaló hoy a Efe que se están cumpliendo los peores pronósticos en cuanto a la reacción del régimen chino ante el Nobel: «Van a ser más duros con nosotros, pero vamos a resistirlo. Ellos (el gobierno) se comportan como una mafia».
Las detenciones se están realizando principalmente en Pekín, pero también en otras ciudades del país asiático, como Shanghái o Jinan, y las provincias de Guizhou y Guangxi, donde en total fueron arrestado mas de seis activistas pro derechos humanos, informó la ONG Chinese Human Rights Defenders (CHRD), con sede en Hong Kong.
Mientras tanto, 1.300 millones de chinos viven ajenos a todos estos hechos gracias a la potente censura que el régimen ejerce hoy en las portadas de los diarios, donde no aparece ni una sola mención al nuevo premio Nobel de la Paz.
El aparato censor ha reservado el premio concedido a un «delincuente chino» a los artículos editoriales que repiten el comunicado hecho público ayer por la cancillería: el Nobel es una «blasfemia», porque según el régimen autoritario comunista que gobierna China desde 1949, incumple el espíritu pacifista y armonioso de la Academia Sueca.

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