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Si hay Cultura en Buenaventura

Es viernes, y Andrés está sentado en un pupitre de un auditorio  de la Cámara de Comercio de Buenaventura. Dentro de unos minutos, y ante periodistas y empresarios, contarán la historia del emprendimiento cultural  que él integra y que de a poco se consolida como uno de los más importantes de la ciudad: el Boro Creativo.

– Boro, en Buenaventura, quiere decir la unión de varias personas, varios amigos. Es lo que en Cali sería el ‘parche’. Si algo me ha servido  la experiencia en este colectivo cultural es el haber aprendido  a conocer mi ciudad, lo que soy. 

El  estar unidos, entonces, es otra característica de la gente del Pacífico, advierte Andrés. Por eso viven en títulos de propiedad colectiva, por eso las casas son de hasta tres y más pisos. Así la familia permanece junta. 

Si a los amigos o a los recién conocidos  se les dice ‘primo’, ‘brother’, es justamente por eso: para la cultura afro es tan importante permanecer en grupo,   que en los barrios se tejen fraternales redes de apoyo como las de toda gran familia.

En este viernes,  extrañamente,  la temperatura afuera del auditorio es muy similar a la de Bogotá. En días del Fenómeno del Niño, a veces en las mañanas de Buenaventura hace un frío que exige chaqueta. Pero el gris en todo caso nunca será un color apropiado para describir a la ciudad.

Andrés sigue hablando de tonalidades, aunque esta vez en términos sonoros. Como los colores que utilizan para vestir, la voz de los porteños es siempre fuerte, alta, golpeada, “como cantando”, y eso tiene una explicación:  los ancestros vivían en casas separadas por un río ruidoso, entonces debían saludarse casi gritando. “Comadreeeee”. O los pescadores, desde la canoa, se anunciaban tras la faena: “Compadreeee”. 

Así que cuando a Andrés le critican su manera de hablar en el interior del país, ya no se molesta. Sabe que hablar de esa manera hace parte de su esencia. Quienes lo ven como algo negativo juzgan desde su ignorancia, dice.

Es lo que sucede con la ciudad. Como no sabemos qué es exactamente Buenaventura, en los medios la presentamos de una manera errada, o por lo menos, incompleta. Solo la tragedia, la violencia, los alcaldes capturados, los alumnos fantasmas. 

En ese caso se realizan especiales, se habla de la ciudad durante una semana entera, se queja Andrés. Pero en cambio, que el artista Hugo Candelario haya estado en  diciembre pasado en Bogotá interpretando la música de la región en  el evento PaZcífico Sinfónico  le interesó a muy pocos. Lo que pasa con Buenaventura y con el Pacífico es algo similar a si  te presentaran una película incompleta: no tienes todos los elementos necesarios para juzgar si es buena o mala.

A  Andrés se le unen ahora   Edinson Sánchez y Yonathan Marín, de la agrupación musical Barrio INC; Lucía Solís, del colectivo  Semillas de Vida; Manuel Viveros, de la agrupación teatral Telón de Chonta; Emerson Caicedo, ‘Bola 8’, el líder de la Fundación Tura Hip – Hop; Angie Cardona y Vanessa Angulo, del grupo de teatro Buteéta; Willington Gamboa  de Econatal, una iniciativa turística de los nativos de La Barra, Juanchaco y Ladrilleros. 

Todos tienen  en común  ser  emprendedores   del Pacífico, todos anhelan, más allá del dinero que puedan ganar con la cultura, cambiar el mensaje que le llega al resto del   país de lo que es la ciudad.

Además, participan en una especie de clausura de un proyecto en el que fueron  beneficiarios y  liderado por Comfandi, la Usaid y Acdi Voca: ‘Emprendimiento Cultural para Buenaventura: Aceleración y Circulación’. 

Gracias a este  programa se crearon o se fortalecieron 26 emprendimientos culturales de la ciudad, integrados por unos 80 jóvenes. 

Por un lado,  el propósito fue consolidar estas iniciativas como estrategia para cerrar la brecha social: los niveles de pobreza en Buenaventura superan el 80%. Por otro, también, el objetivo es narrar lo que en realidad es el puerto,  contarlo desde la cultura. 

El primer paso para lograrlo, retoma Andrés,  fue apelar al ‘sankofa’. Es un término  que significa mirar hacia adentro, aprender del pasado, hacerse un interrogante: ¿qué es Buenaventura?

Por eso él y el resto de los muchachos, después de un proceso de investigación,  saben por qué hablan como hablan, saben por qué no es extraño que algunos salgan a la calle justamente cuando está lloviendo. Bañarse en los aguaceros ha sido otra tradición ancestral en el Pacífico.

– Este proyecto de consolidación de nuestros emprendimientos culturales nos ha llevado a explorar lo que somos,   sentir nuestra ciudad, conocerla. Y uno siente esa satisfacción de estar aportándole a Buenaventura, al cambiar la mirada de cómo nos ven, así no se gane mucho dinero con ello. El Boro Creativo es un colectivo integrado por diseñadores gráficos como yo, arquitectos, publicistas, productores.  

La idea  es crear la verdadera imagen de la ciudad. Por eso investigamos nuestros colores, nuestras formas, nuestros sonidos, lo que nos caracteriza. Si vamos a diseñar la publicidad de una pesquera, por ponerte un ejemplo, investigamos cuáles son los peces de nuestros mares, en vez de poner lo primero que aparezca en Internet. Hablar de lo que somos a través de la imagen  es una manera de lograr que la ciudad no sea vista solo como un   lugar de paso, un lugar para venir y hacer turismo  o negocios y después irse, no,  sino como un lugar en el que vale la pena quedarse.

Que Buenaventura, pese a las fortunas que mueve su puerto, siga siendo una ciudad sin agua potable durante las 24 horas, con un desempleo que bordea el 60%, con problemas para garantizar la salud y la educación de sus habitantes, quizá se debe también a que es vista así por quienes toman decisiones: un lugar transitorio, una ciudad de paso.  ¿Quién invierte en un sitio endonde no se va a quedar?

Promover el sentido de pertenencia de las empresas y dirigentes de Buenaventura, entonces,  es otro de los objetivos de los nuevos emprendedores culturales de la ciudad. 
 
También, está claro, quieren vivir de lo que aman. Por ello Comfandi, la Usaid y Acdi Voca los capacitaron  en asuntos como propiedad intelectual, finanzas, mercadeo, comunicación, trabajo en redes. 
 
También participaron en el Mercado Musical del Pacífico, en el Bogotá Music Market y en ruedas de negocios y  de oportunidades. Es decir: abrieron  mercados.
 
La agrupación Barrio Inc fue contratada para hacer una gira en Bogotá, por ejemplo;  el Boro Creativo trabaja ahora con la Escuela Taller de Buenaventura; Andrés Gaviria, un jovencito que integra la barra Puerto Rojo, comercializa camisetas que él mismo estampa después de haber sido capacitado en serigrafía.

Willington Gamboa, por su parte,  lidera a un grupo de nativos que promueve el turismo responsable en Juanchaco, La Barra y Ladrilleros a través de una página web; Lucía Solís trabaja con las medicinas hechas a base de plantas  del Pacífico; Manuel Viveros, con el grupo Telón de Chonta, monta obras de teatro de autores afroamericanos como una manera de mostrar que los problemas de los negros son los mismos tanto en Colombia como en Estados Unidos, la falsa promesa del sueño americano; Emerson Caicedo, ‘Bola 8’, y su fundación Tura Hip – Hop, capacita a jóvenes y niños en música, baile o grafiti, en un proyecto que llamó ‘Neófitos’ y que pretende asegurar que los muchachos puedan hacer lo que quieren en la vida, esquiven la violencia.
 
El nuevo directorio cultural en Buenaventura es bastante amplio, entonces,   pero existe un riesgo: aunque se empezó a abrir un mercado, aún no es suficiente para que los jóvenes vivan de sus emprendimientos.  
Así que si tienes que volver al muelle para cargar madera y tener dinero para el almuerzo, lo más probable es que se pierda lo logrado hasta ahora. 
Diana Marcela Ledesma, Coordinadora de Emprendimiento de Comfandi, dice de hecho  que el proyecto realizado junto con Usaid  y Acdi Voca requiere de una nueva fase  que ella ha llamado  ‘de oportunidades’: consolidar los productos culturales de los muchachos, ajustar la calidad de ciertos procesos,  consolidar  el mercado. Como lo debe hacer cualquier empresa. 
 
Entonces  Buenaventura dejará de ser  vista como la ciudad violenta que mencionan los medios,  y en cambio, tal vez,  será reconocida como   el puerto de la cultura.

 

Fuente: El Pais

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