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Simbólico retorno de sobrevivientes de Violencia Sexual en Buenaventura

Buenaventura, el principal puerto del país, se convertirá este martes en un símbolo de la resistencia y de la lucha de las mujeres que han sufrido violencia sexual.

Los delitos sexuales, que el año pasado registraron 22.155 casos reportados por Medicina Legal en todo el país, afectan gravemente a las mujeres de Buenaventura.

No solo han tenido que soportar la impunidad en la que han quedado cientos de casos que sufrieron en la época más violenta del puerto (2006-2007), sino que hoy siguen siendo victimizadas por las limitaciones del Estado a la hora de garantizarles justicia, y por los casos de violencia que siguen sufriendo en sus hogares, además de la trata de personas. (Lea también: La violencia sexual sigue siendo un grave fantasma en el Putumayo) 

El año pasado, el Valle del Cauca tuvo al menos 1.937 hechos de violencia sexual registrados por Medicina Legal. Y en Buenaventura se registraron 106 casos, con una tasa de 28 víctimas por cada 100.000 habitantes.

Esa cifra contrasta con la reportada por Médicos sin Fronteras, entre enero y junio de este año. En ese periodo, según la organización, en Buenaventura se registraron 139 hechos de violencia sexual.

Por eso, desde las 9:30 a. m., acompañadas de sus familias, las mujeres se encontrarán en el bulevar de Buenaventura para iniciar un retorno simbólico de más de 2 kilómetros hasta el barrio Alberto Lleras, una de las zonas que ha sido más golpeadas por la violencia en el puerto.

Es el tercer retorno simbólico que se realiza mediante la campaña ‘No es hora de callar’, que lidera la periodista de esta casa editorial, Jineth Bedoya Lima, activista por los derechos de las mujeres y víctima del conflicto armado.

El primer retorno realizado por Bedoya se llevó a cabo el año pasado en los Montes de María y el segundo, fue desarrollado en Putumayo este año.

Esta vez serán las mujeres bonavarenses las protagonistas de una jornada en la cual, cada paso, tendrá el fin de dignificar su lucha.

Las sobrevivientes de violencia sexual, quienes han tenido que vivir abusos, ya sea en sus hogares o por parte de grupos armados y bandas delincuenciales, terminarán el recorrido compartiendo en el Lleras un almuerzo preparado por las mismas mujeres del sector.

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