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Sin plata no se puede vivir… y también morir sin plata es complicado

En la familia de Estevan hubo muchos hijos y poca plata. Algo normal en las casitas de madera de los bajamares de Buenaventura. Estevan no tuvo nunca una buena salud. Una enfermedad grave, física y psíquica, afectó su breve existencia. Estevan murió en la UCI pediátrica (terapia intensiva)  del hospital Reina Sofía en Buenaventura (Valle). 

 

Su infección pulmonar era muy grave; sin embargo, tal vez su deceso no hubiera ocurrido, si el niño no hubiera estado ya tan debilitado. Su pequeño y frágil organismo no reaccionó suficientemente bien a los medicamentos, y la infección ganó batalla y guerra. 

 

A veces se considera la vida del ser humano bajo cifras y cálculos, como algo cuantitativo. Así como se hace con el dinero. Todos tenemos algún vínculo con el tema económico; es que sin plata no se puede vivir. Podemos calcular cuánto necesitamos mensualmente para vivir, buscar cómo ganar más para que nos quede algo para ahorrar. 

 

Estevan nunca produjo nada, pero también consumió poco; en sus 4.000 días de existencia, los cálculos no son muchos. A pesar de todo, su breve existencia se enredó con el tema de la plata, tanto en la vida como en la muerte. Es que no se puede dejar el hospital sin entregar plata o una prenda de pago. Es que si  no hay una funeraria (con su compensación económica) para hacer el entierro, tampoco es posible consignar el cuerpo al descanso eterno. 

 

Cuando miramos el sentido de una vida y la reducimos al tema de la plata, significa que algo poco humano nos está afectando el entendimiento. Así que la vida de Estevan es rebelde. No acepta ser mensurada con la medida de las ganancias y de los gastos económicos. En efecto, bajo la medida de lo económico, la humana existencia se queda sin sentido.

 

Ninguna vida tiene precio. Menos aún la vida de Estevan, el que nunca habló ni caminó. Pocos entendieron sus miradas, sus palabras de sonrisa en el cuerpo retorcido. Fragilidad preciosa, como cristal. Dignidad desconocida, como el tesoro de un rey. 

 

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