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Tras el rezo de los viernes, la multitud pidió a gritos la salida de Mubarak

 

El Ejército presiona en la plaza Tahrir a quienes se suman al "Día de la Partida", una marcha contra el presidente que promete ser masiva.

En un intento por detener la protesta, el ministro del Interior visitó la Plaza Tahrir, centro de los opositores en El Cairo. Tantaui habló a la muchedumbre rodeado por soldados, que pidieron a los manifestantes que se sentaran, al iniciarse una nueva jornada de protestas que la oposición espera transformar en "Día de la Partida" del presidente Hosni Mubarak.
 
Mubarak "les ha dicho que no volvería a presentarse" en la próxima elección de septiembre, dijo Tantaui. El ministro reiteró el llamamiento de los principales dirigentes del país a un diálogo con la oposición y se refirió especialmente al Guía Supremo de los Hermanos Musulmanes -el grupo más articulado de los adversarios de Mubarak- Mohamed Badi.
 
"Díganle al Guía que se siente (a negociar) con ellos", lanzó el ministro. Badi dijo minutos después que cualquier diálogo con el gobierno estará condicionado a la renuncia de Mubarak.
 
Según la televisión estatal, "el ministro de Defensa está inspeccionando la situación en la plaza Tahrir". La televisión también exhortó a la muchedumbre a retirarse de la zona. Mientras tanto, el Ejército rodeó el lugar, complicando el ingreso de los manifestantes.  
 
Egipto podría vivir hoy su peor jornada de violencia. En el décimo día consecutivo de protestas, el movimiento de oposición convocó a la población a manifestarse en todas las ciudades del país y esperan que en El Cairo participen un millón de personas, como sucedió el 28 de enero.
 
La consigna parece inamovible: Mubarak debe dejar el poder en manos de un gobierno de transición para que éste convoque a elecciones democráticas.
 
Según el jefe del Ejército estadounidense, las Fuerzas Armadas egipcias aseguraron que no dispararían contra lo protestantes, una actitud que tomaron días atrás en lo que se interpretó un gesto de alejamiento del régimen de Mubarak.
 
Sin embargo, en los últimos días fueron los enfrentamientos entre quienes exigen la renuncia inmediata del Mubarak y los defensores del régimen lo que ha ocasionado la mayor violencia.
 
De acuerdo a cifras oficiales, 13 personas fallecieron en esas riñas, que contaron con disparos, bombas caseras, latigazos y hasta camellos utilizados para atropellar a los manifestantes.
 
Un balance, no confirmado por la ONU, indica que desde que comenzaron las protestas contra el régimen murieron 300 personas.
 
Intransigencia opositora
 
El heterogéneo arco opositor rechazó la convocatoria al diálogo que hizo el vicepresidente Omar Suleiman.
 
La polémica agrupación Hermanos Musulmanes indicó que los llamados a una negociación "no influirán en las manifestaciones de masas previsto para el viernes para derribar al régimen".
 
También la disidencia compuesta por partidos laicos y movimientos surgidos de la sociedad civil, como la Coalición Nacional para el Cambio, formada en torno al Nobel de la Paz, Mohamed ElBaradei, ha hecho de la salida inmediata de Mubarak una condición para negociar con el régimen.
 
Al respecto, Suleiman consideró que esa exigencia equivalía a un "llamado al caos" e instó a los manifestantes a abandonar la plaza Tahrir, epicentro de la protesta en El Cairo.
 
A pesar del toque de queda nocturno, miles de manifestantes volvieron a ese sitio por la noche tras una jornada de choques intermitentes. Algunos disparos irrumpieron la calma aparente que reina en el lugar a la espera de las columnas de protestantes.
 

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