Redacción
Para que la previa de un partido del Real Madrid pase a la página cuatro tiene que haber ocurrido algo tan sobresaliente como que el presidente de la FIFA imite a Chiquito de la Calzada. O que falte al respeto a Cristiano Ronaldo. O que haga todo eso al mismo tiempo. Analizado el esperpento en páginas precedentes, el siguiente problema será que el asunto distraiga al anfitrión de lo verdaderamente importante: ganar los tres puntos.
En el Madrid las dificultades también se relacionan con la cocción del juego. La entrada de Bale ha provocado una regresión estratégica. Hacerle sitio ha obligado a Ancelotti a trastocar el equilibrio del equipo; el once del Camp Nou es el ejemplo más claro y disparatado. Esta noche será el momento de observar si la corrección da resultado a pesar de tanta pierna cambiada: Bale jugará en la derecha, Cristiano en la izquierda y arriba, Benzema.El riesgo de traspié existe. De la resaca del Clásico hemos pasado a la resaca de Blatter sin tiempo para anunciar al Sevilla, siete partidos sin perder, ganador de once de los últimos quince puntos en juego. Décimo en la clasificación, pese a todo. Reponerse de las ausencias de Negredo y Navas (añadan 16 bajas más) debe ser tan difícil como coordinar una plantilla con catorce caras nuevas. Emery tiene excusa.
En teoría, el once será el más coherente de los políticamente correctos. Isco ayudará en la salida de la pelota a Illarramendi y Modric, Carvajal y Marcelo estirarán los laterales, mientras Varane y Pepe ocuparán el centro de la defensa. Di María y Sergio Ramos tendrán descanso.
El postre se servirá desde el banquillo: Xabi Alonso jugará en la segunda parte los que serán sus primeros minutos desde el pasado 17 de mayo, en la final de Copa. En total, 165 días en los que ha debido superar una lesión de pubis y una fractura en el quinto metatarsiano de su pie derecho, con el que agarra la batuta. Su regreso tiene aroma de buen fútbol y nombre de película: Llegaron a cordura.
El plan de supervivencia del Sevilla pasa por disimular las carencias defensivas (17 goles en contra) y entregarse al talento de Rakitic, cinco tantos en Liga. A partir de ahí, el equipo tendrá que exprimir la velocidad de Jairo y Alberto Moreno (nacido durante la Expo 92).
Por si lo anterior no fuera suficiente, el Sevilla se plantea vestir con su tercera equipación, amarilla y negra, con la que todavía no ha perdido: tres victorias, dos empates y un triunfo en Old Trafford en pretemporada. Todo cuenta para ganar, incluso el fútbol.