Armenia: crisis social por la llegada de más de 120 desplazados procedentes de Buenaventura

Foto Semana

El censo parcial desplazados de las autoridades habla de 25 familias afrodescendientes que han llegado a la capital del Quindío y se han asentado en barrios de invasión. Este fenómeno crece a diario, convirtiéndose en una bomba social a punto de estallar.

Desde el pasado 30 de diciembre de 2020, Buenaventura se convirtió en un campo de batalla, protagonizado por múltiples bandas delincuenciales que se disputan el territorio y el control de las rutas del narcotráfico.

En medio del enfrentamiento quedaron atrapadas cientos de familias bonaverenses, víctimas de asesinatos selectivos, limpieza social, tortura física, psicológica, y, por supuesto, el desplazamiento forzado de sus hogares y tierras.

“Salimos rasguñando, mirando cómo podíamos salir con lo que teníamos a la mano y buscando transporte. Nunca habíamos vivido una violencia tan dura”, contó a una emisora local don José Urquino, uno de los más de 120 desplazados que arribó a Armenia desde su puerto natal de Buenaventura.

El puerto se encuentra a cuatro horas y media del departamento del Quindío, y muchas personas han llegado huyendo hasta estas tierras cafeteras, pues sienten que quedándose en el Valle del Cauca seguirán corriendo peligro porque la zona se mantiene bajo influencia de estos actores armados. La mayoría recorre el primer trayecto en bus intermunicipal y luego caminan alrededor de 20 horas hasta entrar al casco urbano de Armenia.

La alcaldía de la capital quindiana activó un protocolo humanitario para poder brindarle atención integral a este nutrido grupo, compuesto en su mayoría por niños entre los 2 y los 7 años.

“Actualmente sabemos que han llegado 25 familias desde el Valle del Cauca, las cuales ya hemos censado e identificado como personas desplazadas por la violencia”, comentó Jonathan Duiza, enlace de comunidades negras de la Alcaldía de Armenia y quien más contacto ha tenido con las comunidades afro que vienen desde Buenaventura.

Este hombre, igualmente afrodescendiente, ha sido el testigo silencioso del miedo, las tragedias y humillaciones vividas por estas personas. “Cuando uno los aborda, lo primero que ellos hacen es desahogarse y contarnos cómo los desplazaron. Una familia me relataba cómo se escondían mientras escuchaban el momento en el que mataban a un vecino. Al día siguiente les dieron medio día para salir de Buenaventura”.

El Gobierno municipal, la Unidad Nacional de Víctimas y líderes locales, se articularon para poder entregar las ayudas desde el pasado 14 de febrero de 2021.

“La Secretaría de Gobierno les viene brindando un apoyo alimenticio, representado en un mercado por cada familia, donde encuentran los granos, aceite, atún pasta, etc. como para que les pueda durar unos 20 días”, explica Duiza.

También les han donado kits de aseo, ropa para los niños, entre otros enseres. El servicio médico al que pueden acceder es gratuito, brindado directamente por la Secretaría de Salud.

“Lo más importante ahora es que estamos adelantando un trabajo psicológico con estas comunidades, por las secuelas mentales que les deja el desplazamiento forzado de sus hogares. Ahora son tres psicólogos quienes los acompañan y escuchan”, reveló el funcionario.

El proceso de adaptación de estas personas al nuevo entorno quindiano es difícil, pues en su mayoría son pescadores y llegan de sectores de bajamar. Actualmente viven en asentamientos irregulares de la periferia de Armenia (mal llamados “barrios de invasión”) como altos de Monserrate, Belencito Bajo, Milagro de Dios, El Popular, entre otros.

“Tenemos muchas necesidades en este momento y donde estamos ubicados la situación también está dura, pero nos han brindado muchas ayudas, mientras tanto he buscado trabajo en varios lugares”, dijo don José.

Por su parte, los representantes de las comunidades afrocolombianas residentes en el Quindío protagonizaron un plantón en el parque Sucre del centro de Armenia, como un gesto de solidaridad con las familias afectadas por la violencia.

Zulema Valencia, oriunda del Puerto de Buenaventura y residente en Armenia, lideró la jornada pacífica y pidió a la ciudadanía ayuda humanitaria urgente para estos hombres, mujeres y niños, así como un refugio digno que los aleje del peligro.

Catorce obispos del suroccidente colombiano se reunieron en Buenaventura para respaldar a monseñor Rubén Darío Jaramillo, obispo de esa ciudad.
Las escalofriantes amenazas contra los obispos del país
De la misma forma le exigió al Gobierno del presidente Iván Duque apersonarse de la situación y enviar mayor pie de fuerza militar y de policía, para retomar el puerto y garantizar el retorno de los desplazados a sus hogares.

Quienes deseen ayudar a las personas desplazadas por la violencia que actualmente se encuentran en Armenia se pueden comunicar a la línea celular 321 717 56 67 o en el barrio Los Álamos en la carrera 21 A #11 A- 29 en la capital quindiana.

Revista Semana

 

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