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Así es como la ciencia te puede ayudar a tomar mejores decisiones

Así es como la ciencia te puede ayudar a tomar mejores decisiones

Este artículo fue traducido de nuestra edición en inglés.

Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales.


¿Café cargado o ligero? ¿Ventana o pasillo? ¿Pan blanco o integral? Cada día trae consigo un sinfín de nuevas decisiones, según algunos estudios, alrededor de 35,000 para un adulto promedio. Si quitamos siete horas que estamos dormidos, eso nos deja con un promedio de 2,000 decisiones por hora, una cada dos segundos.

La gran mayoría de nuestras decisiones diarias son inconsecuentes, desde darle like a una foto en Instagram hasta cerrar una oferta que te aparece en Internet. Sin embargo, las decisiones complicadas pueden ser abrumadoras, y tener un gran dilema suele indicar que hay algo importante en juego. Cuando sufrimos para elegir pareciera que todo está en riesgo, nuestro estilo de vida, nuestras relaciones, hasta nuestro bienestar. Afortunadamente, la ciencia está aquí para ayudarnos.

El autor Steven Johnson escribe: “En las últimas décadas, un creciente campo de investigación multidisciplinario, con áreas tan diversas como la ciencia cognitiva, las teorías administrativas o estudios literarios, nos ha dado una serie de herramientas que podemos utilizar para tomar mejores decisiones”.

Ahora, es importante señalar que la palabra clave aquí es “mejores”. Ninguna de estas herramientas puede elegir por ti. “Son trucos, guías y atajos” explica Johnson. Sin embargo, las técnicas para tomar decisiones pueden ayudarte a tener una perspectiva diferente de las cosas y a imaginar posibilidades totalmente nuevas. Y lo que es mejor, las investigaciones muestran que te puedes hacer cada vez mejor tomando decisiones. Esto es una gran noticia para los emprendedores, porque yo diría que el hecho de arrancar y hacer crecer un negocio implica aún más decisiones diarias, muchas de las cuales sí tienen consecuencias reales.

Como CEO suelo decirle a mis equipos que tomen decisiones rápidas, que avancen y hagan los ajustes necesarios sobre la marcha. Sin embargo, a pesar de llevar 13 años dirigiendo mi empresa, JotForm, sigo batallando para tomar decisiones difíciles. He intentado muchas técnicas diferentes a lo largo de los años, algunas me han funcionado y otras han sido una gran pérdida de tiempo. Aquí te dejo seis métodos a los que suelo regresar cuando tengo que tomar decisiones complejas, tanto en mi vida personal como en los negocios.

1. Pon tus valores sobre la mesa

Imagina que estás considerando crear una nueva línea de productos. Parece que es una gran oportunidad, pero también implica más gastos, tiempo e incluso personal. Toma una hoja de papel y escribe la clásica lista de pros y contras. Ahora, a cada punto asígnale una calificación del 0 al 1, basándote en tus valores personales y como empresario. Por ejemplo, si llegar a nuevos mercados es un objetivo fundamental para tu negocio, ponle a eso un 0.9 o 0.95.

Si en la lista de pros pusiste “tener un nuevo desafío”, pero estás intentando trabajar menos horas para darle prioridad a tu descanso, entonces eso llevará una calificación de 0.2 o 0.3. Y haz lo mismo con el lado de contras. Por ejemplo, contratar gente nueva podría tener un 0.8 de calificación, sobre todo si ya no te cabe más gente en la oficina y a ti te gusta trabajar en silencio o en un ambiente tranquilo. Tener un número alto de cosas en el lado de contras significa que sería un retroceso. Una vez que tengas calificado cada punto, súmalos, multiplícalo por 100 y ve qué opción gana.

También puedes hacer otra lista de pros y contras de no lanzar una nueva línea de producción. Habrá ocasiones en las que ese simple cambio te ayude a ver las cosas desde otro ángulo para darle claridad a tus valores. Y toma nota de esto: ¿Cómo te sientes sobre el resultado del ejercicio? Si el número final te emociona o te decepciona, vale la pena analizar las razones detrás de ese sentimiento.

2. Evita las decisiones en blanco o negro

La lista de pros y contras proyecta un mundo muy simple de cosas buenas o malas, y por lo general eso clarifica muchas cosas, pero también deja fuera la cantidad de grises que hay en medio. Hay situaciones en las que nuestras opciones no se limitan a lanzar la nueva linea u olvidarnos del proyecto por completo.

Por ejemplo, podrías lanzar un sólo producto nuevo, en lugar de una línea entera de producción. Podrías meterte más a profundidad en la investigación y encuestar a tus clientes para evaluar las ganas que tienen de que te expandas. O puedes dejar el proyecto de lado durante un par de meses y regresar a él con ojos frescos. Por lo general, la mejor decisión no es una de dos opuestos, sino una solución creativa que está en un punto medio entre ambos, proyectando lo mejor de cada lado.

3. Adelántate al futuro

Cuando tenemos una decisión súper compleja frente a nosotros, es normal imaginar escenarios en los que todo puede salir bien o todo puede salir mal. Por ejemplo, ¿qué pasaría si la nueva línea de producción es un rotundo éxito financiero? ¿O qué pasaría si no despega, drenando a tu compañía de sus recursos y llevándolos a la quiebra? Piensa en ambas posibilidades y analiza cómo te sientes.

Después, ve un poco más allá. El psicólogo Gary Klein recomienda una técnica que él llama “premortem”, que es el opuesto hipotético del informe de término de un proyecto. “En un entorno médico, el informe postmortem es lo que le permite a los médicos y familiares conocer la causa de muerte de un paciente. Esto beneficia a todos, excepto al paciente, claro. En los negocios, un premortem entraría al inicio de un proyecto, no al final, para que éste pueda ser mejorado en lugar de tener que sufrir una autopsia”, escribió Klein en 2007.

Visualiza ese escenario en el que todo salió mal. Luego rétate a explorar todas las razones posibles del fracaso. Haz una lista de lo que salió mal, y luego trabaja hacia atrás para crear los pasos y tácticas que eviten este resultado. Las investigaciones muestran que este proceso hace mucho más por tu cerebro que sólo tranquilizarlo, y al final, te hace sentir mejor sobre la decisión tomada. Los premortems, que también suelen ser llamados “retrospectiva prospectiva”, pueden mejorar nuestra capacidad para identificar resultados a futuro en un 30 por ciento.

El método premortem también funciona para decidirte por resultados menos desastrosos. Visualiza el mejor escenario posible y analiza cómo te sientes. Si no te emociona esta perspectiva, analiza la razón. Puede que termines reconsiderando la decisión, pero no sólo porque pueda salir mal, sino porque no te llevará a un destino al que realmente quieras ir.

Como nota aparte, Amazon usa una variante del método premortem. Antes de empezar a programar, los desarrolladores tienen que escribir un comunicado de prensa hipotético del lanzamiento en el que van a trabajar. Este proceso hace que los equipos identifiquen los obstáculos, enfrentándolos a decisiones complicadas desde antes de haber empezado el proyecto. Además pone nuevamente sobre la mesa la propuesta de valor. “Si el equipo no puede crear un comunicado de prensa atractivo e interesante, lo más probable es que el producto no vaya a funcionar y no valga la pena trabajarlo” escribió Jillian D’Onfro.

4. Busca consejos de un experto

Cuando estamos batallando para tomar una decisión, lo más común es buscar consejo con nuestros amigos y familiares. No hay nada malo en esto, pero vale la pena recordar que tu círculo íntimo no es imparcial, y que incluso pueden tener cosas en juego dentro de tu decisión, por lo que podrían inclinarse más hacia un lado o hacia el otro.

En lugar de dejarlo todo en manos de tu gente cercana, busca el consejo de una persona que haya tenido que tomar una decisión similar. Pregúntales la razón por la que decidieron lo que decidieron, el resultado obtenido y cómo se sienten al respecto. Si pudieran, ¿volverían a elegir lo mismo? También hay consultores que pueden ser sumamente útiles en esto, busca gente que tenga mucha experiencia en el área que necesitas y aprende todo lo que puedas de ellos.

5. No te precipites

Probablemente hayas visto frases motivacionales para emprendedores que dicen algo como “brinca y la red de seguridad aparecerá” o “déjate caer en tu pasión”. Todos necesitamos un empujón de vez en cuando, pero dar un salto al vacío rara vez funciona a la hora de tomar una decisión difícil.

Antes de iniciar JotForm, trabajé como desarrollador para una empresa de medios en Nueva York, y tenía varios proyectos a los que les dedicaba mi tiempo más allá de las horas de oficina. Eventualmente, esos proyectos estaban pagando las cuentas de manera regular y el dinero que gané con esos productos digitales excedió a lo que ganaba con mi sueldo. Sin embargo, todavía me tardé otros dos años antes de decidirme a dejar mi trabajo para dedicarme a mis proyectos de tiempo completo. No brinqué al vacío, sino que ya había construido una red que me iba a sostener.

Todos somos diferentes. Para algunas personas, esos dos años pueden parecer una eternidad, o representar meses perdidos que pude haber invertido en hacer crecer mi empresa. Pero para mi, el hecho de tomarme mi tiempo me hizo sentir poderoso. Habrá momentos en los que tengas un tiempo límite para tomar una decisión, o que sea algo que tengas que decidir en ese momento. Pero también hay ocasiones en las que el sentido de urgencia nos los imponemos nosotros mismos. Cada vez que sea posible, date tiempo y espacio para tomar la decisión más inteligente.

6. Sé consciente de las decisiones ocultas

Darte el suficiente tiempo para decidir tiene un valor, pero procastinar y evitar tomar una decisión también es una elección, y una que rara vez resulta bien, incluso si te estás intentando convencer de que estás dejando abiertas tus opciones. “Es difícil verlo en el momento, pero la variedad de opciones tiene un precio” dice Brian Halligan, co-fundador y CEO de HubSpot.

“Conforme la empresa ha ido creciendo, he aprendido a escuchar con atención cada opinión, a involucrarme en debates sanos con mi equipo, a darme mi tiempo, a tomar una decisión y luego, a ‘dejar ir el barco’. Dejar que el barco se vaya significa que las decisiones no tienen vuelta atrás.”

El hecho de no tomar una decisión tiene las mismas consecuencias potenciales que una decisión. No dejes las grandes decisiones en manos de la suerte. Y si eres un emprendedor ahogándote en las decisiones de las primeras etapas de tu negocio, déjame decirte que cada vez se hace más fácil. Una vez que tengas puestos todos los ladrillos, llega un equilibrio y podrás volver a respirar. Además, cada vez se vuelve más fácil tomar la decisión correcta, así que sigue construyendo y trabajando tus músculos de toma de decisiones.

Fuente de la Noticia

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